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65% de envíos de cobre va a los tres países más contaminantes: China, India y EE.UU.

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Bastante ruido generó una de las propuestas abordadas por el Presidente Gabriel Boric, en entrevista con la revista estadounidense Time, sobre las medidas que su administración podría adoptar para enfrentar el cambio climático.

Además de asegurar que Chile es uno de los países de la región que se comprometió a alcanzar la carbono neutralidad para el 2050, el Mandatario manifestó su anhelo de aunar las posturas de los líderes latinoamericanos para impulsar iniciativas en conjunto y, así, influir en las decisiones de países más desarrollados.

En ese sentido, dijo estar de acuerdo con el recientemente electo Presidente de Colombia, Gustavo Petro, respecto a la responsabilidad de las distintas naciones para enfrentar la crisis. Sobre ello, señaló que un objetivo clave es unir a América Latina «bajo una sola voz» para presionar a las naciones más ricas para reduzcan sus emisiones más rápido, lo que incluso podría incluir «condicionar las exportaciones de materias primas o energía limpia a cambios en el comportamiento de consumo en los países más desarrollados».

Dentro de ese grupo, Boric abarcó elementos como el cobre, el litio o el hidrógeno, productos esenciales para la transición energética.

Sin embargo, la idea ha generado una ola de reparos de partes de expertos, ex autoridades y parlamentarios, quienes han apuntado el daño que una política como esa podría generar a la economía chilena y planteado dudas respecto al peso que tendría Chile -junto algunos de la región- para moldear la conducta medioambiental de países desarrollados. «Todo el mundo tiene una responsabilidad, pero algunos son más responsables que otros. Y tenemos que exigirles que cumplan«, dijo Boric.

Bajo esa lógica, este posible condicionamiento de exportaciones debiese apuntar, sobre todo, a los tres países más contaminantes del mundo: China, Estados Unidos e India, quienes emiten la mitad del CO2 mundial, según la Comisión Europea y, al mismo tiempo, los dos primeros son los principales socios comerciales de Chile.

Según datos del Servicio Nacional de Aduanas, Chile exportó más de US$50 mil millones en cobre en 2021, más de la mitad, solo a China. Estados Unidos, en tanto, acaparó US$6 mil millones e India algo más de US$3,1 mil millones. Es decir, el 65% de la exportaciones de cobre fueron a parar a las tres economías más contaminantes del mundo el año pasado. ¿Y en 2022?

La tónica es la misma. A julio, el país ha enviado al exterior cobre por US$28 mil millones, más de la mitad, solo a China, casi US$3 mil millones a Estados Unidos y US$1,6 mil millones a India. Lo anterior, entre los tres, también equivale al 65% de los envíos del metal rojo nacional.

En cuanto al litio, según Aduanas, Chile exportó casi US$981 millones el año pasado. El 41% fue a parar a China y el 5% a Estados Unidos. Es decir, el 45% de los envíos de litio en 2021 fueron a dos de los países más contaminantes del globo. A India, en tanto, no se exporta litio.

A su vez, en 2022 las exportaciones del «oro blanco» se han disparado a más de US$4,5 mil millones solo hasta julio, con un papel aún más preponderante de China como receptor de litio, recibiendo el 78% de este, mientras que Estados Unidos representó el 2%. Juntos, suman el 80%.

VISIÓN DE EXPERTOS

Por lo mismo, expertos y conocedores del tema dudan de la implementación de medidas como la planteada por Boric, considerando el peso relativo que tiene nuestro país en estos mercados.

Uno de ellos fue el ex biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, quien sostuvo que el anuncio de Boric «no ayuda a atraer inversión y darle confianza a los socios comerciales, dar este tipo de señales es un error. No me parece bueno dejar caer una idea así de forma tan liviana sin haberla evaluado previamente».

«Si esto lo hubiera conversado con sus asesores o con el ministro de Hacienda, se hubieran dado cuenta de que no tenía ningún sentido hacerlo público. La señal de improvisación no es buena. La verdad es que esta es una idea sin fundamento, tiene en su raíz un desconocimiento muy profundo», indicó, en entrevista con Radio Pauta.

En la misma línea, el ex subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez, manifestó, en conversación con El Mercurio, que «es importante que Chile no pierda competitividad ni se exponga a represalias de nuestros socios comerciales, lo que implica cuidar el cumplimiento de de las reglas de nuestros TLC, pero también del sistema multilateral de comercio basado en la OMC», agregando que «países pequeños como el nuestro dependemos de ello».

Por su parte, el académico de la Universidad Católica, Gustavo Lagos, interpretó que lo planteado por el Presidente es poner restricciones a las exportaciones que tienen alto contenido de carbono, o más bien, eso es lo que le estaría solicitando a países desarrollados.

«Si lo hace Chile, obvio que debe poner impuestos a las exportaciones más sucias, lo que indudablemente forzará a todos a hacer más limpias las exportaciones», dijo.

«Si lo exigen los países desarrollados, igual las empresas chilenas tendrán que ajustarse y solo sobrevivirán las que puedan hacer las inversiones para minimizar las emisiones de carbono. Esta es una posición similar a la que tiene el BID en un documento reciente, el problema es que no está claro quién paga, por ahora parecen ser los chilenos. Y ahí está el problema», añadió.

A su vez, Alejandro Micco, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile y ex subsecretario de Hacienda, comentó a EmolTV que «la medida que propone el Presidente no es para nada la adecuada, tiendo a pensar que fue algo que el Presidente dijo sin tener muy claras las consecuencias que tenía, sin quizás haber tenido el asesoramiento de algunos técnicos más económicos. ¿Por qué digo esto?

«Primero hay que tener claro que los acuerdos de libre comercio que ha firmado Chile no permite hacer eso».

«Segunda cosa, es muy difícil que un país tan pequeño como Chile, que tiene un impacto del PIB del 0,5% mundial pueda lograr cambiar el actuar de las grandes economías.

«Tercer punto, yo creo que hemos hecho en el último tiempo un esfuerzo muy grande por tener una producción del cobre mucho más limpia, nuestra matriz energética así lo demuestra, los planes de electromovilidad en la minería, se están empezando a notar, por lo tanto, podemos tener una producción más limpia. ¿Qué sentido tiene que no exportemos esa producción más limpia?», reparó. (Emol)