Junio se transformó en uno de los meses con peor calidad del aire en la Región Metropolitana desde 1999. En los 30 días trascurridos, se constataron 20 episodios críticos: 10 alertas, nueve preemergencias y una emergencia ambiental, la primera en 16 años. Durante esas jornadas se impidió el uso de leña, se impulsaron “vías ambientales” (calles donde sólo pueden transitar transporte público) y se aplicó la restricción para los vehículos con convertidor catalíticos: dos dígitos en premergencia y cuatro en emergencia.
Considerando que en Santiago el parque automotor de los autos catalíticos es de 1.779.361 -el 97,3 del total-, la medida tuvo un fuerte impacto en disminuir la congestión, si bien no logró su objetivo de frenar la contaminación. Según cifras del Ministerio de Transportes, en los días de premergencia transitaron un 6% de autos menos en hora punta mañana que un día normal, mientras que en el día que se constató la emergencia (el lunes 22 de junio) hubo una disminución del 15% en hora punta mañana (ver infografía).
Luego de confirmar empíricamente los efectos de la restricción a catalíticos durante varios días seguidos, impulsó al Gobierno a presentar una iniciativa para establecer de manera permanente la restricción vehicular para catalíticos con el fin de frenar la congestión, la cual ingresaría al Congreso el próximo mes.
“El tema de la restricción trajo un beneficio a todas las personas, los que usan transporte público, y quienes tiene vehículo privado. Hay bastante consenso que es positivo y ha existido una recepción favorable por su impacto”, comentó el ministro Andrés Gómez-Lobo. “Esperamos dentro del próximo mes presentar un proyecto, que se enmarca dentro de las ideas debatidas en la Comisión de Promovilidad, para establecer una restricción permanente de catalíticos”, agregó la autoridad.
Flexibilidad y rigidez
Expertos que han criticado esta medida, argumentan que en otras países de Latinoamérica donde se ha impulsado la restricción permanente, como Colombia y México, el parque automotor aumentó en 300 mil unidades por la compra de un segundo o tercer vehículo por parte de los usuarios que buscaban evitar la norma.
“Para eso existe una fórmula, que es variar la combinación de los dígitos que determina la restricción, evitando que estos sean correlativos (…). En un mes la combinación puede ser 1-2, al siguiente 1-6 y al tercer mes 1-7”, detalló la autoridad. Además, agregó que otra manera es utilizar un mes la última cifra de la patente y al siguiente el penúltimo o decretar la restricción utilizando una letra. “Eso significa que las personas no pueden predecir con anticipación si compran otro auto, ya que no sabrán si ese auto les va a servir para capear la restricción en un año más o en dos”, añadió Gómez-Lobo.
El ministro reconoció que la iniciativa podría impedir que los usuarios se coordinen con vecinos para compartir el auto en los días que alguno de ellos tenga restricción, por lo que el proyecto también incluirá la compra de un pase diario para eximirse de la medida.
“Si alguien quiere salir de Santiago o ir al aeropuerto o llevar a un familiar al médico, se introduce una flexibilidad para pagar un pase diario para algunas autopistas y así eximirse de la restricción. Son ideas que queremos discutir en el Congreso”, dijo Gómez-Lobo.
Para el gerente de asuntos públicos de Automóvil Club de Chile, Alberto Escobar, “todos los vehículos de combustión interna contaminan”, incluyendo los catalíticos. Sin embargo consideró “sumamente injusto que se cargue todo a la gente que tiene poco o nula posibilidad de organizarse y no a los camiones que contaminan hasta mil veces más”.
Según agregó Gómez-Lobo, la medida no se aplicaría sólo en Santiago, sino en todas las ciudades congestionadas del país.
