Casi 100.000 personas en la Unión Europea están en prisión sin sentencia definitiva. Por ejemplo, en enero de 2021, de las 60.000 personas encarceladas en Alemania, 12.000 no contaban con una sentencia final.
En otros países de la UE, el número de personas en prisión preventiva es incluso mayor que en Alemania.
DELITOS MENORES
Christine Morgenstern, profesora de derecho penal y estudios de género en la Universidad Libre de Berlín, investigó la prisión preventiva en Europa en su tesis de doctorado. Más de un tercio de todas las personas en prisión preventiva en Alemania están acusadas de hurto, en general un delito menor. «Encontramos un patrón similar en otros países europeos que estudiamos», aseguró Morgenstern. «Incluso en países con políticas más liberales», añadió.
Los jueces deben sopesar varios factores a la hora de dejar a alguien en libertad: ¿manipulará las pruebas, intimidará a los testigos o huirá antes del juicio? En el 95 por ciento de los casos de detención preventiva en Alemania, los jueces dan como razón principal el riesgo de fuga.
En teoría, los jueces deberían decidir, basándose en evidencias concretas de cada caso individual. Sin embargo, la realidad suele ser diferente, dice la abogada defensora penal Lara Wolf. «Se encierra a la gente en base a sentimientos, suposiciones, teorías cotidianas”. Su tesis doctoral es uno de los pocos estudios sobre riesgo de fuga que examina empíricamente qué factores personales influyen en si alguien evade el enjuiciamiento.
DESFAVORECIDOS, MÁS ENCARCELADOS
Según Wolf, a falta de datos concretos, los jueces se forman sus propias teorías basadas en experiencias personales y prejuicios. Las obras de referencia legal y entrevistas con jueces muestran que tener contactos con el extranjero, por ejemplo, se considera como factor que propicia la fuga. También el no tener vivienda, ser desempleado o tener una educación deficiente.
Wolf analizó 169 casos en toda Alemania en los que el tribunal asumió que había riesgo de fuga, pero los acusados fueron puestos en libertad por motivos de procedimiento: «Todavía me parece chocante la idea de encerrar a la gente en base a percepciones, en base a suposiciones falsas que nadie ha verificado jamás”, criticó.
Ni la Asociación Alemana de Jueces ni el Departamento de Justicia, Diversidad y Antidiscriminación del Senado de Berlín quisieron comentar los resultados del estudio.
La situación en prisión preventiva supone pasar 23 horas en la celda, sin contacto con el exterior y pocas actividades para pasar el tiempo: «Es una situación personal muy incómoda, inestable y aterradora», manifestó la abogada.
La legislación alemana estipula expresamente que la duración de la prisión preventiva debe ser proporcional a la posible sentencia, y que contará para decidir la sentencia definitiva.
Sin embargo, en casi la mitad de todos los casos, los procedimientos terminan sin un período real de prisión. Las estadísticas de la fiscalía muestran que casi el 30 por ciento de todas las personas en prisión preventiva son liberadas después con libertad condicional. El diez por ciento recibe una multa y otro ocho por ciento es absuelto, liberado con otras medidas o su caso se abandona.
MENOS PRISIONES SUPERPOBLADAS
En el caso de ciudadanos de la UE, la Policía y el Poder Judicial colaboran para llevar a los sospechosos ante la Justicia en su país de origen, pero «apenas se aprovechan esas posibilidades». Algunos también abogan por otras medidas como las tobilleras electrónicas, como en Bélgica, pero estas no han reducido el número de encarcelamientos preventivos.
Otro problema añadido es que el elevado número de detenidos en prisión preventiva contribuye al hacinamiento en las cárceles: en uno de cada tres países europeos hay más personas en prisión de las que permite la capacidad oficial. Si se liberara a todos los detenidos en prisión preventiva, las prisiones de casi todos los países de la UE dejarían de estar aborratadas. (DW)
