Punto de inflexión-Ernesto Silva

Punto de inflexión-Ernesto Silva

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Chile Vamos y Sebastián Piñera prometieron tiempos mejores. Han pasado algo menos de cinco meses de gestión, y -la verdad sea dicha- han cumplido su promesa. El problema de los menores vulnerados se ha enfrentado con decisión y seriedad, la economía ha mostrado recuperación basada en la confianza en el gobierno y en su compromiso de retomar la disciplina fiscal, en la Araucanía se aprecian incipientes señales de un diálogo más profundo, el combate a la delincuencia cuenta con una nueva estrategia. Todo esto es positivo.

Además, en la gestión política del gobierno se ha apreciado mayor madurez y capacidad de reacción, especialmente para un Poder Ejecutivo que tiene minoría en el Congreso. Un presidente con experiencia y solidez, un gabinete con más habilidades políticas aunque no exento de errores, y una mayor capacidad para entender los movimientos y cambios en la opinión pública. Esto se ha reflejado en dos elementos centrales: el primero, reconocer cuando se han cometido errores, y actuar rápido para enmendarlos, y el segundo, identificar cuando un tema no planificado entra en la agenda para quedarse, como fue la causa de las mujeres. En ambos tipos de situaciones el gobierno ha actuado de manera correcta, demostrando mayores capacidades para sintonizar con la opinión pública y mantener el control de la agenda. En síntesis, el gobierno logró instalarse con éxito.

Sin embargo, esta semana, la encuesta CADEM mostró un deterioro en la evaluación presidencial y del gobierno, alcanzando en el caso del Presidente Piñera una aprobación de 49%. ¿Es eso preocupante? No necesariamente. ¿Es sólo responsabilidad de las declaraciones de los ministros durante la semana pasada? Tampoco. Se trata, más bien, del término de la primera etapa del gobierno, aquella de la instalación, de la bienvenida, para dar paso a una nueva etapa, la de avanzar de forma más concreta y directa en la solución de los problemas de los chilenos. Se trata de la etapa en que los chilenos dejan de mirar los positivos resultados macroeconómicos para empezar a exigir mejoras concretas en su realidad personal, en su vida real. Pasar de los buenos resultados agregados al impacto directo en la vida de las personas.

Si Chile Vamos quiere que los tiempos mejores no sólo lleguen sino que se queden, entonces en esta nueva etapa requiere mucho más que lo positivo que se ha hecho hasta ahora. Lograr que los tiempos mejores se queden y por largo tiempo implica lograr una mejora significativa en la calidad de vida de todos los chilenos, aumentando sus niveles de libertad de elección y bienestar, sus ingresos, su acceso a servicios como educación y salud, y su sensación de seguridad. Para ello, el gobierno debe abordar temas complejos, que están en las bases para lograr que Chile pueda alcanzar esos fines.

Chile no logrará que los tiempos mejores se queden si no avanza de forma decidida en tres ámbitos fundamentales: una reforma profunda para estimular la inversión, la productividad y el crecimiento; una reforma decidida para adecuar nuestro mercado laboral a los desafíos del futuro; una transformación radical del Estado, sus estructuras, sus servicios, y su forma de vinculación con la ciudadanía.

Avanzar en estos cambios para un gobierno que tiene minoría en el Congreso implica palabras mayores. Sin duda la pista es más pesada. Pero si el gobierno tiene la convicción que éstos son los cambios necesarios para lograr que los tiempos mejores se queden en Chile, entonces debe promover y difundir esta agenda hasta lograr una mayoría en la opinión pública que le permita avanzar en los cambios. El no tener mayoría en el parlamento es una dificultad adicional, pero no debe ser una barrera infranqueable para que el gobierno difunda y promueva lo que cree que es mejor para Chile.

Terminó con éxito la instalación del gobierno. Se inicia ahora una nueva etapa, mucho más desafiante y compleja, y que consiste en impulsar los cambios que permitan que los “tiempos mejores” se instalen por largo rato y en beneficio de todos los chilenos.

Ernesto Silva, abogado, ex diputado 

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