G. Ramírez (UDI): «Es indispensable un acuerdo en pensiones»

G. Ramírez (UDI): «Es indispensable un acuerdo en pensiones»

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En los 145 días que lleva Guillermo Ramírez al mando de la Unión Demócrata Independiente (UDI), la semana que acaba ha sido una de las de mayor exposición del diputado. Sus declaraciones, a propósito de los acercamientos de la oposición con el Ejecutivo en la reforma de pensiones, desataron fuertes críticas del Partido Republicano. La mención -errónea, aclara- a un esquema de reparto elevó el tono entre las derechas. Frente a los emplazamientos, el timonel gremialista defiende la intención de llegar a un consenso en la materia, pero no cualquiera. “Decir que esto es cobardía no se sostiene. Para llegar a acuerdos se requiere una alta dosis de valentía y una alta dosis de convicción”, afirma.

¿Cuál es la posición de la UDI respecto de los avances alcanzados hasta ahora en la tramitación de la reforma de pensiones?

Es urgente corregir las debilidades del sistema para fortalecer la capitalización individual y consolidar su legitimidad social. El sistema de capitalización individual es el único viable para asegurar sostenibilidad y buenas pensiones, pero tiene algunos problemas por corregir: el porcentaje que se ahorra es muy bajo, las lagunas son demasiado grandes y no hay verdadera competencia entre las aseguradoras. Y, además, está el problema de las mujeres, que ha sido ampliamente debatido esta semana. Esa diferencia es injusta, porque no está basada en el mérito o el esfuerzo, sino que en la condición de mujer. Por sentido común, por empatía, por sentido de realidad, muchos parlamentarios queremos buscar una solución razonable y equitativa. Entre esas propuestas está una PGU diferenciada (con impuestos generales), la creación de un seguro y que los hombres compensen a las mujeres directamente a las cuentas de capitalización individual. Si corregimos estos aspectos, vamos a consolidar el sistema de capitalización individual, que es finalmente nuestra preocupación.

Conceptualmente sí se podría decir que es una especie de reparto, ¿no?

El sistema de reparto por definición consiste en que los ahorros de los trabajadores no se ahorran, sino que se gastan, y por eso es insostenible en el tiempo. En este caso, una de las alternativas -que no ha sido todavía acordada- podría consistir en capitalizar una parte del ahorro de los hombres en las cuentas de las mujeres. Estamos hablando de 0,3 puntos de cotización, pero es solo una de las opciones que está sobre la mesa.

¿Es tan optimista como el ministro de Hacienda, Mario Marcel? En medio de la controversia señaló estar “a punto” de un acuerdo con la oposición.

Imagino que Marcel dice que estamos cerca de una solución porque hemos logrado acordar algunas cosas que son importantes, como la PGU, el régimen de inversión, el cobro de las comisiones, los fondos generacionales (…). Pero, lamentablemente, como ocurrió en la Cámara de Diputados y en la mesa técnica, cuando llegamos a la discusión acerca del destino de los seis puntos adicionales de cotización, toda la discusión se entrampa, porque el gobierno insiste en crear un fondo de reparto. Eso es matar el sistema más tarde o más temprano.

Pero tanto lo de Marcel como las declaraciones de la ministra del Interior, Carolina Tohá, los presiona.

Nosotros llevamos dos años defendiendo nuestra posición en la mesa de pensiones con el gobierno. No ha habido acuerdo, pero hemos avanzado en una serie de temas importantes. Y vamos a seguir sentados en la mesa hasta que se acabe el gobierno si es necesario. Es nuestro deber, al menos, intentar dar solución a los problemas de pensiones bajas, del debilitamiento del mercado de capitales y de la incertidumbre respecto del futuro del sistema de pensiones. Por eso mismo, no necesitamos que nadie nos diga ni nos anime a que sigamos conversando, porque lo vamos a hacer hasta el final por sentido de responsabilidad. Pero eso no significa que vayamos a firmar un mal acuerdo con el gobierno.

