Para el Papa Francisco, estas cuatro semanas han sido signo de nuevo comienzo. Y un recordatorio: «Esta es la Iglesia que debemos soñar: una Iglesia servidora de todos, servidora de los más humildes», dijo en su prédica en la Basílica de San Pedro. «Una Iglesia que nunca pide ‘buena conducta’, sino que acepta, sirve y ama, perdona. Una Iglesia de puertas abiertas, que es un refugio de misericordia».
Con sus deseos al término de la primera parte del llamado sínodo mundial, Francisco puso las deliberaciones de los cerca de 350 sinodales en línea con su rumbo desde que asumió el cargo en marzo de 2013, pues su planteamiento programático es volver a acercar la Iglesia a la gente. Una cosa queda clara en el informe final tras cuatro semanas de deliberaciones: en los próximos doce meses deberá hacerse más concreto este acercamiento. La reunión en el Vaticano, que ya ha concluido, sigue siendo solo la primera parte de cambios más amplios.
SÍNODO MUNDIAL, PRIMERA PARTE
Esta primera etapa se ha preparado durante años en las iglesias católicas locales de todo el mundo, que ahora van a continuar sus debates. Después, en octubre de 2024, se celebrará en el Vaticano una segunda parte de la reunión mundial. Sólo al final de esta reunión podrán darse pasos concretos hacia el cambio. Cómo podrían ser estos pasos depende, según la concepción de la Iglesia católica, en última instancia del Papa.
Pero una cosa está clara: desde que existen en el Vaticano los llamados Sínodos de Obispos -estas consultas de varias semanas de duración con obispos de todo el mundo-, nunca se han producido debates tan animados y controvertidos. Esto se debió también al hecho de que por primera vez se permitió hablar y votar a laicos sin ordenación eclesiástica, mujeres y hombres. Es cierto que los obispos constituían la mayor parte de la asamblea. Pero ahora aproximadamente una de cada siete personas con derecho a voto era mujer. Internamente, mucho de este nuevo estilo es espectacular. Pero el nuevo estilo es una cosa. Otra son los cambios concretos. Son previsibles, aunque aún no se hayan decidido.
El texto final, de unas 40 páginas, es un resumen de las consultas con una perspectiva de futuro. Uno de los puntos centrales es la imagen actual de la Iglesia. Una Iglesia que sigue estando encarnada principalmente por hombres ordenados, sacerdotes y obispos. «El clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad siguen configurando el rostro de la Iglesia y perjudicando a la comunidad»: así puede resumirse la imagen de la Iglesia católica. El texto final aborda los oficios de obispos, sacerdotes y diáconos, examina el papel de los laicos y, en especial, de las mujeres. El documento insta a un mayor compromiso con las personas marginadas de la sociedad, los pobres y los migrantes. Y también aborda el importante problema católico de los abusos sexuales.
EL PAPA MARCA SUS ACENTOS
Este sínodo mundial y su continuación el próximo otoño parecen una condensación de la preocupación del Papa Francisco por una Iglesia más abierta. Con su propio estilo, también dejó su huella en este sínodo, en el que oficialmente él se consideró uno de tantos oyentes.
Mientras bastantes personas implicadas en la Iglesia católica, no solo en Alemania o Europa, esperan que la Iglesia de los hombres se abra también a las mujeres en cuestiones de cargos eclesiásticos, el Papa está marcando otros acentos. Durante el sínodo, se publicó un libro de entrevistas en italiano y se registró con la correspondiente atención en Roma. En él, Francisco reafirma la doctrina de la Iglesia de que las mujeres no pueden ser sacerdotes y se mantiene reticente a la cuestión de si deben ser admitidas al ministerio ordenado del diaconado.
El sínodo mundial continuará en octubre de 2024. Entonces, a más tardar, se tomarán decisiones. (DW)