Aunque el gobierno del Presidente Gabriel Boric haya hecho su mejor esfuerzo por mantenerse al margen de la campaña para la segunda vuelta de la elección de gobernadores regionales en las 11 entidades del país en las que el 27 de octubre no hubo un ganador, resulta inevitable que el domingo 24 de noviembre muchos chilenos marcarán su voto respecto a su evaluación del gobierno y su percepción de si Chile va por un buen camino. Aunque el nombre de Boric no esté en la papeleta, y aunque los candidatos a gobernadores del oficialismo se hayan esmerado en omitir el rostro de Boric de los materiales gráficos de la campaña, el resultado del domingo dirá mucho sobre cómo se sienten los chilenos respecto al camino por el que ha transitado Chile bajo la presidencia del joven e inexperto líder del Frente Amplio.
Lee también de Patricio Navia: Boric anda desaparecido
De todos los presidentes electos en Chile desde el retorno de la democracia, Boric es el Mandatario que ha tenido que enfrentar más elecciones en el poder. En sus seis años en el poder, Eduardo Frei y Ricardo Lagos tuvieron una elección municipal y una elección parlamentaria. Casi todos los presidentes que duraron cuatro años sólo debieron enfrentar una elección municipal en sus periodos. En su segundo periodo, Piñera tuvo el plebiscito de octubre de 2020, las mega elecciones municipales, de gobernadores y convencionales constituyentes en mayo de 2021 y la segunda vuelta de la elección de gobernadores en junio de 2021. Boric debió enfrentar dos plebiscitos constitucionales, la elección de la segunda convención constituyente, la elección de gobernadores y alcaldes hace unas semanas y, ahora, la segunda vuelta de las elecciones a gobernadores.
Las elecciones se ganan o se pierden dependiendo de quién las interpreta, pero es innegable que tienen consecuencias. Después de perder decididamente el plebiscito de 2022, el gobierno de Boric se quedó sin gasolina para seguir impulsando su agenda. La derrota oficialista en la elección para la segunda convención constitucional fue otro balde de agua fría, pero la derrota de la propuesta constitucional redactada por los partidos de derecha en diciembre de 2023 fue una especie de gol del honor para el oficialismo. El tropiezo del 27 de octubre fue un nuevo trago amargo, pero el efecto de ese tropiezo fue menor que la derrota del plebiscito de septiembre de 2022.
Este domingo, veremos un nuevo balde de agua fría para el oficialismo del Frente Amplio, PC y Socialismo Democrático o una ocasión para que La Moneda respire aliviada porque se evitó un descalabro mayor. Aunque entiendan que deberán escoger a una persona para gobernar a su región hasta fines de 2028, los electores también saben que cada elección es una gran oportunidad para enviar un mensaje al gobierno.
Aunque Boric no haya participado en la campaña y aunque el gobierno esté más preocupado de defenderse de las acusaciones de encubrimiento y protección al exsubsecretario Monsalve -que ahora está en prisión preventiva producto de una imputación judicial por violación a una subordinada- mucha gente aprovechará su voto para expresar su visión sobre si el país avanza por buen o mal camino. Aquellos que creen que el gobierno lo ha hecho mal, podrán castigar al Presidente Boric votando por los candidatos de oposición. Aunque los candidatos oficialistas y de izquierda se hayan distanciado del gobierno, mucha gente votará para dejar en claro que quiere un cambio en el país.
Los partidos de derecha probablemente ganarán con facilidad en Concepción (Región del Biobío), Maule y Los Lagos (donde compiten dos candidatos de derecha). La izquierda asegurará Antofagasta y una o dos regiones más. Pero en las regiones más pobladas de Santiago, Valparaíso, La Araucanía y O’Higgins, las encuestas anticipan un resultado más peleado. El gobierno aspira a ganar una o dos de esas regiones para declarar que no hubo tsunami electoral de la oposición. La Moneda quiere replicar el ejemplo de la Unidad Popular en las elecciones legislativas de marzo de 1973, cuando pese a que los partidos afines a Allende perdieron ante la oposición de la derecha y el PDC, el gobierno de Allende se declaró ganador porque la victoria de la oposición no fue tan amplia como se esperaba. Si logra mantener Valparaíso y/o Santiago, el gobierno de Boric descorchará botellas de espumante para celebrar (aunque no habrá pisco sour en La Moneda).
Como siempre ocurre en la noche de las elecciones, todos se declararán ganadores. Pero será fácil saber quién realmente ganó por la cantidad de sonrisas y abrazos que se vean en La Moneda y en las sedes de los partidos de derecha. Si la experiencia electoral reciente en Chile y otros países sirve de guía, los bajos niveles de aprobación presidencial y el descontento popular por el camino en el que está Chile en estos últimos años debiera llevar a que haya más rostros tristes en el oficialismo y más caras alegres en una oposición que, más por errores del gobierno que por méritos propios, se está beneficiando del voto de castigo de un electorado que cree que Chile va por mal camino. (El Líbero)
Patricio Navia