El Presidente Piñera comprometió, durante su campaña y al asumir su mandato, revertir el importante deteriorio económico en el que cayó nuestro país en los últimos cuatro años. Lo anterior, generó altas expectativas en la ciudadanía y en los empresarios. A fin de ir concretando esas expectativas, el gobierno ha ido adoptando una serie de medidas en distintos ámbitos. Así por ejemplo, para intentar ordenar nuestras cuentas fiscales, se han diseñado planes de austeridad y se está avanzando hacia una institucionalidad fiscal responsable. No podemos olvidar que la administración anterior prometió alcanzar un 0% de déficit estructural, cerrando con uno del 2% del PIB y con un déficit efectivo del 2,8%, en circunstancias que el gobierno anterior del Presidente Piñera lo dejó en 0,6%. Al mismo tiempo, el gobierno ha presentado y promovido una serie de iniciativas tendientes a fomentar el empleo y la inversión pública y privada, y a modernizar el Estado. Destacan los planes de inversión del MOP para mejorar la infraestructura, el proyecto de ley pro inversión, la oficina de gestión de proyectos sustentables, el proyecto de ley sobre estatuto laboral para jóvenes estudiantes y el proyecto de ley firmado la semana pasada sobre teletrabajo, al tiempo que se afina la reforma sobre modernización tributaria, tan necesaria para dar un impulso a la inversión y certeza a los contribuyentes.
Las proyecciones de crecimiento de nuestro país han mejorado. El Fondo Monetario Internacional corrigió al alza el crecimiento esperado para Chile y la OCDE también subió sus proyecciones. El Banco Central, a través de la Encuesta Mensual de Expectativas Economicas, estimó en agosto que el crecimiento sería de 4% en 2018, siendo que hace un año atrás la estimación era de un 2,5%. En cuanto al empleo, prioridad del actual gobierno, las cifras muestran una reactivación de la tasa de crecimiento del número de ocupados. Es cierto que ello aún no se traduce en menores tasas de desempleo (posiblemente porque ha aumentado el número de personas buscando trabajo y que en este tema aún hay importantes reformas por hacer), pero constituye una buena noticia luego de venir de una racha de destrucción del empleo asalariado privado.
No cabe duda que el gobierno tiene aún muchos desafíos por delante, debiendo dar señales concretas para lograr sentar las bases de un desarrollo sostenible. Deberá promover, con fuerza, y aun cuando el debate en el Congreso sea complejo -habida cuenta de las mayorías necesarias-, reformas para el logro de este fin. Será la ciudadanía la que ha de juzgar cómo actúa la clase política en torno a ellas. Pero de ahí a sostener que la economía está debilucha hay mucho trecho. La cuña fácil y golpeadora, me imagino, siempre es tentadora, pero a la luz de las cifras de los últimos meses y de lo que fueron bajo el gobierno anterior, se habría esperado de una exjefa de Estado mayor prudencia en estas declaraciones. (La Tercera)
Natalia González, Libertad& Desarrollo