Desafío Mundial- Pauline Kantor

Desafío Mundial- Pauline Kantor

Compartir

Desde que el Presidente de la República, Sebastián Piñera, anunció que Chile se incorporaba al grupo que postulará a la organización del Mundial de Fútbol del año 2030, en nuestro país ningún chileno se quedó indiferente. Por el contrario, no hay compatriota que no sueñe con ser parte del evento deportivo más grande del mundo.

El fútbol tiene ese ingrediente que, por alguna razón, lo hace especial. El fútbol es capaz de paralizar un país, es el único deporte que concita la atención desde la clasificación de la selección hasta la entrega de la nómina de los 23 guerreros que nos representarán.

Para Chile, ser parte de los cuatro países que postularán dentro de dos años, implica un desafío y esfuerzo mayor. La determinación de albergar el Mundial 2030 no es un acto de populismo, sino la comprobación de una política maciza, donde las decisiones se toman de manera responsable y sin poner en riesgo, y mucho menos hipotecar, la estabilidad que con tanto orgullo mostramos al mundo.

El fuerte impulso económico que ha mostrado nuestro país en el último año, donde hubo un crecimiento del 4%, tuvo efectos inmediatos en la recuperación de confianza para la inversión extranjera, la que creció 28% durante 2018. Además, el Ministerio de Economía, a través de la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS), monitorea una cartera de proyectos para los próximos cinco años por más de 70.000 millones de dólares, lo que muestra que el país está en los ojos del mundo. Datos indiscutibles, que le otorgan a Chile tranquilidad a la hora de iniciar el trabajo mundialista, ya que es un país que genera confianza.

Organizar un Mundial es asumir un desafío que no está permitido para todos. Llevar adelante este megaproyecto requiere mucho más que las ganas o buenos deseos. Ser país organizador nos compromete a todos. Esta invitación hecha por Argentina, Uruguay y Paraguay, no hace más que reconocer y poner en valor las políticas públicas y la seriedad con que se trabaja por hacer de Chile el país más confiable de Sudamérica. No por nada, en la región nadie duda en entregarnos ese reconocimiento.

Organizar el Mundial del 2030 implicará para Chile un desarrollo importante en infraestructura, no solo deportiva, también en los sistemas de transporte, modernización de aeropuertos, carreteras, creación de empleos y, por cierto, un aumento del turismo.

En Alemania, por ejemplo, los negocios asociados a la alimentación, bebidas y productos relacionados con el mismo certamen de 2006 generaron ganancias por más de US$ 2.650 millones. Todo un éxito, considerando que, además, el sector privado invirtió más de US$ 800 millones en infraestructura deportiva, mostrando el camino de la virtuosa relación que se da entre el Estado y el mundo empresarial.

En Sudáfrica, el legado vino por cuenta del mejoramiento de aeropuertos y carreteras, además de la implementación de un sistema público de transporte que incluyó el primer tren rápido del continente africano, el que trasladó a los más de 300 mil visitantes.

A casi nueve años del Mundial al que Chile asistió con Marcelo Bielsa a la cabeza, Sudáfrica pasó a ser uno de los destinos turísticos predilectos. Sin ir más lejos, la Oficina de Turismo señala que desde 2010 a la fecha, la cantidad de visitantes aumentó en un 35%.

Claramente, así como a Sudáfrica, un Mundial pondrá a nuestro país en el radar de naciones lejanas que a través del fútbol conocerán nuestra tierra.

No tengo dudas de que ser parte de los cuatro países organizadores será una demostración de que Chile está en condiciones de competir en lo más alto, con una labor eficiente y exitosa que, más allá del evento mismo, traerá la unión que nos falta para avanzar.

 

El Mercurio

Dejar una respuesta