Hoy se cumplen tres semanas de interinato de Burrows, lo que lo hace -con ventaja- el más extenso en un ministerio desde el retorno a la democracia. Pero más allá de la anécdota, la situación da cuenta de que el nivel central de la repartición está en una situación que «genera una inmovilidad no tanto por las atribuciones que se le otorgan, sino que más por cuestiones políticas, donde los subrogantes se cuidan de que no se les acuse de aprovecharse del cargo», explica Manuel Inostroza, académico de la U. Andrés Bello y consejero de Alta Dirección Pública.
En orden jerárquico, las autoridades de Salud son el ministro (hoy subrogante), el subsecretario de Salud Pública (Pedro Crocco, subrogante) y la de Redes Asistenciales, Angélica Verdugo, única titular en su cargo.
Luego vienen los servicios autónomos de Salud: Fonasa, Superintendencia de Salud, Instituto de Salud Pública y Cenabast. De ellos, la única que ejerce como titular es Jeanette Vega, en Fonasa, cuyo cargo es de exclusiva confianza de la Presidenta de la República. Las otras tres reparticiones, que se eligen a través del Sistema de Alta Dirección Pública (ADP), tienen la titularidad de sus cargos vacantes.
En la superintendencia está a cargo Sebastián Pavlovic (en condición de Temporal y Provisorio, TyP); en el Instituto de Salud Pública, el subrogante es Ricardo Bravo; y en Cenabast, Edgardo Díaz (TyP). Aunque los concursos para los tres cargos están en proceso, desde el Servicio Civil estiman que no habrá definiciones, al menos hasta marzo.
A través del sistema ADP, los puestos directivos concursables que tienen que ver con el Ministerio de Salud son alrededor de un tercio (332) del total. Y, de ellos, menos de la mitad ejercen como titulares actualmente.
La situación es peor aún si se acota el grupo solo a los directivos de nivel uno (jefes de servicio), donde Salud tiene 32 cargos que deben ser nombrados por esta vía. De ellos, apenas once tienen sus concursos finalizados. Allí se incluyen los directores de los servicios de salud, que totalizan 29 en el país. Entre ellos hay 13 nombrados durante los diez primeros meses de gobierno, y la mayoría de ellos no cuenta con un decreto de nombramiento de Contraloría. Todo el resto está en distintas etapas de los concursos: hay 13 en evaluación, cinco a la espera de la definición de la Presidenta Bachelet y uno fue declarado desierto.
Que quienes estén en puestos directivos no sean los titulares es relevante, pues si bien asumen con todas las facultades del cargo, tienen ciertas restricciones. Un conocedor del tema, que trabajó en el gobierno de Sebastián Piñera, explica que «por ejemplo, un jefe de servicio de salud subrogante no puede definir la salida del director de un hospital que tenga a cargo si este último es nombrado por Alta Dirección Pública».
TIEMPO MUY JUSTO
Sobre este punto, el consejero de Alta Dirección Pública Manuel Inostroza dice que «al asumir el Gobierno, en Salud no se les dio la relevancia requerida a los nombramientos, por lo que en mi opinión es un temor a la pérdida de la preponderancia política en los cargos». Y agrega que «luego, cuando se quiso apurar, el sistema ya estaba realizando otros concursos, por lo que es posible que lleguemos a tener que definir los cargos con el tiempo muy justo», debido a que en marzo habrá autoridades que cumplan los períodos máximos legales para ejercer como interinos (ver recuadro).
La también consejera de ADP Loreto Lira explica que el desfase en el nombramiento de las autoridades de Salud se debe a que «hay un efecto porque el ADP no está diseñado para proveer tantos cargos al mismo tiempo».
Consultado al respecto, el Ministerio de Salud no respondió el requerimiento hasta el cierre de esta edición. (El Mercurio)
