Más allá del octavo planeta del Sistema Solar, Neptuno, se encuentra el Cinturón de Kuiper, una zona del cosmos donde habitan una gran cantidad de rocas heladas. Además, es fuente importante de cometas de nuestra cercanía planetaria. Es ahí donde la sonda New Horizon logró tomas inigualables del asteroide Arrokoth, cuya superficie resultó ser muy distinta a cómo se pensaba.
“Para mí, lo más sorprendente que Arrokoth nos enseña es lo simple del proceso de formación planetaria, producto de choques a muy baja velocidad luego del colapso de la nube local. Esperaba algo más ambiguo: estoy feliz de haberme equivocado”, explicó John Spencer, primer autor de la investigación y astrónomo del Southwest Research Institute, Boulder Office, de Colorado, EEUU.
El estudio de Arrokoth, que significa “cielo” en el idioma Powhatan/Algonquino (pueblo nativo norteamericano), muestra que “no tiene anillos detectables ni satélites más grandes que 180 metros, además la densidad de sus cráteres indican que su superficie es tal como era luego de la formación del Sistema Solar. Además, podemos apreciar que su proceso de formación fue por acreción y no como producto de un choque”, indicó el doctor César Fuentes, astrónomo de la Universidad de Chile y que se desempeña como investigador del Centro de Excelencia en Astrofísica CATA.
Antes que New Horizon llegará al asteroide, los astrónomos pensaban que los trans-neptunianos más pequeños -es decir aquellos objetos ubicados más allá del octavo planeta del Sistema Solar- estaban totalmente erosionados por choques. Este descubrimiento permite postular que estos asteroides no han cambiado significativamente desde la formación del Sistema Solar y que la mayoría de las características en su superficie se deben a procesos de formación y a choques de baja velocidad.
LO MÁS LEJOS QUE HEMOS LLEGADO
La sonda New Horizons fue lanzada el 2006 con el objetivo de estudiar Plutón, luego de ello “para analizar el asteroide Arrokoth, que hoy ostenta el título de ser el cuerpo cósmico más lejano visitado por una sonda terrestre, tuvo que cambiar su curso para tener un encuentro cercano con este segundo destino en diciembre de 2019, llegando a estar a menos de 4.000 kilómetros de distancia, es decir casi lo mismo que hay entre Arica y Punta Arenas en línea recta”, agregó Fuentes.
Para lograr la hazaña, New Horizon utilizó dos cámaras: la LORRI, usada para encontrar a su destino y corregir su trayectoria, y MVIC, una cámara de muchos colores para tomar imágenes detalladas de su superficie.
El papel de Fuentes en esta investigación fue la búsqueda de Arrokoth desde observatorios del norte de Chile, para luego determinar los problemas del cambio de destino y órbita de la sonda para llegar a su nuevo destino.
“Este descubrimiento nos hace replantear la historia del disco protoplanetario y la forma en la cual el agua llegó a la Tierra posterior a su formación”, señaló Fuentes, agregando que para lograr lo anterior serán claves los telescopios de nueva generación que se instalarán en el norte de Chile.
El equipo científico que impulsó la investigación fue liderado por el astrónomo estadounidense John Spencer, que fue el encargado de buscar un segundo destino para la sonda tras pasar por Plutón. (La Nación CATA)