Son las 3 de la tarde del jueves 9 de mayo y hace pocas horas la ministra de Salud, Ximena Aguilera, empezó a ver la luz al final del túnel que ha supuesto ser la discusión de casi un año de la ley corta de isapres, luego de que la comisión mixta creada para tales efectos lograra despachar el miércoles el proyecto con el que se intenta mitigar el fallo de la Corte Suprema que obliga a las aseguradoras a restituir los cobros en exceso y regirse por la nueva tabla de factores.
Proceso que no ha estado exento de polémicas, peleas y discusiones, incluso puertas adentro del gobierno, donde dos miradas -dos almas- en torno al devenir de las isapres se vieron enfrentadas. Por un lado, los que querían dejarlas caer. Y, por otro, los que creen que hacerlo implica una crisis mayor en el sistema sanitario. En este último grupo estaba la ministra y, acorde a las palabras que aquí concede, también el Presidente Gabriel Boric.
¿Quedó satisfecha con el proyecto despachado por la comisión mixta?
En esta materia los acuerdos eran extremadamente complejos, con visiones muy contrapuestas. Haber llegado a un acuerdo en esa circunstancia es para quedar satisfecho y poder avanzar en un proyecto que tiene todos los elementos necesarios para dar estabilidad al sistema y no haya una disrupción.
¿Qué es lo más positivo del proyecto?
Que se cumple con los fines definidos en el mensaje presidencial, es decir, dar cumplimiento a la sentencia. Nosotros ya hemos logrado suspender el cobro de los menores de dos años, que es lo que pidió la corte, y con el proyecto, si se aprueba el lunes, se van a suspender los cobros en exceso. Positivo es que se acaba la discriminación por sexo, que se establece un mecanismo concreto para el pago de los cobros en exceso, si bien requirió condiciones especiales. Se cierran todas las causas que han llevado a la judicialización y, además, se da paso a una modificación en el seguro público. Para el sistema de salud en su conjunto se logra una estabilización que nos da certeza, evita una crisis abrupta y se dan oportunidades para que la industria asuma las responsabilidades en mejorar procedimientos. Y de la reforma se define un itinerario.
¿Se da estabilidad ahora y a futuro?
No sé por qué dicen que da una estabilidad por ahora. Eso no es así, porque los temas que se están regulando, sus efectos se prolongan. Hoy las isapres tienen un desequilibrio financiero porque la sentencia impone una condición de reducción de ingresos abrupta. Y eso es lo que tenemos que mitigar a través del tiempo, para que exista una sostenibilidad y se pueda dar cumplimiento a la sentencia.
Se ha dicho en tono crítico que el Ejecutivo cedió más de lo necesario. ¿Es así?
No. Las negociaciones y llegar a acuerdos es complejo y todos tuvieron que ceder para construir un puente de unión que permitiera llegar a una postura común para un objetivo conjunto. Todos debieron flexibilizar circunstancias que, evidentemente, no fueron cómodas, por eso hemos tenido votaciones tan complejas. Todos los sectores cedieron algo.
¿No cedieron aspectos fundamentales que iban en contra del alma de este gobierno?
No. Para nosotros uno de los temas fundamentales es la Modalidad de Cobertura Complementaria (MCC) de Fonasa, una modalidad de atención -la más relevante que se ha hecho desde que se creó el fondo de trabajo- de una forma más virtuosa. Lo más destacable es que finalmente se suspenda el cobro en exceso y se van a pagar esos cobros.
En el programa de gobierno se leía “terminaremos con el negocio de las isapres” y esta crisis parecía una oportunidad para ello. ¿Por qué no se dejó caer a la industria?
Siendo gobierno, una cosa es que uno quiera tener una transformación del sistema de salud y avanzar hacia la seguridad social. Y en la ley corta hay varias regulaciones que llevan al modelo de isapres más cerca de la seguridad social. Por otra parte, al sistema de salud uno no lo puede someter a cambios tipo Big Bang. Queremos hacer transformaciones, pero no en una crisis, y yo no puedo ni el Presidente estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de dejar caer a las aseguradoras privadas, por las implicancias que tenía para los prestadores privados y para las personas, en el sentido de que los prestadores privados tienen una dependencia económica relevante del sistema de isapres. La crisis, de no aprobarse el proyecto, tiene elementos muy amenazantes desde el punto de vista del equilibrio financiero. Algunos indicadores, sin ley, podrían precipitar la caída de alguna isapre y eso habría llevado a una crisis en la prestación de servicios que habrían puesto en jaque la garantía de acceso a la salud, que tenemos que preservar. Es responsabilidad.
