Un poco menos de 14 meses han pasado desde la celebración del cumpleaños número cinco de Convergencia Social (CS), el 10 de junio del año pasado. Esa vez, en un acto que se hizo en calle Esmeralda -frente a la casona patrimonial que entonces era la sede de esa colectividad y de Revolución Democrática (RD)-, el Presidente Gabriel Boric llamó a las fuerzas del Frente Amplio (FA) a unirse en un solo gran partido. “La rebeldía es la esencia de un militante de izquierda y da lo mismo cómo se llame el partido o cuáles sean sus colores”, dijo esa noche.
Días después de la fiesta estallaría el caso Democracia Viva, el escándalo de corrupción más grande que ha tenido que enfrentar La Moneda, que borró de un plumazo el discurso impugnador del FA y prácticamente hundió a RD.
Sin embargo, el deseo de Boric se concretó en tiempo récord y con una distensión que sorprendió a los propios dirigentes, sacando a relucir una de las características que ha mostrado la coalición desde sus inicios: su vocación de poder.
Para cumplir con la normativa del Servicio Electoral para la constitución de partidos y evitar disputas internas que pudieran trabar el proceso, las cuatro agrupaciones definieron una declaración de principios con 12 bases muy generales: el FA es un partido democrático, socialista, feminista, ecologista, patriótico, popular, latinoamericanista, descentralizado y diverso, son algunos de los principios que perfectamente podrían estar en la declaración del PS y el PPD.
Se dejaron afuera conceptos que producían disenso, como capitalismo, explotación, Estado plurinacional, extractivismo, patriarcado y pueblo mapuche, entre otros, que estaban escritos con letras grandes en los programas originales de las tiendas frenteamplistas, que los sectores de ala más de izquierda buscan retomar.
“La fusión del FA es el mayor acto de unidad de la izquierda en Chile, desde la Convergencia Socialista de fines de los años 80″, señala Tomás Leighton, director de Rumbo Colectivo -centro de pensamiento creado en 2021 por militantes de RD-. Y agrega que el gran desafío que tiene ahora el partido es asegurar a sus más de 61 mil militantes la posibilidad de participar activamente en las decisiones internas, junto con “ofrecerles herramientas para dialogar mejor con los sectores sociales que aspiran representar”.
“Creemos que el ciclo político del estallido social no está cerrado y falta un debate muy profundo al respecto al interior del Frente Amplio. Eso diría para partir”, afirma Valeska Naranjo, directora de la Fundación La Casa Común.
EL DOMICILIO POLÍTICO
El nuevo Frente Amplio se inscribió el 13 de mayo en el Servel, convirtiéndose en el partido más grande del país, sin contar los adherentes de Comunes que podrían entrar tras normalizar su situación ante el Servel. Un mes después, el 14 de julio, escogió a su primera directiva, presidida por Constanza Martínez (34 años, ex CS) y Andrés Couble (32 años, ex RD) en la secretaría general.
El paso siguiente, según el artículo 18° de los nuevos estatutos, es la realización de un congreso partidario dentro de un año después de la constitución del primer comité central y “a más tardar durante el primer semestre de 2025″. Sus objetivos, como se establece en el artículo 103°, son las definiciones ideológicas, programáticas, estratégicas y tácticas.
“El Congreso es una de nuestras prioridades como partido y espero que se realice lo más pronto posible -señala Martínez-. Este hará que esta unidad, que hoy es administrativa y sustantiva, se haga carne en una definición de más largo aliento”.
Aterrizando los objetivos, la exdelegada de la Región Metropolitana explica que el encuentro -que aún no tiene fecha- deberá definir “aspectos tácticos, como la política de alianzas”, es decir, si se ubicarán más cerca del PC o del Socialismo Democrático y las diferencias con ambos conglomerados, y “programáticos, como la materialización de nuestros 12 principios en propuestas programáticas y objetivos de mediano y largo plazo”.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con el sentido de urgencia del Congreso y tampoco con su carácter ideológico. Algunos creen que no es buena idea exponerse hoy a un debate que puede tensionar la recta final del gobierno de Boric, por lo que sería mejor “no ponerle apellido”. Incluso, algunos son partidarios de hacer el debate de ideas en el verano de 2026, después de las elecciones parlamentarias y presidenciales. “Tenemos que evitar hacernos un penal en el minuto 90″, dice un alto dirigente.
