Estancamiento: Crece lista de firmas que han debido reestructurarse o quebrar

Estancamiento: Crece lista de firmas que han debido reestructurarse o quebrar

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La situación económica de los últimos años ha complicado a numerosas empresas chilenas. Y es que varias de ellas han debido acogerse a la ley de insolvencia para reestructurarse o, en el peor de los casos, solicitar su quiebra.

La lista incluye marcas emblemáticas: Rhein, Argos, Bravissimo, Savory, Pollo Stop y Pedro Juan y Diego son solo algunas de ellas, sin considerar la larga lista de empresas ligadas sector constructor e inmobiliario que han debido bajar la cortina en medio de la crisis propia que vive la industria.

Se suman, además, aquellas que -si bien aún no han debido acogerse a la legislación- se encuentran en graves problemas económicos, como la siderúrgica Huachipato, la cementera Polpaico y la forestal Arauco.

Y es que las cifras están lejos de ser alentadoras. Según un informe de Fix Partners Advisors y Castañeda, Chadwick & Pino Abogados recogido por La Tercera, el tercer trimestre de este año la deuda de las firmas en restructuración sumó $1.511.000 millones, su mayor nivel desde la promulgación de la Ley de Reorganización y Liquidación de empresas y personas en octubre de 2014.

Expertos plantean que cuando la economía se estanca, las compañías que están en etapa de madurez -y no de crecimiento- sufren de manera severa las consecuencias y que en los próximos meses las cifras podrían ser aún peores.

Coinciden, además, en los efectos que tanto el estallido social como la pandemia tuvieron sobre las compañías. Hacen un énfasis, en ese sentido, en la inflación.

Con todo, los consumidores ya han tenido que ver como algunas de las marcas que los acompañaron toda su vida han debido desaparecer. Rhein, Argos y Bravissimo: las primeras en solicitar la quiebra La ley ofrece dos opciones a las empresas insolventes, esto es, que no pueden cumplir con sus obligaciones financieras. La primera es reorganizarse y -con la autorización de los acreedores- reorganizar la deuda y fijar plazos y cuotas para pagarla.

La segunda, en caso de que la reorganización no sea aceptada o posible, es la liquidación o quiebra, que consiste en vender los activos para pagar lo adeudado. Esto último fue lo que ocurrió la semana pasada con la emblemática empresa de cuadernos Rhein, firma ligada a la familia Ordóñez. Y es que la compañía solicitó su liquidación voluntaria ante el 23° Juzgado Civil de Santiago. Rhein adeudaba $11.592 millones, siendo la mayor parte de la deuda con bancos.

Según señalaron al Diario Financiero, sus márgenes eran tan bajos que se hacía imposible reestructurar la deuda en el mediano o largo plazo, por lo que no era viable aspirar a una reorganización con sus acreedores.

Pero no solo Rhein quebró. Argos -una emblemática de los artículos de cumpleaños, ligada también a la familia Ordóñez- igualmente solicitó su liquidación. Su deuda ascendía a $4.400 millones. Tanto Rhein como Argos alcanzaron a sostenerse durante algunos años tras la crisis destada por el estallido y luego la pandemia.

No fue el caso de la icónica heladería Bravissimo, que quebró en 2021. Y es que tras más de 7 meses sin ingresos por la pandemia, la operadora de la heladería -que llegó a tener 47 sucursales- solicitó su quiebra. De todos modos, la marca no desapareció del todo. Tras su quiebra, la empresa Avocat adquirió sus derechos y llevó los helados a tiendas y supermercados.

REORGANIZACIÓN: OTRA OPORTUNIDAD

En 2023 han sido al menos tres las marcas emblemáticas que han pedido su reorganización para evitar la quiebra. Todas controladas por el holding Unifood.

Se trata de Savory, Pedro Juan y Diego y Pollo Stop. A las que se suman otras que iniciaron este proceso a fines de 2022, como la pizzería Papa John´s Chile o la exportadora Santa Cruz.

Las deudas de Savory -según consignó el Diario Financiero- superaban los $15 mil millones y sus principales acreedores eran el Banco Scotiabank, Nestlé Chile y Santander Chile.

La compañía dio algunas de las razones que, a su juicio, afectaron el negocio. Según explicó, «la decisión se tomó porque vivimos -al igual que muchas empresas del sector- un momento difícil de compromisos financieros provocados por el estallido social y la pandemia, que gatillaron el cierre total de nuestras tiendas, alzas de costos en logística, mano de obra e insumos».

Así, agregó que durante el estallido diez locales fueron totalmente vandalizados y que otros debieron cerrar debido a la contingencia. Para la pandemia, en tanto, la empresa dijo que el uso de mascarillas hasta octubre de 2022 afectó las ventas de en un 40%, debido a que el consumo de barquillos y bebidas en centros comerciales fue prohibido.

