¿Cuál fue el hecho político más trascendente para el futuro del país en 2018? La fructífera labor de las comisiones pluralistas convocadas por el Presidente Piñera sobre Infancia, Seguridad Ciudadana, Salud, Desarrollo Integral y Paz en La Araucanía, a las que se agregó la comisión Todos al Aula, que presidió Mariana Aylwin. Participaron académicos, parlamentarios, exministros, empresarios, expresidentes del Banco Central, dirigentes gremiales y otras personas calificadas, que estudiaron propuestas dirigidas a iluminar la definición de políticas públicas y, por lo tanto, el proceso legislativo.
Particular relieve tuvo el trabajo de la comisión de Desarrollo Integral, la que luego de constatar los avances de los últimos 30 años, procuró definir una hoja de ruta para los próximos 30. Esto implica, dice el documento final, “discutir con mirada de largo plazo sobre las oportunidades y desafíos que el acelerado cambio tecnológico impone sobre nuestra matriz productora, el emprendimiento, nuestros mercados laborales y la formación de competencias”. Todo ello, señaló el documento, se relaciona con la calidad de vida de los chilenos y la asimilación de las demandas sociales. La comisión formuló propuestas para crear empleos de calidad; reducir la pobreza y proteger a la clase media; modernizar el Estado; elevar la inversión y la productividad; mejorar el mercado de capitales, para ampliar el acceso al crédito; incrementar la competencia, mejorar las regulaciones y proteger a los consumidores; apoyar a las Pymes; y profundizar la inserción internacional de Chile.
La labor de esa y las demás comisiones mostró la cara más respetable de la política, aquella que trasciende los partidismos y piensa en el país. Es la conciencia de que solo podemos progresar si tenemos un horizonte compartido y alentamos la cultura de la cooperación. Ahí está la evidencia de la alianza público-privada en múltiples ámbitos. Chile enfrenta nuevos retos, entre ellos, la integración de los miles de inmigrantes llegados en estos años y el mejoramiento de las bajas pensiones que recibe la mayoría de los jubilados. Ello exige aunar los esfuerzos a favor de la prosperidad y la solidaridad.
La condición para seguir avanzando es fortalecer las instituciones y procedimientos de la democracia representativa. Para ello, tenemos que reforzar el civismo y la capacidad de diálogo, rechazar la violencia y la intolerancia, y enfrentar sin vacilaciones las diversas variantes del populismo, que el historiador Enrique Krauze define como “el uso demagógico de la democracia para acabar con ella”.
Nuestro país tiene una oportunidad de progresar de manera duradera, pero será determinante la calidad de la política. Nadie imagina que desaparezcan los desacuerdos y conflictos, tampoco la competencia por el poder. El reto es favorecer los acuerdos que favorezcan el interés colectivo.
Sergio Muñoz/La Tercera