Esta vez, a diferencia de otras disputas con el Partido Republicano, usted y quienes llevan las negociaciones con el Ejecutivo en el Senado han defendido la idea de llegar a acuerdos, no han retrocedido. ¿Por qué? ¿Tiene que ver con el resultado electoral que consolidaron como bloque?

A estas alturas parece un lugar común reivindicar los 30 años de progreso de Chile y la democracia de los acuerdos. Esos 30 años de progreso se acabaron con la aparición del Frente Amplio, que llegó con la idea de que conversar con los adversarios era una traición y que llegar a acuerdos era una cesión inmoral. Llevamos demasiado tiempo en un ambiente polarizado (…). Nosotros no somos “acuerdistas”, no estamos dispuestos a llegar a cualquier acuerdo, pero sí consideramos que es nuestro deber estar permanentemente abiertos a discutir los temas que permitan, al menos, la posibilidad de llegar a buenos acuerdos para Chile. Por el contrario, los republicanos se han autoexcluido de un tema que es central. Son como un emperador romano en la tribuna que levanta o baja el dedo. Percibo que quedaron muy afectados por sus malos resultados de las elecciones pasadas si ven en esta materia una oportunidad para ganar algunos puntos.

No es tan efectiva ahora la amenaza republicana, entonces.

El Presidente Piñera decía que el peor enemigo de un político es el miedo, porque lo paraliza. Hoy vivimos con miedo a la funa, a las redes sociales, a los mensajes por WhatsApp. Ya nadie se atreve a decir nada políticamente incorrecto, nadie se atreve a conversar con el del frente y es paradójico, porque se reivindican los 30 años, pero no se está dispuesto a dar un paso en ese sentido. Yo no tengo miedo, soy uno de los 11 o 12 diputados que votamos todos los retiros en contra y fui a los matinales en pleno estallido social para que me reventaran por defender a Carabineros (…). Decir -como dicen algunos dirigentes del Partido Republicano- que esto es cobardía no se sostiene. Para llegar a acuerdos se requiere una alta dosis de valentía y una alta dosis de convicción.

El presidente de los republicanos, Arturo Squella, que se formó junto a usted en el gremialismo, los acusó de no tener convicciones.

Es justamente al revés. Cuando una persona tiene convicciones está dispuesta a enfrentar al adversario, a sentarse con él y defender las convicciones. Atrincherarse en las propias ideas, restándose de defenderlas en una mesa, restándose de una discusión, limitándose a votar simplemente lo que la propia doctrina ordena, es un camino muy fácil y no requiere ningún esfuerzo. La política es intentar avanzar para resolver los problemas, y eso implica debate, negociación y buenos acuerdos. Si llegamos a un buen acuerdo, lo vamos a sacar adelante. Y si finalmente el gobierno insiste en crear un fondo de reparto, no habrá acuerdo simplemente.

¿Las diferencias con el Partido Republicano marcan un parteaguas?

La razón por la cual el Partido Republicano busca o inventa diferencias con Chile Vamos es porque necesita desesperadamente una razón para llevar candidato presidencial a primera vuelta. Ellos ya decidieron que no participarán en primarias y no tienen buenas razones para justificar esta división que solamente termina beneficiando a la izquierda. En mis dichos encontraron el fundamento perfecto y estoy seguro de que seguirán relevando las diferencias y no las cosas que nos unen. Ahí está, nuevamente, la histórica vocación suicida de la derecha chilena.

¿Pero en Chile Vamos seguirán buscando incluirlos en una primaria y en la conversación de listas parlamentarias?

En la presidencial, así como van las cosas, Chile Vamos tendrá su primaria, el Partido Social Cristiano la suya y el Partido Republicano llevará a José Antonio Kast a primera vuelta. Tres candidatos de oposición en la papeleta. En la parlamentaria, mientras la izquierda competirá en dos listas, nosotros lo haremos en al menos tres. Con eso nos podemos olvidar de obtener mayoría en el Congreso. Y eso que aún no sabemos qué ocurrirá con Ximena Rincón en la presidencial, y con Demócratas y Amarillos en la parlamentaria. Todo esto es de una responsabilidad y mezquindad muy grande y por eso insistiremos en una única primaria amplia hasta el último día.

