El mundo está hoy más inundado de deuda que antes del estallido de la crisis financiera en agosto de 2007 y el peligro latente de la inestabilidad perdurará por mucho tiempo. De acuerdo al último informe de la consultora Global McKinsey, la deuda global en relación al producto interno bruto es hoy mucho más abultada de lo que era hace siete años: casi 200 millones de millones de dólares.
En los 22 países industrializados y las 25 principales economías emergentes que investiga el informe, la deuda ha aumentado en 57 millones de millones (billones) de dólares, pasando de los 142 billones de dólares de fines del 2007, a los 199 billones de dólares a mediados de 2014.
El endeudamiento en manos de los ciudadanos, empresas y gobiernos se elevó al 286% del PIB mundial, frente al 269% de 2007. Es decir que la deuda, lejos de reducirse como se esperaba tras las políticas de austeridad y recortes presupuestarios. Más que reducir su deuda, las principales economías están hoy mucho más endeudadas que antes de la crisis y esto genera nuevas amenazas para la estabilidad financiera dado que podría socavar el crecimiento mundial y llevar al mundo a la quiebra.
La deuda desempeña un rol crucial en los ciclos de auge y caída y una deuda muy elevada en condiciones de estancamiento económico aumenta las fluctuaciones y las vulnerabilidades de la economía.
Los países donde más se ha disparado la deuda son Irlanda, donde creció un 172% con relación al PIB entre 2007 y 2014, seguida por Singapur (129%), Grecia (103%) y Portugal (100%). En España, donde antes de la crisis la deuda pública se situaba en torno al 34%, aumentó al 92 por ciento. Pero es en China donde la deuda se cuadruplicó entre 2007 y 2014 hasta llegar al 282 por ciento del PIB, principalmente por el abultado volumen de la deuda financiera y el explosivo desarrollo de la banca en la sombra.
La deuda de China pasó de 7 billones de dólares en el 2007 (U$ 7.000.000.000.000) a 28 millones de millones de dólares a mediados del año pasado, impulsada por el negocio inmobiliario y la banca en la sombra. La carga de la deuda china en relación al PIB es ahora más grande que la de Estados Unidos o Alemania y hasta el momento el gobierno chino ha logrado hábilmente una desaceleración del crecimiento económico al pinchar y poner fin a la burbuja inmobiliaria. Si China será capaz de evitar una corrección más aguda es una de las principales incógnitas que se cierne sobre la economía mundial.
El caso de Japón también es inquietante. La nación más endeudada del mundo tiene una relación deuda/PIB de 400 por ciento. Desde 2007 la deuda subió 64 puntos porcentuales. Sus costos de endeudamiento siguen siendo asombrosamente bajos, lo que se refleja en la deflación de sus precios y la fuerte demanda interna de bonos del gobierno. La tercera economía del mundo también es una gran incógnita dado que la abultada deuda ha menguado su fortaleza.
El informe de McKinsey señala que hay pocos indicios de que la trayectoria creciente de la deuda vaya a cambiar en el corto plazo y este hecho puede abrir nuevas vulnerabilidades en el sistema financiero.
Los altos niveles de deuda pueden hacer más difícil a los bancos centrales «normalizar» la política monetaria sin interrumpir la economía real. La Reserva Federal de Estados Unidos planea elevar este año las tasas de interés por primera vez desde el año 2006 dado que los altos niveles de deuda son un signo de problemas estructurales serios. La postergación de este momento ha incubado nuevas burbujas, pero el inevitable incremento de las tasas desatará nuevos miedos. (Blog Salmón)