El 18 largo de los trabajadores formales e informales

El 18 largo de los trabajadores formales e informales

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Entre los 9,257 millones de personas que reportan estar empleadas en Chile, uno de cada cuatro reporta tener un trabajo informal. Para ese 28% de chilenos y extranjeros residentes, los tres días de vacaciones que trae este año para las fiestas patrias es un recordatorio brutal de que la clase política nacional habla mucho de la desigualdad de ingresos y oportunidades, pero hace poco para construir más igualdad. Porque Chile se ha esmerado en adoptar políticas de buen vivir para la población formalmente empleada, pero ha hecho poco para promover el crecimiento, dinamizar el empleo y subir la tasa de empleos formales, las políticas de protección a los empleados formales y la desprotección evidente a los empleados informales está profundizando esa desigualdad que nuestra clase política tanto se esmera en denunciar y tanto dice querer combatir.

Este año, como los dos días de feriado de las fiestas patrias caen en miércoles y jueves, entra en vigor la normativa que crea un feriado adicional para así crear un fin de semana largo para todos los trabajadores formales que tienen derecho a feriados pagados. Como los feriados del 18 y 19 de septiembre son irrenunciables, muchas empresas y comercios deben cerrar sus puertas para así permitirle a los trabajadores que disfruten de este largo fin de semana de días festivos. Porque la legislación declara que el feriado es irrenunciable, las personas que hubieran preferido trabajar estos días no podrán hacerlo. Aunque tener feriados irrenunciables pudiera parecer una aberración para cualquier defensor de la libertad individual, la lógica detrás de esta medida es que los trabajadores chilenos necesitan que el papá benevolente, el Estado, los proteja contra el abuso de los empleadores.

Una dimensión que es a menudo ignorada en el debate sobre la conveniencia de tener 16 feriados -varios de ellos irrenunciables- en un país con serios problemas de productividad laboral y enormes desafíos para lograr mayor creación de empleos en el sector privado es cómo afectan estos beneficios laborales a los empleados formales y a los trabajadores informales. Para los primeros, habrá tres días de descanso pagados por el empleador. Además, para muchos de ellos, se sumarán el sábado 21 y el domingo 22. En cambio, para los empleados informales, no habrá vacaciones o si, les toca no trabajar, no habrá remuneración. Sugerir que los empleadores de trabajadores informales pueden voluntariamente pagarle los días que no trabajan es parte de la pregunta más compleja de por qué los empleadores contratan trabajadores de manera informal. De hecho, para muchos informales, los problemas de la informalidad son mucho más graves y permanentes que no tener días feriados.

En Chile, entre mayo y julio de 2024, hubo 9,257 millones de personas que reportaron estar trabajando. De ellos, 2,556 millones (un 28%) reportó trabajar informalmente. Para ese grupo de personas, las vacaciones, la previsión, los seguros laborales, la salud y también los feriados son un lujo que ellos no se pueden dar. Es cierto que no es culpa de los trabajadores formales que haya trabajadores informales.

Pero en la medida que haya más protección para trabajadores formales, resulta más difícil que los empleadores contraten nuevos trabajadores formales. A medida que aumenta el costo de los trabajadores formales, aumentan también los incentivos para que los empleadores contraten trabajadores informalmente. Cada aumento marginal en el costo de los trabajadores formales contribuye a que se agrande la lista de personas que trabajan de forma informal en Chile.

El efecto de un mayor costo del trabajador formal contribuye también a un incremento en la desigualdad de ingresos y de oportunidades. Mientras el 72% de los trabajadores chilenos que felizmente tienen un empleo formal gozarán de su feriado largo, el otro 28% tendrá problemas para hacer el salario del mes porque habrá varios días en los que no podrán trabajar o se ralentizará el empleo. Si bien los feriados generan actividad económica en ciertos sectores, como el turismo, la productividad general del país baja cuando hay muchos feriados.

Para los que insistan en que los feriados son algo bueno porque tienen otras externalidades positivas, la respuesta en este caso es que uno de cada cuatro chilenos es un trabajador informal que no goza de esos beneficios. Es cierto que las personas afortunadas tienen derecho a gozar sus beneficios laborales y a disfrutar con sus familias, pero en un país en que la clase política se llena la boca criticando la desigualdad y prometiendo tomar medidas concretas para combatirla, sorprende la poca importancia que da la clase gobernante a la informalidad laboral.

Ahora que los lectores de esta columna se preparen para disfrutar el largo fin de semana, recuerden que por cada tres trabajadores chilenos que gozan de este derecho laboral, hay uno que no podrá tener remuneración si no sale a trabajar en los próximos días. Para tener el país que dé oportunidades para todos, necesitamos ampliar la base de empleos formales. Para eso, necesitaremos más crecimiento económico y mayor productividad laboral. (El Líbero)

Patricio Navia