El senador Luciano Cruz-Coke (Evópoli) es uno de los tres parlamentarios de Chile Vamos que ha llevado los diálogos con el Ejecutivo desde la Comisión de Trabajo.
En la semana en que la posibilidad de un acuerdo pareció alejarse por declaraciones del propio Presidente Gabriel Boric contra la industria, o de la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, frente a los reparos manifestados por la exalcaldesa y abanderada de la UDI, Evelyn Matthei, Cruz-Coke afirma que seguirán trabajando para cumplir con despachar el proyecto desde la Cámara Alta en enero.
“A estas alturas del partido podría haber una intervención del Papa Francisco, o del Presidente Donald Trump, y nosotros seguiríamos buscando los mismos objetivos que hemos perseguido desde el principio: generar una reforma técnica y políticamente viable”, dice.
¿Les sorprendieron los reparos expresados por Evelyn Matthei?
No necesariamente. Este ha sido un debate cruzado por una serie de intervenciones. El jueves, sin más, el Presidente de la República apareció nuevamente interviniendo (…). Me parece que Evelyn Matthei no dice nada muy distinto de lo que nosotros mismos hemos manifestado como aprensiones en los temas más delicados y que deben discutirse para que la reforma tenga viabilidad política y técnica. Hay que tomar las declaraciones, todas, con la cautela y prudencia de una discusión que llevamos los senadores con bastante autonomía. Más que sorprendernos, lo de Matthei es un insumo más de una persona que ha sido ministra del Trabajo y que entiende que el diablo está en los detalles.
En el oficialismo fue interpretado como una “quitada de piso” a las conversaciones que han sostenido con el gobierno.
A todo el mundo le gusta hacer interpretaciones, pero el senador Rodrigo Galilea (RN), Juan Antonio Coloma (UDI) y quien le habla sabemos cabalmente las responsabilidades que nos caben en este debate. Somos nosotros quienes finalmente tenemos que tomar todos los insumos y llegar al mejor acuerdo posible.
¿Cuánto condiciona la postura de Matthei para llegar a un acuerdo con el gobierno? La Moneda arremetió contra la exalcaldesa.
No nos condiciona en lo absoluto. Somos tres senadores responsables y con experiencia política los que estamos a cargo. Y nos condicionan mucho menos las declaraciones que formula el mismo Presidente Boric pensando que ello podrá tener algún tipo de influencia en las negociaciones. Acá está la Comisión de Trabajo, donde tenemos mayoría, y vamos a hacer todo lo honestamente posible por tener una buena reforma.
Y las declaraciones de la ministra Jara, quien es la contraparte en esta negociación, ¿no dificultan llegar a un acuerdo?
Nosotros nos hemos enfocado en hacer un trabajo de profunda seriedad. Llevamos meses en esto. Hemos citado a la comisión a todos los técnicos de los distintos sectores, a todos aquellos que son incumbentes en el asunto previsional (…). Entonces, a estas alturas del partido podría haber una intervención del Papa Francisco o del Presidente Donald Trump y nosotros seguiríamos buscando los mismos objetivos que hemos perseguido desde el principio: generar una reforma técnica y políticamente viable. No vamos a impedir una buena reforma si podemos tenerla. Pero para eso importa que se den ciertas condiciones técnicas y también que ese acuerdo no vulnere ciertos principios en los cuales nuestro sector cree.
Hay una parte de la derecha que sostiene que llegar a un acuerdo en pensiones, cuando el sector obtuvo muy buenos resultados electorales, es darle un triunfo gratuito al gobierno. ¿Lo ve así?
No estoy en condiciones de mirar mezquinamente la pequeña ventaja o no política. Si es que hay un acuerdo que es bueno para el país, bienvenido sea. Y si es un acuerdo que es malo, que no está bien fundado, que se riñe con aquello que nosotros creemos, que irrespeta o cruza líneas rojas que se contraponen con nuestros principios, por supuesto que no va a haber una reforma en esos términos.
Lo cierto es que hay una batalla cultural entre las derechas, donde el Partido Republicano critica el destino de los seis puntos adicionales de cotización.
Me tiene sin cuidado. La única batalla cultural relevante que me parece que debe existir siempre es darle gobernabilidad y políticas públicas serias a un país. El resto es cavar un hoyo, meterse en su trinchera y creer que desde ahí uno va a solucionar algo. Nuestro desafío desde Chile Vamos es generar condiciones para hacer buenas políticas públicas y ser alternativa de gobierno.
