El proceso constitucional chileno se encuentra en una nueva etapa, en la que los expertos desempeñan un papel fundamental de lealtad y defensa del borrador que ellos consensuaron, proporcionando una propuesta inicial que sirve como punto de partida para el debate y la colaboración entre los consejeros constitucionales. Estos últimos representan la diversidad de voces y perspectivas presentes en la sociedad chilena, con una marcada preferencia por un sector político, que se explica por la coyuntura y las preocupaciones de los votantes.
A pesar de su conformación, su elección democrática los convierte en los legítimos representantes de la ciudadanía y les otorga la responsabilidad de enriquecer el borrador constitucional. Los consejeros tienen la oportunidad de incorporar las demandas y necesidades de la sociedad en la redacción final, a través de propuestas de modificaciones y de enmiendas que reflejen el sentir de la ciudadanía, pero paradójicamente (y a pesar de su conformación), deben responder a un proyecto de largo plazo que refleje los intereses colectivos de nuestra sociedad, su riqueza y pluralidad.
A pesar de que existe esta segunda instancia que puede modificar los acuerdos, estos siguen siendo valiosos, en la medida en que están bien fundamentados, respaldados por el compromiso de los expertos, sean flexibles y adaptativos, y se respete el proceso establecido. Siempre habrá una posibilidad de ajuste o revisión, pero la existencia de acuerdos previos puede sentar una base sólida y generar confianza entre las partes involucradas en la negociación del texto definitivo.
Esos acuerdos previos requieren la lealtad de los expertos que fueron capaces de poner sus particulares posiciones e intereses a un lado, en función de encontrar un camino común. Es probable que los expertos emitan diferentes opiniones y recomendaciones sobre el borrador constitucional o expresen preocupaciones, pero tienen, por sobre cualquier opinión personal, el deber de honrar en bloque el compromiso con los acuerdos alcanzados y explicar el valor y fundamento de los mismos.
En diversos países, los comités de expertos han desempeñado un papel destacado en la elaboración de nuevas constituciones. Por ejemplo, en Sudáfrica, el Comité de Expertos en la Constitución fue clave para superar los desafíos derivados de la transición del apartheid a la democracia inclusiva. Su experiencia y asesoramiento técnico contribuyeron a la redacción de una Constitución que estableció un sistema democrático sólido y garantizó la protección de los derechos humanos. De manera similar, en Colombia, el Comité de Expertos en la Reforma Constitucional fue fundamental para abordar los desafíos del conflicto armado y la búsqueda de la paz.
En el contexto chileno, los expertos tienen la oportunidad de influir positivamente en el resultado final de la nueva Constitución. Su incidencia lúcida radica no solo en proporcionar un borrador, sino también en que pueden y deben desempeñar un papel importante al facilitar el diálogo y la construcción de consensos entre los consejeros. Su experiencia en el proceso ya iniciado debe servir como referencia y guía para superar obstáculos y encontrar soluciones creativas a los desafíos que se presentan, de manera de cumplir cabalmente con la tarea encomendada. Lo que solo se podrá lograr si son leales defensores del trabajo que ellos mismos realizaron. (El Mostrador)
María Teresa Vial