Entre los históricos frenteamplistas se encuentran muy presentes los quiebres que han tenido en sus 12 años de historia, producto de desconfianzas mutuas y diferencias ideológicas. Entre ellos, el ocurrido en noviembre de 2019, cuando el entonces diputado Boric fue pasado al tribunal supremo de CS por haber firmado al acuerdo por una nueva Constitución.
Para el exministro Giorgio Jackson (ex RD), los desafíos más urgentes que el FA tiene por delante son otros: ”Obtener un buen resultado en las elecciones municipales y regionales, poder concretar la mayor cantidad de cambios que mejoren la vida de las personas en los 600 días que quedan de gobierno y fortalecer orgánica y territorialmente el partido, para ofrecer una política de alianzas y de objetivos estratégicos desde una buena posición”.
El senador Juan Carlos Latorre (ex RD) también cree que la prioridad hoy es “crecer más territorialmente e incorporar mayor militancia activa en las comunas”. No obstante, advierte que el discurso de la estabilización del país, levantado por el Segundo Piso en la última cuenta presidencial, no es suficiente.
“En lo que resta del gobierno, nuestro desafío es sacar adelante una reforma de pensiones con un fuerte componente de equidad de género, el pacto fiscal, la negociación colectiva multinivel, reemplazar el CAE por un sistema más justo de financiamiento de la educación superior, avanzar en un seguro de salud universal y materializar la agenda de salud mental”, dice.
AUTOFLAGELANTES Y AUTOCOMPLACIENTES
Al igual como ocurrió durante los años más exitosos de la Concertación, en el nuevo FA se enfrentan autoflagelantes y autocompacientes. Para los primeros el ciclo político surgido a partir del estallido social de 2019 no se ha cerrado y las demandas que la ciudadanía levantó con rabia no han sido solucionadas.
Así se plantea en el libro Imaginar el futuro. La izquierda en una nueva época, que presentará en los próximos días el colectivo La Casa Común -que preside el exconvencional Fernando Atria-, que recoge las conclusiones de diálogos con distintos grupos del FA, desde un prisma más autoflagelante.
“Cuando uno piensa en el Frente Amplio, no puede dejar de situar la movilización estudiantil de 2011 como su inicio, y el estallido del 2019 y los dos (fallidos) procesos constituyentes, como un punto de inflexión. Desde la reflexión que estamos haciendo hoy, desde la Casa Común, creemos que el ciclo 18/O no está cerrado y falta un debate muy profundo al respecto al interior del FA. Eso diría para partir”, dice Valeska Naranjo, una de las directoras de este centro de estudios y fundación.
La exsubsecretaria de gobierno agrega que están pendientes temas relevantes para el FA, como las reformas en materia de justicia y seguridad social y los cambios al sistema político -que hoy La Moneda busca impulsar a través de una reforma en el Congreso- y “qué significa realmente plantearnos como un partido ecológico y feminista”.
Aunque también concluyen que el “descontento social acumulado todos estos años sigue vigente”, un documento recientemente elaborado por Rumbo Colectivo posee una mirada más autocomplaciente sobre el rol del FA en el gobierno.
El texto Horizonte Frente Amplio: diagnósticos y perspectiva fue coordinado por la abogada Constanza Schönhaut (ex CS) y buscó responder ¿Qué es hoy el Frente Amplio? y ¿Cuál debería ser su sello?, entre otras interrogantes. Para ello, la exconvencional y actual candidata a alcaldesa por Las Condes reunió a 12 representantes de las distintas sensibilidades del arco frenteamplista y pertenecientes a distintos sectores (dirigentes de base, intelectuales, autoridades, técnicos, etc.).
