Se ha conocido una grabación de más de una hora de una conversación entre el abogado Luis Hermosilla, la abogada Leonarda Villalobos y Daniel Sauer, socio del factoring Factop. En ella, Luis Hermosilla revela que existe una mafia de corrupción tanto en el Servicio de Impuestos Internos como en la Comisión para el Mercado Financiero, a cuyos funcionarios se les ha sobornado con diversas coimas en dinero y que podrían ofrecer mayores cantidades para evitar que se informe sobre ilícitos.
En la grabación se escucha que el mismo Hermosilla dice que “necesitamos una caja para gastos. Una caja negra. Y esa caja negra… porque parte importante de esta huevá se arregla con plata, que se pasan así, se pasan en un sobre. Cuál es la primera huevada que hay que hacer aquí: es controlar toda la información que salga del servicio”. Señala que “esta huevada es más importante que todo, porque impide que lleguemos allá. Y porque quiero estar en condiciones de pedirle más al huevón. Yo quiero apretarlo. Lo quiero exigir en la eficiencia de más. Quiero que, hueón, si me puede bloquear los computadores, si me puede quemar una oficina de Impuestos Internos… Quiero lo más. Por eso es que quiero hacer una pregunta abierta, quiero decirle al compadre, ‘compadre, ¿qué más podí hacer?’. Lo quiero tentar, lo quiero, huevón, puta… ¿Me cachái o no? Porque la huevá es suficientemente grande para que nuestro riesgo, para que quede la cagada más allá de los problemas que tenemos”. Y agrega: “por eso, porque aquí estamos haciendo una huevá que es delito. Esta huevá es delito”.
En una declaración posterior a la filtración del audio, Luis Hermosilla invoca el secreto profesional del abogado: “… están en juego el Estado de derecho y el rol de los abogados, desde que, por la comisión de un delito de grabación y difusión de conversaciones privadas, amparadas en el secreto profesional, se accede a ellas”.
El Código de Ética Profesional dispone que muchas de estas materias son secreto profesional, pero el abogado puede revelar información sujeta a confidencialidad: para evitar un serio peligro de muerte o de grave daño corporal; para evitar la comisión o consumación de un simple delito que merezca pena aflictiva; para obtener consejo ético profesional, siempre que la revelación se haga a otro abogado bajo confidencialidad; para defenderse de una imputación formulada en contra suya o de sus colaboradores en relación con el servicio profesional prestado al cliente (art. 54). Además, el abogado debe revelar la información sujeta a confidencialidad para evitar la comisión o consumación de un crimen (art. 53). No incurre en falta a la ética el abogado que advierte a su cliente que revelará información para lograr mediante esa advertencia alguno de los fines previstos en los artículos 53 y 54, a condición de que la advertencia persiga el mismo fin que justificaría la revelación.
Si el mismo Hermosilla se autoimplica en estas materias delictuales que son coimas y pago a funcionarios públicos como sobornos, es obvio que no puede proceder el secreto profesional del abogado y su confidencialidad para con los clientes. El secreto profesional no puede amparar los ilícitos penales que comete el mismo abogado en favor de su cliente, ni menos que hable de delitos de sobornos o coimas a funcionarios públicos, ya sean del Servicio de Impuestos Internos o de la Comisión para el Mercado Financiero.
Alega Hermosilla que las leyes penales excluyen las pruebas obtenidas de modo ilícito. Pero, en sus declaraciones ante la fiscalía, la abogada Villalobos señaló que fue ella quien grabó la conversación, y en esto las declaraciones de la imputada son poco creíbles, ya que si ella grabó, no podía menos que saber que se la había enviado a algún tercero.
Nos parece acertado que el Colegio de Abogados haya abierto un proceso para sancionar al abogado Luis Hermosilla, ya que estas son faltas a la ética profesional del abogado y debieran tener una sanción ejemplarizadora. Lo mismo para el proceso penal que ha abierto el Ministerio Público y que constituirá una sanción penal seria para este connotado abogado de la plaza. (El Mercurio)
Hernán Corral