«Es preferible un acuerdo imperfecto que no tener acuerdo», dijo este miércoles el Presidente Gabriel Boric, con el objetivo de instar a las fuerzas políticas que están negociando un acuerdo para abrir un nuevo proceso Constituyente a cerrar cuanto antes un debate que a juicio del Gobierno se ha extendido más de lo necesario.
Las palabras del Mandatario se sumaron a la serie de emplazamientos que ha venido realizando en las últimas semanas sobre la materia, luego de que los propios partidos, tanto del oficialismo como de la oposición, le pidieran involucrarse en la discusión para acelerar la búsqueda de entendimientos entre todos los sectores.
En esa línea, Boric acogió el llamado y en el último mes ha sostenido una serie de conversaciones con los líderes de las colectividades, teniendo al presidente de Convergencia Social, Diego Ibáñez, como su brazo derecho en la mesa, y al líder de la UDI, Javier Macaya, como su nexo con Chile Vamos.
Durante las conversaciones, el jefe de Estado se jugó por la creación de un órgano 100% electo, postura que ha transmitido tanto en público como en privado. No obstante, también ha solicitado a las partes a mostrar disposición al diálogo y los acuerdos, planteando su apertura a la integración de expertos en la redacción del texto constitucional.
Se trató de una jugada arriesgada, toda vez que la posibilidad de que ese sector aceptara repetir la fórmula de elección de la fracasada Convención Constitucional era nula. Por otra parte, de resultar exitosa su estrategia, podría erigirse como el líder que propició una salida a la compleja negociación, que esta semana ya cumplió tres meses.
Si bien para algunos analistas políticos se trató de un intento de extremar su postura para mejorar la posición del oficialismo en las negociaciones, la mayoría de ellos concuerda en que mantenerse a favor del órgano electo en su totalidad le significará una nueva derrota política que debilitará su liderazgo.
En ese contexto, cuatro de ellos analizaron el escenario que se abrió para el gobernante, quienes coincidieron en que si Boric buscaba aparecer como un conductor de los acuerdos, en línea con el discurso que ha intentado instalar en la etapa post Plebisicto con importantes guiños hacia la transición, su intento no fue satisfactorio.
¿A su juicio, qué está ocurriendo con la intervención del Presidente Boric en el debate constitucional?
- A Se la jugó demasiado por un órgano 100% electo, al hablar con su gente, con los partidos oficialistas y enviar señales públicas, pero finalmente obtuvo una derrota.
- B Hizo una estrategia en la que extremó una posición, para luego mostrarse como un líder flexible y capaz de llegar a acuerdos, favoreciendo la percepción hacia su figura.
- C Nunca estuvo tan decidido por un órgano 100% electo, pero decidió apoyar esa idea para dar una señal los sectores de izquierda de su gobierno pese a las consecuencias.
Alternativa A
Kenneth Bunker, cientista político y director de Tresquintos.- «Creo que las tres alternativas son plausibles, no creo que haya una sola forma de ver esto. Básicamente va a depender de la posición política, las personas que simpatizan con el Gobierno elegirían algo como la C o la B, incluso. Pero es más consistente la A con lo que hemos visto hasta ahora, que es llegar tarde y quedar off side del debate”. “Poner una posición política, equivocarse, y después tratar de enmendar, que es lo que pasó con el quinto retiro, con su posición en el Plebiscito de salida y con el TPP11. Creo que con estas negociaciones es lo mismo, es muy claro que el Presidente se jugó el todo por el todo por una Convención 100% electa sin entender dónde está el balance de poder”. “Él pensó que tiene más muñeca política de la que tiene y finalmente ganó la realidad, que es básicamente que no tiene poder (…) No está manejando el debate, debe preocuparse de las cosas más importantes y el costo va a ser mayor, porque no solo perderá poder de negociación en este debate, sino que en otros también.
Alternativa B
Marco Moreno, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central.- «Creo que el Presidente jugó con lo que se conoce como la estrategia del tejo pasado. Es decir, planteó una posición que probablemente a oídos de su coalición podía resultar satisfactoria, esto de una nueva Convención 100% electa, con un anteproyecto discutido por expertos, pero sabiendo que eso era muy difícil de conseguir. Por lo tanto, una vez que eso no es posible hacer y la realidad se impone, llega a un punto de la mejor segunda alternativa. Entonces, el Presidente queda en una posición en la que si bien tenía una opción más cercana a sus ideas, también actúa con una dosis de realismo y entiende que la solución óptima es la que logra generar acuerdo y consensos. Con eso, fortalece su figura y su rol como articulador de acuerdos y que flexibiliza también en relación con su posición y deja a su sector relativamente satisfecho, porque se hizo lo posible por avanzar en su solución, pero que no concitaba todo el acuerdo y consenso por parte de todos los actores.
Alternativa A
Miguel Ángel Fernández, académico e investigador de Faro de la Universidad del Desarrollo.- «La frase «es mejor un acuerdo imperfecto, que no tener acuerdo» muestra que el Presidente quería un órgano 100% electo y frente al casi seguro fracaso de dicha fórmula, su posición se transforma en una derrota política para su administración. Dado su apoyo en el congreso y en la opinión pública, una estrategia en el cual intente apelar a la facción más dura de su gobierno parece poco adecuada en la lógica que necesita incrementar su base de apoyo para sacar adelante su agenda de proyectos. Asimismo, si bien la ciudadanía estima deseable que un gobernante esté abierto al diálogo y los acuerdos, la forma en que expresa el resultado de las negociaciones no es coherente con una estrategia flexible y le abriría un flanco para ser criticado una vez más por sus constantes cambios de posición y opinión.
Alternativa A
Mauricio Morales, cientista político y académico de la Universidad de Talca.- «El ADN de su bloque político más estrecho está en la elección directa de autoridades mediante el voto popular, más aún si se trata de una Convención Constitucional. Respaldar una Mixta es casi una traición a los principios fundacionales del Frente Amplio y de Apruebo Dignidad. Esto es una derrota por donde se mire. Hay una claudicación política, ideológica y estratégica. El Presidente se la jugó por cerrar este proceso a como dé lugar, incluso aceptando las reglas que -hasta el momento- le impone la derecha. Si Piñera entregó la Constitución para salvar su gobierno, Boric está haciendo lo propio con el proceso constitucional para asegurar, al menos, que Chile tenga una nueva Constitución y que ésta sea firmada por él». (Emol)