“La pesada inercia del sistema político buscará hacer del FA y sus logros, anécdotas, y es nuestra responsabilidad evitarlo. Afirmar su vigencia no es solo validar su trayectoria hasta aquí, sino demostrar que como actor político es capaz de lograr lo que compromete”, afirma en el documento Ximena Peralta (ex CS).
Respecto de las nuevas banderas que debería enarbolar, Schönhaut dice que “la recuperación de la libertad de los chilenos y chilenas fue algo que se reiteró mucho como idea de un proyecto de izquierda moderna, a través del impulso de políticas públicas que permitan más tiempo libre para la vida personal y familiar”.
Camila Miranda, directora ejecutiva de Nodo XXI, uno de los centros de estudios más influyentes del FA, cuenta que no exclusivamente acotado al Congreso, están trabajando en dos documentos con la mirada más bien puesta en el futuro y los “dilemas que desafían a la izquierda en su proyecto y programa”.
El primero, un proyecto de desarrollo para el bienestar y el segundo es una una investigación -cualitativa y cuantitativa- en sectores populares, especialmente en los nuevos votantes, para saber cuáles sus ideas de libertad, igualdad, relación con la política y visión sobre el futuro de Chile.
“Los problemas que le toca enfrentar al FA son radicales: crisis climática, impactos de la inteligencia artificial, incremento de la concentración de la riqueza y la desigualdad, robotización, automatización y cambios demográficos con impactos en el trabajo y los cuidados. Sin duda, tal panorama requiere de cambios profundos que deben abordarse de frente”, dice Miranda.
PRESIÓN VS PRAGMATISMO
Aquí aparece otro de los debates estratégicos que hoy cruzan a la joven colectividad: poner presión al Presidente para que materialice propuestas frenteamplistas, o mantener el pragmatismo con que han actuado hasta hora para no hacer olitas al gobierno.
Algunos sectores del ala más dura son partidarios de apretar el acelerador, señalando que, a diferencia de sus socios del Socialismo Democrático -que pueden hacer suyos los avances en seguridad y orden público- y del Partido Comunista -que logró el royalty minero, la Ley 40 Horas y alza del sueldo mínimo-, el FA no tiene nada concreto de la actual administración que lucir en sus estanterías. Y que hoy, los incentivos para crecer “a costa del gobierno” los tiene fundamentalmente el partido del Presidente, como señaló en una reciente columna en La Tercera el analista político y director de Azerta, Camilo Feres.
Sin embargo, desde el bloque más complaciente enumeran una serie de promesas de campaña que han visto la luz, como el Copago Cero en salud pública, la ley de pago efectivo de pensiones de alimentos, la ley integral contra la violencia de la mujer y el impulso para la creación de un sistema nacional de cuidados.
Couble dice que ambas cosas -presión social y pragmatismo político- no son excluyentes: “Es una falsa dicotomía. El Frente Amplio nace desde los movimientos sociales y un desafío importante es fortalecer nuestro vínculo e inserción en ellos. A su vez, desde los espacios institucionales hemos impulsado transformaciones que buscan responder a las demandas que nacen desde lo social”.
Por de pronto, el flamante partido prepara su presentación oficial, fiesta incluida, que encabezarán Boric y sus ministros frenteamplistas en su sede en el centro de Santiago. También estarán invitados todos los candidatos municipales y regionales -que aprovecharán de sacarse fotografías para sus campañas-, entre ellos el alcalde de Maipú (FA), Tomás Vodanovic, quien en la encuesta CEP publicada esta semana apareció entre los políticos mejor evaluados.
“El Congreso es una de nuestras prioridades como partido y espero que se realice lo más pronto posible. Este hará que esta unidad, que hoy es administrativa y sustantiva, se haga carne en una definición de más largo aliento”, concluye Constanza Martínez, presidenta del Frente Amplio. (La Tercera)