Pero no se puede desconocer que sí se instaló como debate interno. ¿Por qué termina prevaleciendo esa visión de las dos almas del gobierno sobre las isapres?
No he visto nunca dos almas en relación al cumplimiento de la sentencia. Eso ha sido bastante artificioso.
¿Nunca se abrió la discusión para aprovechar esta oportunidad?
Aquí lo que interesa es el mandato del Presidente. Y fue bien claro lo que me encargó en el cambio de gabinete, que era resolver la crisis de las isapres. Nunca estuvo en el Ejecutivo la idea de aprovechar estas circunstancias, y eso ciertamente ha sido difícil que la gente lo entienda, porque lo levantan en cada momento. Si nosotros hubiésemos querido que las isapres cayeran no habríamos presentado un proyecto de ley para cumplir la sentencia.
¿Vio riesgo de que esto no avanzara?
En todo momento ha habido riesgo por lo complejo de los acuerdos, porque es una industria desprestigiada. Porque la gente quiere que las isapres paguen, porque cualquier forma de mitigación que mantenga la estabilidad financiera puede ser objeto de crítica. Todo eso no contribuye a que sea fácil.
¿Cómo analiza su manejo de la crisis?
Analizo que, por lo menos, ha sido efectivo. Soy muy enfocada a los resultados y a que los medios sean los adecuados, y si logramos un buen resultado es lo que tiene que prevalecer en el manejo de esta situación. Todo este tiempo hemos estado con actores relevantes y un poder comunicacional muy fuerte, con continuas críticas, pero lo que me interesa es que se llegue a un resultado y salir con un proyecto que ayude a dar estabilidad.
¿Vio en sus interlocutores ganas de resolver?
Sí, ciertamente, pero en algunas circunstancias cuesta que se dejen los bastiones donde están atrincheradas las posturas y por eso valoro el acuerdo, porque estamos en una situación muy polarizada. En este contexto, que hayamos llegado a acuerdo es muy relevante. Yo dije que la salud era un puente para la unidad. La salud es muy cercana a la gente y se entiende la relevancia de no dejar al sistema al arbitrio de una situación que lleve al riesgo del acceso a la atención.
Ud. dijo que si el Presidente hubiese querido una ministra política, habría escogido otro perfil. ¿Hoy tiene más manejo político?
Son consideraciones que hace el resto. Yo trato de enfrentar las cosas en forma clara y transparente. A veces cuesta, porque es un mundo donde no necesariamente uno es capaz de entender todas las motivaciones y racionalidades. Todos querían resolver el problema, eran los medios los distintos.
¿El gobierno pudo haber hecho las cosas distinto para no llegar a esta situación al límite del tiempo?
Siempre las cosas pueden tener diferencias, pero finalmente el apremio de la fecha también ayuda a que esto no puede tener más dilación. Las posturas estaban muy claras, era difícil que una prórroga ayudara. El factor tiempo, en mi experiencia, ayuda a que se llegue a una solución. Y no teníamos certeza de que la corte diera una prórroga.
¿Congelar el ICSA o aumentar a 13 años el plazo de pago no es traspasar a las personas el peso de esta situación?
Yo no lo veo así. Como hay un equilibrio financiero que lograr, prolongar el plazo ayuda a que si es necesaria un alza, sea más baja. Y además se agregó esta posibilidad de pagarles en efectivo a cambio de que la persona pueda transar con su isapre una tasa de descuento, que está fija, para que no se preste a abusos. Lo veo como que fue parte de la negociación, que también permitió que se mantuviera el tope del alza. Y en el ICSA tenemos claro que hay que discutir ese mecanismo. En lo que estuvimos dispuestos a acordar es que fuera transitorio, máximo por tres años o mientras se cambia la normativa. Nosotros mismos tenemos la posibilidad de que ese periodo sea más corto, porque vamos a tratar de cambiar la normativa lo antes posible. Pero es bueno decir que este año, si bien el techo del ICSA era de siete y algo, el reajuste promedio fue de tres y algo.
A pesar de que son techos, los usuarios de las isapres sí van a terminar asumiendo un costo de esta crisis en términos monetarios.
Hay que considerar que a las personas se les rebajará el costo por la tabla de factores y esa rebaja es la cuantía que en tres años se acumuló; que aquellos a los que les debería haber subido por la tabla no les va a subir. No toda la gente va a pagar por sobre lo que pagaba, hay una redistribución. Alguna gente sí, sobre todo los más jóvenes que tenían contratos sin la tabla antigua. Alguno puede ser que pague un poco más, pero ninguno más del 10% de lo que pagaba en julio de 2023. Lo importante es que a la gente se le va a pagar la deuda y que el incentivo a la industria es que trate de tener la menor alza posible, porque las alzas producen que la gente se vaya.