El caso de Pedro Juan y Diego es similar. Y es que a comienzos de octubre la empresa Cuatro SpA, que opera la cadena de comida especializada en sandwiches, ingresó una solicitud de reorganización en el 5 Juzgado Civil de Santiago.

El objetivo -de nuevo- evitar la quiebra. Tal como en el caso de Savory, la empresa argumentó que los efectos del estallido social y la pandemia impidieron el normal desarrollo del negocio.

«La actividad comercial de la sociedad se vio afectada producto de factores totalmente ajenos al negocio, a su control, y de naturaleza totalmente excepcional, como fue el estallido social y las manifestaciones que tuvieron lugar durante el último trimestre de 2019″, consignaron en la solicitud.

A estas dos reconocidas marcas se sumó, durante los últimos días, otra emblemática: Pollo Stop. La cadena solicitó su reorganización judicial ante el 29° Juzgado de Garantía de Santiago e informó pasivos por $12.710 millones.

En la solicitud, la empresa también aludió a que el estallido y la pandemia habrían afectado el funcionamiento del negocio.

INFLACIÓN: UNA DE LAS RAZONES TRAS LA CRISIS

Las razones expuestas por Unifood coinciden con las de algunos académicos. El estallido y la pandemia habrían afectado fuertemente a las operaciones de las cadenas. Las causas, en todo caso, no se detienen ahí. Una importante es la inflación.

Según señala Luis Llanos, académico de Finanzas de Ingeniería Industrial de la U. de Chile, «el entorno de alza en las tasas de interés, necesario para controlar la inflación, trae mayores costos de endeudamiento y restricciones de liquidez para las empresas. El estancamiento de la economía interna pone presión en los ingresos y complica el que las empresas puedan reflejar en sus precios los mayores costos que enfrentan«.

A eso, agrega que «hay empresas en otros sectores con problemas más estructurales. Rhein es un ejemplo en el que posiblemente los cambios de hábitos y patrones de consumo puede ser una causa de sus problemas».

Francisco Labarca, académicos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, en tanto, pone un énfasis en el alza de los precios. «Hemos tenido un alza en la inflación, lo cual muchas veces el costo, el mayor costo que tiene la empresa, no se traspasa en un 100% a los clientes, dependiendo el producto», indica.

En ese sentido, agrega que «productos que no son de primera necesidad, en los costos, no se puede traspasar al cliente como alza de precios».

Dice también que «cuando la economía se estanca, muchas empresas, en especial las empresas que están en una etapa de madurez, no de crecimiento, estancan su nivel de venta».

«En mi opinión, lo que ocurre es una suma de factores que se han ido acumulando, esto, unido a un pesimismo económico a futuro, ha frenado en gran medida la demanda, y por ende las empresas no han sido capaces de cubrir sus costos», sostiene, por su parte, Pablo Muller, académico de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma.

OTRAS EMPRESAS EN CRISIS

La siderúrgica Huachipato, la cementera Polpaico y la forestal Arauco son otras de las empresas que se encuentran en problemas.

Huachipato se ha visto fuertemente afectada por el ingreso del acero chino a la industria nacional.

Sus cifras son alarmantes: desde 2009 a la fecha las pérdidas de la empresa fueron de más de US$ 1.000 millones, de los cuales US$ 278 millones se registraron durante el primer semestre de este año.

Un eventual cierre de la compañía ha tenido -durante los últimos meses- alerta a las autoridades, quienes se encuentran evaluando medidas para evitar que eso ocurra. Y es que la siderúrgica genera más de 20 mil empleos directos e indirectos en la región del Biobío.

Polpaico -debido a la crisis de la construcción- se encuentra también en situación crítica y decidió el cierre dos plantas en la Región Metropolitana a comienzos de este mes.

Melón, en tanto, también debió cerrar una planta el año pasado.

El caso de Forestal Arauco no es ajeno. Y es que año 2023 ha sido difícil para la firma en Chile. Este mes la empresa informó del despido de 300 trabajadores a nivel nacional. Esto, en medio de un proceso de reestructuración de sus operaciones

Los números no son alentadores para la firma. Los ingresos de la forestal cayeron 22% y reportó pérdidas por más de US$100 millones en el primer semestre de 2023, frente a una ganancia de US$632,8 millones alcanzada en igual período de 2022.

«En escenarios complicados como el que vivimos, las empresas recurren a sus herramientas que les son familiares: ajustes de precios y gestión de la exposición a los costos de los insumos y también tomando medidas en materia de gastos operativos. Estas medidas de corto plazo pueden ayudar a muchas empresas. Pero esto es más como combatir incendios en lugar de construir con materiales resistentes al fuego«, señala Llanos, de la Universidad de Chile. (Emol)