José Antonio Kast planteó que hay presiones de Evelyn Matthei para que Chile Vamos resuelva el tema previsional antes de un eventual gobierno de Chile Vamos. ¿Es un factor para ustedes?

Entiendo que desde la perspectiva de republicanos sea difícil entender que uno tenga una genuina vocación por resolver un problema mediante acuerdos y una genuina preocupación por algo que hoy afecta a las mujeres. Nosotros no estamos pensando en resolverle un problema a un eventual gobierno de Evelyn Matthei, sino que estamos pensando en avanzar en la solución de un problema real.

Kast emplazó a su candidata a referirse al tema, a hacer explícita su postura en pensiones.

Si José Antonio Kast quiere debatir con Evelyn Matthei, encantados de que participe en una primaria.

Decía que cree que el Partido Republicano quedó desconcertado de cierta forma tras los últimos resultados municipales y de gobernadores. ¿Ya pasó el peak electoral?

La principal razón por la cual republicanos sufrió una baja es por la gobernabilidad que una u otra opción ofrece. El Partido Republicano ha dicho que hay que pactar nada en ningún tema con la izquierda, que hay que apostar a tener mayoría en el Congreso para hacer los cambios a su pinta. Y ya tuvimos una experiencia en la que el Partido Republicano tuvo todas las mayorías, y a pesar de estar en el Consejo Constitucional, con todo el apoyo de Chile Vamos, el proceso terminó siendo un fracaso. Los chilenos se preguntan si ese escenario se podría volver a repetir, en condiciones que entregándoles las mayorías, finalmente sean capaces de construir propuestas que le hagan sentido a Chile.

¿Cómo avanzan las conversaciones para una primaria con las fuerzas opositoras fuera de Chile Vamos?

Acabamos de terminar una elección municipal en donde por primera vez en la historia esta oposición obtuvo más concejales que la izquierda (…). Esto nos hace pensar que el próximo año podríamos tener, también por primera vez en la historia, mayoría en el Congreso, en ambas cámaras. Pero esta situación, que es favorable y expectante, se transforma en un imposible si terminamos yendo en tres o cuatro listas parlamentarias (…). Y podemos ganar la presidencial, pero no vamos a tener el músculo parlamentario para sacar reformas difíciles adelante. Vamos a continuar los esfuerzos de conversar con grupos que están al centro, que han sido oposición a este gobierno y que fueron parte del Rechazo en el plebiscito. Lo mismo con el Partido Social Cristiano, para ver si existe alguna posibilidad también de trabajar en unidad. Y esperamos que el Partido Republicano eche pie atrás a su definición de ir solos en la presidencial y de ir solos en una lista parlamentaria.

¿Tiene que estar el exalcalde Rodolfo Carter en la primaria?

Yo prefiero en este momento no hablar de nombres, sino hablar de objetivos. Creo que el principal objetivo hoy día es intentar tener una primaria amplia que abarque a todas las oposiciones y en la que puedan participar los líderes de todas las oposiciones.

Luego de haber aclarado su postura, de defender la idea de llegar a buenos acuerdos como los define. ¿Tiene espalda en la UDI que lo apoye para lo que se defina respecto de pensiones? ¿No hay descuadres, ningún descuelgue?

La disciplina que tiene la UDI no es algo que se da por arte de magia. La disciplina que históricamente hemos tenido en el partido es porque tenemos mucho debate interno y porque somos capaces de llegar a acuerdos en esas discusiones internas. La forma de abordar la reforma de pensiones no es la excepción. Y la razón por la cual vamos a estar unidos es porque vamos a seguir esta lógica de tomar las decisiones en conjunto al interior del partido. (La Tercera)