En la comisión se dijo que todos permitieron incluir cosas que no eran de todo su gusto. ¿Qué no le gusta al Ejecutivo?
Es que finalmente es nuestra propuesta.
Pero se incluyeron varios aspectos.
Hubo que ceder, por ejemplo, en la prórroga del ICSA. Son cosas que se acordaron, pero no están en contra del pensamiento del Ejecutivo, porque no las habríamos propuesto. Fuimos cediendo posturas como el plazo, pero ya habíamos propuesto uno prolongado. Accedimos a la propuesta respecto del pronto pago, que vimos que podía tener ventajas para la gente.
¿Pero hay algo que digan ‘no nos gusta’?
No, son todos temas que quedaron en los bordes. Podríamos haber acordado otro plazo, pero se dio así la negociación. Soy muy orientada al resultado y tener una sentencia con ley es el bien mayor. Eso y la MCC.
¿Ve buena llegada en las Cámaras?
Espero que sí. Las personas que van a la mixta representan a sus bancadas.
Pero sabemos cómo funciona el Congreso.
Nadie está obligado a lo imposible, pero ellos negocian con las bancadas. Esperamos que prevalezca eso, pero por cierto siempre ocurren situaciones. Uno siempre espera lo mejor y se prepara para lo peor.
¿Manejan el escenario de que se caiga?
Tenemos la expectativa de que el proyecto se apruebe, dado que la votación en la mixta fue unánime en varios de los paquetes.
¿Qué están haciendo para ello?
Siempre se mantienen contactos con las bancadas para aclarar los temas; dar a conocer la propuesta, que se entienda, de manera que no se instalen discursos que no van en el sentido de lo que se persigue con el proyecto.
Ha habido críticas oficialistas, por ejemplo del senador Castro (PS), quien dijo que son las personas las que terminan pagando esto.
El senador ha hecho críticas y a él le han hecho críticas. Y han sido muy explícitas. Cuando uno está en el Ejecutivo recibe muchas críticas, tanto de adversarios como de parlamentarios del mismo gobierno. En este caso el plazo entre 12 y 13 años no me parece tan sustancial. Y lo del ICSA, lamentablemente, se tuvo que conceder en aras de llegar a un acuerdo por el bien mayor, porque si no, la verdad es que se veía difícil sacar el acuerdo.
¿Puede comprometer la reforma también acordada en este proceso?
Por ley, si se aprueba, vamos a tener que presentar un proyecto que ponga fin a las declaraciones de salud y acabe con los motivos de discriminación, sobre todo para un sistema de aseguramiento que trabaja con las cotizaciones de la seguridad social. Eso ya se está trabajando en conformar equipos, en discutir con los sectores, ver las viabilidades técnicas. El corazón de la reforma es la atención primaria universal, un cambio súper relevante que estamos haciendo, que no todos le ven la relevancia. Los salubristas sí lo vemos.
Pero la reforma comprometida en el programa, ¿la ve posible?
Estamos avanzando hacia un sistema mixto, que tiene una complementariedad público-privada. También estamos avanzando en la universalidad a través de la atención primaria. Es cierto que el gobierno ha definido sus prioridades de reforma, que son la previsional y el pacto fiscal. Pero vamos a dar pasos bien concretos hacia un modelo de salud que se rija por los principios de la seguridad social y más visos de universalidad.
Entonces no veremos una reforma como tal.
Vamos a ir avanzando en eso. Y vamos a ver un proyecto de ley que todos le dicen de reforma, que es este tema que comprometimos, de avanzar en el gobierno corporativo, de Fonasa, de la Superintendencia de Salud, acabar con las discriminaciones de las isapres. Son los cimientos de la reforma. Yo he trabajado en todas las reformas, desde la primera de Aylwin, y son todos procesos largos. Las reformas no son el Big Bang, son procesos que se van acumulando desde que empieza a haber modificaciones.
El tema de las isapres la ha acompañado desde que llegó al cargo. ¿Está al debe en relevar otras cosas?
La relevancia del tema no era para las isapres, sino para el sistema. Por eso nos tuvimos que subir a este carro. La estabilidad del sistema es una prioridad. Pero cuando llegué al ministerio di una organización bien clara, con un encargado de cada tema, de manera de que todos siguieran avanzando. Y han ido avanzando, unos más que otros. Concuerdo que efectivamente esto (isapres) quita la visibilidad de los otros temas. Pero no siento que no haya podido ejercer roles en los otros temas.
Con el fin de la discusión de isapres se le cierra un capítulo importante. ¿Quiere seguir siendo ministra?
Yo voy a seguir siendo ministra. (La Tercera)