Las noticias de las últimas horas, como el triple homicidio frustrado en Puente Alto que dejó a un adolescente muerto y a dos niños heridos en condición crítica, son un recordatorio brutal de cómo nuestra infancia está siendo vulnerada.
La violencia sin control, las balas locas y la desprotección constante son parte de una realidad que no podemos ignorar. ¿Hasta cuándo permitiremos que en Chile pasen estas cosas? Cada niño herido o asesinado es más que solo una estadística, es un reflejo de cómo estamos fallando como sociedad. Y esto no es un problema aislado.
Estamos viendo cómo niños y niñas, que deberían estar recibiendo educación y atención, se ven expuestos a entornos marcados por la precariedad, el estrés constante y la violencia. La niñez, en muchos casos, queda completamente desprotegida.
El impacto socioemocional de crecer bajo estas condiciones es devastador. Niños que viven con miedo, que han normalizado la violencia y que no cuentan con el apoyo psicológico necesario para desarrollarse plenamente, están siendo condenados a vivir en un ciclo de vulnerabilidad.
¿Qué esperanza podemos ofrecerles si no los hacemos nuestra prioridad?
Se requiere de autoridades y de una sociedad que apueste a largo plazo, que tenga la voluntad de generar los cambios necesarios y la gran generosidad y altruismo de velar por los más necesitados. Nuestros niños y niñas necesitan acceso a la educación, salud mental, y oportunidades que les permitan desarrollarse de forma plena. Es hora de que la infancia sea realmente una prioridad en Chile. (El Mercurio Cartas)
Lucy Ana Avilés