La seguidilla de cambios en los criterios para que las universidades accedan a la gratuidad, en 2016, generan “incertidumbre”, según opina una parte del Consejo de Rectores (Cruch). Y no sólo eso, en algunos planteles afirman que en estas condiciones preferirían no sumarse a la medida el próximo año, pero reconocen que por problemas de financiamiento no tienen más alternativa y que no pueden hacer críticas públicamente. Pero el rector de la U. Católica, Ignacio Sánchez, dijo a La Tercera y la propia ministra de Educación, Adriana Delpiano, que “si los criterios no se aclaran, la U. Católica no se sumará a la gratuidad en 2016”.
Usted propuso que se postergue el inicio de la gratuidad ¿por qué?
En resumen, por la gran incertidumbre en los criterios para entrar y porque en estos meses no se ha avanzado de manera concreta en lo que uno hubiera esperado. Por eso propuse que se inviertan los recursos que están destinados a la gratuidad para financiar aportes a los estudiantes más vulnerables del sistema. Debemos tomar un tiempo mayor para la implementación de la gratuidad, después que podamos discutir el proyecto de reforma a la educación superior. Así, lograríamos que el financiamiento de gratuidad o de las instituciones provenga de una reflexión posterior a haber trabajado en calidad, regulación y sustentablidad del sistema.
¿La UC tendrá gratuidad en 2016?
Con todos los elementos que le menciono, lo que hemos dicho de manera pública, al interior del Cruch y directamente a la ministra es que la Universidad Católica está atenta a conocer en definitiva cuáles van a ser los requisitos y características que se van a solicitar a cada institución. Esto no puede ser una decisión que uno tome con incertezas, con falta de información y sin una mirada de mediano y largo plazo. Porque lo que se está decidiendo aquí es importante para el desarrollo, crecimiento y autonomía de universidades que ingresen al sistema
¿Qué respondió la ministra?
Nos pidió que siguiéramos colaborando en el análisis y pidió que la Universidad Católica estuviera en esta política. A lo que yo le respondí que tenemos la mejor voluntad de evaluarla y de tomar una decisión cuando tuviéramos todos los antecedentes. Pero, también le dije que tenía que ser muy claro en advertir que esta respuesta dependerá de las condiciones y criterios que se nos presentaran.
¿O sea, la U. Católica podría no estar en el inicio de la gratuidad?
Si los criterios no se aclaran, la U. Católica no se sumará a la gratuidad en 2016. Pero es una decisión que no hemos tomado, porque tenemos que analizarlo de manera responsable y en el actual escenario no vemos claridad por parte del gobierno.
¿Qué los podría llevar a no sumarse?
Para nosotros no es transable la autonomía, el respeto a la misión e identidad de la U. Católica, tenemos que tener claridad sobre los aportes financieros en el mediano y largo plazo, y como éstos van a asegurar que la calidad del proyecto educativo se potencie y se preserve.
¿Y desde el punto de vista de los recursos?
Estar seguros de que haya una propuesta concreta y no dependa de modificaciones de última hora que puedan impactar fuertemente en los presupuestos de cada una de las instituciones. Desde el principio se nos aseguró que cada institución del Cruch iba a mantener sus presupuestos y sus ingresos, y eso posteriormente en las discusiones han quedado bastante en la duda. Todas las universidades han mostrado déficit en las simulaciones que se han hecho para ver qué pasaría si se aplica esta medida.
Si decidieran no sumarse en 2016, ¿qué necesitarían para asegurar recursos a sus alumnos vulnerables?
En 2016 tendríamos que pedir al Mineduc que se mantuvieran las ayudas estudiantiles, becas y créditos, que recibe esta universidad por parte del Estado para los estudiantes que lo requieren. Y en el largo plazo, una vez que analicemos en detalle la ley de educación superior, tenemos que ver cuáles son las condiciones. No podríamos restarnos si el Mineduc no nos asegura las becas y créditos.
¿Sería una decisión definitiva?
Sólo para 2016, y tendríamos un tiempo mayor para analizar estas condiciones y ponerlas en relación a la discusión de la reforma y así para poder ver cómo podrían tener financiamiento nuestros estudiantes. Para nosotros, la prioridad uno es asegurar que los alumnos que hoy día tienen financiamiento lo puedan mantener y también asegurar que los nuevos estudiantes que provengan de los grupos más vulnerables lo puedan tener también. Hoy nos estamos centrando, por la premura del tiempo, en la propuesta 2016. Queremos participar, pero tenemos que levantar la voz para decir que hay muchas incertezas y elementos no resueltos, y por lo tanto hoy no podemos decidir si vamos a apoyar o no la propuesta, porque es un riesgo importante para el desarrollo futuro de la Universidad Católica.
¿Otros rectores piensan igual?
No lo hemos conversado al interior del Cruch ni del G9. Yo quiero insistir en que lo que estamos proponiendo ahora es ponernos una nota de precaución y de evaluación de la propuesta 2016. Y si uno no accede a la propuesta 2016 debiera de poder tener la posibilidad de mantener el aporte estatal actual de las becas y créditos para los estudiantes. Así, no habría ningún daño para nuestros alumnos y eso vamos a conversar con el ministerio. Insisto en que por lo menos queda un mes para que tomemos la decisión, es importante que en forma transparente y muy responsable la U. Católica le haga ver al Mineduc los temas en los cuales no está de acuerdo.
¿Hasta cuándo se darán plazo?
Antes del 30 de septiembre tenemos que tomar una decisión, porque no sería lógico hacerlo posteriormente a que el proyecto de ley de presupuestos esté enviado y en trámite. Tenemos que tener las certezas de qué significa la decisión que tomemos, qué significa el apoyo financiero de los estudiantes que ya están y que ingresarán. Y ahí tomar una decisión.
¿Cuándo conversará con el Mineduc la posibilidad de mantener las becas y no ingresar a la gratuidad?
Esperamos hacerlo dentro de los primeros 15 días de septiembre si vemos que no se nos aclaran los puntos que estamos solicitando aclarar para ingresar a la gratuidad.
¿No cree que esto podría ser tomado como presiones de la UC o de la Iglesia?
No son presiones, es una manifestación pública de opiniones que hemos vertido en los canales correspondientes y que muestran nuestra inquietud sobre la política pública de gratuidad. Es un imperativo que cada uno de los actores digan su opinión de manera clara, honesta y propositiva para ir haciendo ver cuáles son los defectos de las propuestas y corregirlas. Nosotros querríamos avanzar en una mayor inclusión en la educación superior, pero es nuestra responsabilidad hacer ver los errores que puedan existir.
Es una decisión difícil…
Así es, nosotros queremos asegurar y potenciar los beneficios económicos que tienen nuestros estudiantes que son más vulnerables, cerca del 20% de alumnos pertenecen a los cinco primeros deciles. Son más de 4.500 y es un número muy significativo. Entendiendo que es una situación compleja, nosotros pensamos que si no adhiriéramos a la gratuidad para 2016 tenemos que asegurar que nuestros estudiantes mantengan los beneficios de becas y de créditos que hoy día están recibiendo, porque no sería posible aceptar que los estudiantes que están recibiendo este apoyo se les termine.
