En Chile estamos en un punto de inflexión. Necesitamos una nueva hoja de ruta para retomar el crecimiento, condición esencial para poder ir resolviendo los desafíos en seguridad, educación, salud, pensiones y vivienda, anhelos altamente demandados por la ciudadanía.
Con este propósito, Sofofa ha participado de todas las mesas e instancias convocadas por el Gobierno para dar su opinión, con el objetivo de hacer buenas reformas que reimpulsen a Chile en un nuevo ciclo virtuoso brindando oportunidades para todas las personas. En el rol que nos corresponde, hemos apoyado los aspectos que hemos considerado valiosos para lograr este objetivo, como también hemos hecho nuestros reparos a aquellos que consideramos generarán un efecto negativo en este esfuerzo conjunto. La razón de fondo para nuestra participación y disposición a participar, es que no da lo mismo qué reformas se hacen, dado que las consecuencias de ellas pueden cambiar el rumbo del país.
Detrás de la propuesta de reforma tributaria pueden estar las mejores intenciones de redistribución de los ingresos. Sin embargo, al analizar las cifras, podemos percatarnos de que es probable —tal como sucedió con la reforma tributaria del año 2014 durante el gobierno de la Presidenta Bachelet— que no logre la recaudación que se espera, pero también que impacte negativamente el crecimiento, y el Estado termine obteniendo incluso menos recursos que antes.
Vamos a los números: desde hace diez años se vive en Chile un verdadero estancamiento de la inversión y el crecimiento. La inversión creció bajo el 1,3% anual en la última década, después de haberse expandido al 10% en el decenio anterior. Y el crecimiento del producto per cápita bajó de 3,7% anual entre 2004 y 2013, a solo 0,6% entre 2014 y 2023. Lo anterior se traduce en una economía que redujo su capacidad de generar empleo a menos de la mitad, con las consecuentes repercusiones en indicadores sociales. En este escenario, no sorprende el aumento de la desesperanza, especialmente en algunos sectores vulnerables y en la clase media.
Ninguna de las reformas que se han aprobado en los últimos años ha logrado recaudar lo proyectado, porque nuestro crecimiento económico simplemente se estancó. Por lo mismo, ¿qué sacamos con sumar un nuevo proyecto que busca redistribuir si cada vez es menor la riqueza a repartir?
De hecho, si el país hubiese crecido al 3,8% estos últimos diez años (un punto porcentual menos que la década anterior), el Estado estaría recaudando recursos extras equivalentes al 4% del PIB, similar a lo que se busca recaudar con la reforma tributaria propuesta y rechazada en la Cámara de Diputados. Este simple resultado indica que resulta más eficiente poner el esfuerzo en el crecimiento, el cual es una receta probada, en un país lleno de oportunidades. Por ejemplo, cuesta entender que, en vez de ganar competitividad en la industria minera del litio a nivel mundial, la estemos perdiendo. Finalmente, resulta inentendible que no tengamos una visión común como país de cómo enfrentar la grave crisis educacional que vivimos, principal motor de la productividad.
Seguir aumentando impuestos, afectando las fuentes de ahorro y con ello la inversión, que junto con la educación y capacitación son los pilares del crecimiento económico, solo se traducirá en menores oportunidades para muchos. Necesitamos recuperar nuestra capacidad de brindar oportunidades para todos y que nadie se quede atrás. Es nuestro desafío como sociedad.
Richard von Appen
Presidente de Sofofa
Gonzalo Sanhueza
Presidente Comité Políticas Públicas de Sofofa