La mecha la encendió el fin de semana el crítico literiario y director de Contenidos de la UDP, Matías Rivas, cuando acusó de actuar con “moralina” a varos periodistas de televisión y radio que han abordado escándalos como el de las boletas y facturas falsas emitidas a Penta y SQM para el financiamiento de campañas políticas y las posibles ilicitos detrás del denominado caso Caval.
Fue en una columna publicada en La Tercera que Rivas comparó los análisis de profesionales como Daniel Matamala, Tomás Mosciatti, Fernando Paulsen o Matías del Río con las prédicas en las radios AM de pastores brasileños. “En algo recuerdan al cura Hasbún en sus momentos de fulgor mesiánico. Estos próceres nos revelan verdades y, además, se dan el trabajo de interpretarlas con una pasión que linda en el ridículo. He estado tentado de grabar sus peroratas para ver cómo sonarán en cuatro años más”, dijo.
Al ser aludido, Matamala respondió en una carta al mismo diario que “a este Catón chilensis le molesta un periodismo que no es temeroso ni complaciente ante el poder, sino que indaga y revela sus prácticas. No parece agradarle, por ejemplo, que mis investigaciones hayan descubierto la entrega de dinero por medio de boletas irregulares de un canciller en ejercicio a un candidato a senador. O que en un reciente reportaje haya descrito cómo los 18 mayores grupos económicos de Chile han financiado la política durante la última década”.
La réplica del periodista de CNN cobró un carácter personal que el propio Rivas refrendó este miércoles, cuando en otra misiva, y utilizando la misma tribuna, disparó poniendo en tela de juicio su nivel profesional y acusándolo abiertamente de frívolo, vanidoso e interesado en conseguir pantalla.
“Sinceramente, le recomiendo al señor Matamala que ejercite su comprensión de lectura, pues no entendió la columna que escribí. Quizá se confundió de la irritación que le supuso verse criticado”, afirmó.
Y si bien consideró fundamental el papel del periodismo de investigación, sostuvo que “Matamala no puede arrogarse ningún triunfo al respecto. ¿Tiemblan los poderosos cada vez que lo ven en CNN? Por favor, está lejos de tener el nivel de periodistas como Mónica González o Ascanio Cavallo, que sí pueden atribuirse hallazgos en sus contundentes libros. Lo de Matamala es frívolo. Él practica el periodismo que está de moda, es decir, la liturgia televisiva. Jamás lo trataría de resentido. Sería hacerle un halago que no merece. Lo suyo es pura vanidad, ganas de tener más pantalla”.
“Que Matamala necesita inflar su ego, se nota demasiado, sobre todo si consideramos que enumea sus triunfos. No piso en la lista, eso sí, sus libros de fútbol. Una lástima”, agregó con ironía.
Finalmente, Matías Rivas afirmó que “hay muchos periodistas trabajando que sí merecen el respeto de todos los que apreciamos esta labor. Son personas que arriesgan, como María Olivia Mönckeberg. Son los que nos muestran la realdaid en su complejidad, no a través de simplificaciones didácticas”.