La ministra del Trabajo y Previsión Social, Javiera Blanco, volvió a defender esta mañana el proyecto de reforma laboral que actualmente se discute en el Congreso señalando que «cuando los países fortalecen los derechos colectivos de los trabajadores, la distribución del ingreso mejora», dijo frente a empresarios en una mesa redonda organizada por Icare.
Blanco enfatizó que «no hay vuelta atrás » y que el gobierno sacará adelante el actual proyecto que moderniza las relaciones laborales. En ese sentido, hizo un llamado a enfrentar el debate dejando atrás los mitos y prejuicios que se han puesto sobre la mesa.
«Hago un llamado a dejar de lado los mitos, las deconfianzas y, también, los planteamientos que polarizan la discusión innecesariamente y no permiten ver las oportunidades que ofrece este proyecto, tanto para los trabajadores como para la empresa», agregó.
La ministra sostuvo que «algunos detractores plantean falsas dicotomías que no se sostienen bajo un enfoque integral de políticas públicas».
Blanco aseguró que el fortalecimiento de los derechos colectivos no se opone a la creación de empleo o inversión en capital humano, más bien planteó que se pueden conciliar ambos.
También descartó un eventual conflicto constitucional en materia de titularidad sindical y que este proyecto tendría encubierto una sindicalización obligatoria o un monopolio sindical. «Somos taxativos al señalar que el proyecto respeta irrestrictamente la libertad de los trabajadores para afiliarse o desafiliarse a un sindicato», expuso.
La titular de Trabajo también desmitificó que esta reforma impacte negativamente en la productividad y el empleo. «La dinámica del empleo suele estar más acoplada al ciclo económico que a los cambios normativos», precisó.
También descartó que está reforma impactará negativamente a las pymes. «El 66% del empleo asalariado se concentra en empresas grandes y medianas», por ende, «este proyecto busca favorecer a más del 85% de los trabajadores asalariados del país que trabajan en empresas pequeñas, medianas y grandes, esperándose los mayores impacto en estas dos últimas» .
Finalmente, hizo un llamado a superar «lógica de desconfianza» en las organizaciones sindicales.
FONTAINE
El ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, por su parte, arremetió contra la reforma laboral, afirmando que el proyecto toma una dirección equivocada y está basado en un diagnóstico erróneo.
El economista criticó el hecho de que si bien la iniciativa propone endurecer la negociación colectiva y la huelga para redistribuir ingresos desde el capital al trabajo y reducir la desigualdad, también pretende mejorar el clima laboral y la productividad.
«Desgraciadamente no conseguirá ni lo uno ni lo otro», dijo el académico en el marco de la mesa redonda «La Tercera Reforma».
Fontaine planteó más bien que la «proliferación y prolongación de las huelgas puede exacerbar los conflictos sociales y causar perjuicios a todos, en especial a la gente común«.
«Daña el clima laboral y la productividad«, agregó en su análiasis.
En esa misma línea, advirtió que «el alza artificial de los salarios desalienta creación de empleos asalariados, perjudica a los más pobres y daña nuestra competitividad«.
En esa línea, aseguró que «la tercera reforma del gobierno -como su antecesora-está basada en un diagnóstico erróneo y prescribe una receta equivocada. No es la función de la legislación laboral redistribuir ingresos. Ese intento trae desempleo, pobreza, desigualdad y frustración«.
Fontaine planteó que la reforma que Chile necesita es diferente y consiste en abrir mejores oportunidades de trabajo para mujeres y jóvenes, contribuir con más capacitación y flexibilidad a elevar la productividad y los salarios. (DF)