¿No arriesgó su capital político Matthei al dar su visión en pensiones? Lo hizo luego de los emplazamientos de José Antonio Kast.
No creo, porque a juzgar por las encuestas, hay una distancia bastante grande entre ambos candidatos, entonces difícilmente el que va punteando tiene que mirar hacia atrás. Sería torpe interpretarlo de esa manera.
¿Cree que a la ministra Jara le convence un acuerdo en las condiciones que se han conocido hasta ahora?
Lo que he podido observar en las reuniones con la ministra Jara y con el ministro de Hacienda, Mario Marcel, es que estamos tratando de llegar a un acuerdo que sea bueno para el país. Cada uno tiene presiones e intereses. Y, en ese sentido, supongo que si se arriba a un acuerdo, cosa que aún es en condicional, va a ser un acuerdo amplio, transversal, y que finalmente proteja los ahorros de los trabajadores y mejore las pensiones. Hoy no tengo cómo hacer un juicio distinto.
Dicen que llegar a un acuerdo en pensiones ya en marzo se torna imposible, porque empieza el clima electoral. ¿Coincide?
Nosotros tenemos un acuerdo para despachar esto en enero. Para bien o para mal. Ojalá en un acuerdo amplio, bien acabado, técnicamente bien solventado. No está garantizado que vamos a llegar a un acuerdo en todo, pero hemos avanzado en ocho o nueve puntos muy relevantes, en los cuales yo creo que por sí mismos son una reforma de pensiones (…). En lo que no hay acuerdo aún, creo que tenemos tiempo todavía para tratar de buscar un camino. Sin embargo, lo que nosotros sabemos es que en enero vamos a despachar esta reforma y después continuará su trámite legislativo (en la Cámara Baja). A eso nos hemos comprometido.
Algunas voces oficialistas han advertido que de llegar a un consenso en los términos que se han conocido hasta ahora, no aprobarían la reforma…
Bueno, esto puede servir para mostrar la capacidad de gobernanza que puede tener un sector y otro. A mí me parecería absurdo que si se llega a un acuerdo en el Senado, sea el oficialismo el que lo bote. Pero bueno, pasó con la reforma tributaria.
¿Cómo evitarán descuelgues en su sector?
Sacando adelante una reforma responsable, que no vulnere los valores en los cuales nosotros creemos, que proteja los ahorros y permita mejorar las pensiones.
Sobre el proceso interno en su partido, Evópoli, ¿qué tan dañado quedó tras la fallida elección?
Es natural que en un partido tan chico, al tener este fracaso a nivel público, se genere algún daño en el prestigio. Pero el lado bueno es que hoy hay una directiva de transición. Renunciaron cinco vicepresidentes y el secretario general, y la lista opositora (Unidad) tuvo la deferencia de prorrogar también el mandato de la presidenta Gloria Hutt por un mes más, para que se lleven adelante las elecciones. Desde el punto de vista institucional, se le dio un cauce a una crisis.
Gloria Hutt ha dicho que las críticas a su conducción han sido excesivas, lo apuntó en su momento de que quería controlar el partido por secretaría.
Cuando uno está en cargo público, está expuesto permanentemente a la crítica. A Evópoli le fue mal en las elecciones municipales. Y si hoy siete de ocho alcaldes están con la lista opositora, si el 100% de los parlamentarios está con la lista opositora y si el partido está dividido como está después de dos años de conducción, hay que también asumir las responsabilidades propias. Siempre es fácil echarle la culpa al empedrado.
En Evópoli dicen que usted es de los militantes más duros, con posturas incluso más cercanas a la UDI. ¿Cómo toma esas críticas?
Es una caricatura. Siempre lo he dicho: no hay posiciones duras o no duras. Si uno mira culturalmente lo que es la derecha respecto de hace 12 años, la incorporación de Evópoli ha sido importante y fundamental en muchos temas, como el matrimonio homosexual. Fui el primer ministro en salir a apoyarlo y casi me cuesta el cargo. No me doy por aludido con respecto a caricaturas. Lo que me importa, y soy muy pragmático en eso, es que al partido le vaya bien, que tengamos mayor representación parlamentaria y tengamos la influencia cultural que hemos tenido. Evópoli ha aportado muy buenos cuadros profesionales, no solamente a los dos gobiernos del expresidente Piñera, sino que hemos buscado también hacer un aporte a la política del país y creo que lo hemos logrado. (La Tercera)