La Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel a los economistas Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson. Este reconocimiento destaca su influyente trabajo sobre el papel de las instituciones en el éxito o fracaso de las naciones, un enfoque que ha cambiado la forma en que se entiende el desarrollo económico.
- Robinson, Acemoglu y Johnson son autores del libro Por qué fracasan los países, un libro donde se argumenta que las instituciones inclusivas, que permiten la participación equitativa de la población en la vida política y económica, generan crecimiento económico sostenido. Por el contrario, afirman, las instituciones extractivas, que concentran el poder en una élite, llevan al estancamiento y al declive económico.
Un crítico de las élites chilenas. Durante la última década, el académico británico James Robinson ha abordado varias veces la situación en Chile.
- El profesor de la Universidad de Chicago, que siguió de cerca el debate sobre la nueva Constitución, ha dicho que existe un tono distinto en las élites, que reconocen la necesidad de realizar cambios y ajustes en el modelo y las reglas del juego para seguir avanzando en el camino del desarrollo.
- En marzo de 2023 vino como expositor principal del foro organizado por la consultora McKinsey, y fue allí donde, según dijo, constató el cambio de tono que está en el corazón del giro optimista en su análisis.
- “Hablé con muchos magnates y gente de negocios y quedé muy impresionado: a pesar del gran éxito económico de Chile en los últimos 30 o 40 años, lo cual creo que es innegable, también se reconoce que el modelo que trajo ese éxito tiene problemas, y que tienes que abordar esos problemas si quieres pasar a la siguiente etapa. Eso es sumamente correcto. Entonces, para mí, fue un ambiente muy emocionante”, señaló en la entrevista a Privotes/Ex-Ante.
- “Quedé muy impresionado en esta reunión en la que estuve en marzo con muchos empresarios que estaban extremadamente conscientes de estos problemas. Y muy sensibles a las ideas de ‘bueno, ¿cómo resolvemos este problema?’ Están hablando del problema: ‘necesitamos solucionar este problema, ¿que necesitamos para resolver este problema de confianza? ¿Cómo lo hacemos?’ Creo que es genial, es un gran debate”, añadió.
La paradoja chilena. Robinson apuntó a la historia de Chile como un factor que ayuda al excepcionalismo nacional: para el académico, institucionalmente nuestro país tiene una fuerte distancia con el resto de la región, lo que, al mismo tiempo, genera un aumento de expectativas que puede explicar las demandas surgidas en los últimos años por parte de la sociedad.
- “Si retrocedes hasta el siglo XIX, Chile no se parece a otros países latinoamericanos. Es como el mejor, tiene el estado más fuerte. Es mucho mejor en la construcción de vías férreas y carreteras. El ejército es el más efectivo en América Latina. Chile se ve diferente. No son solo los últimos 40 años, son los últimos 200 años. Siempre ha estado en un tipo diferente de trayectoria”.
- “Parte del problema con la confianza en Chile es que las expectativas de la gente son mucho más altas que en otras partes de América Latina. Creo que los chilenos pueden ver que existe este potencial en Chile, que no existe en ningún otro país latinoamericano. Hay un potencial para que Chile se convierta en un país realmente desarrollado, de una manera que ningún colombiano o argentino podría imaginar. Entonces, tienes estándares muy altos y eso es algo bueno. Tienes altas expectativas. Y estás decepcionado porque no estás a la altura de tus expectativas”.
Piñera y Boric. Robinson valoró el rol que han tenido los últimos dos presidentes: Sebastián Piñera, por lo simbólico de que él abriera el proceso, no sólo siendo mandatario, sino también un representante del poder económico chileno. Y Gabriel Boric, por aceptar la derrota del 4 de septiembre e insistir con el proceso respetando las instituciones.
- “(Piñera) No es una persona que hubieras esperado que iniciara ese proceso. Así que creo que es importante. Lo hizo en un momento en que muchos de los problemas latentes de Chile salieron a la superficie. Y fue lo suficientemente inteligente, y no solo lo suficientemente inteligente, sino también creyó en la sociedad”.
- “El Presidente Boric no está contento con la última iteración de este proceso, pero está bien. Ya sabes, él cree en las reglas. No va a tratar de eliminar las reglas. Esa es la forma en que funcionan las cosas para mí (…) Si miras la situación en México en este momento donde tienes al Presidente López Obrador, que trata de desinstitucionalizar el país”.
El símbolo constitucional. En 2015, Robinson se declaraba “más bien escéptico de que la solución para los problemas de Chile sea reescribir la Constitución. Hemos estado hablando de la situación de las élites, y eso no se cambia escribiendo una ley: es sobre redes en la sociedad, es sobre oportunidades”. Sin embargo, también en este punto su mirada hoy es distinta.
- “En mi experiencia, el período militar es muy polarizante incluso ahora en Chile. Y deberían superar eso. Es una forma muy simbólica de superar ese período. ¿Podrías haber mantenido la economía en movimiento sin reescribir la Constitución? Sí, quizás. Pero estas cosas simbólicas son muy importantes a veces en términos de unir a las personas y reconocer lo que tenemos en común”.
- “Creo que están haciendo lo correcto. Si miras todas las constituciones exitosas, siempre es un proceso complicado como este, porque hay que herir a la gente. Y necesitan ser escuchados para que acepten el marco. No puedes resolver todos tus problemas con una Constitución: hay que implementar las constituciones, hay que interpretar muchas cosas. No se puede microgestionar la sociedad con una Constitución. Pero creo que es un momento importante para que Chile avance y se desvincule de los militares y de ese legado. Y esa es una nueva era para el país”. (Ex Ante)