Después de tres décadas en la Cámara de los Comunes, Jeremy Corbyn, de 66 años, ha pasado de ser el diputado más rebelde del Partido Laborista a liderar su futuro con un ilusionante programa de izquierdas y socialdemócrata.
Su elección hoy como líder -y futuro candidato a primer ministro- en las primarias de la formación ha confirmado los vaticinios de las encuestas, que desde el principio le dieron la victoria frente a sus rivales más centristas Andy Burnham, Yvette Cooper y Liz Kendall.
Curiosamente, el veterano activista, que se presentó al concurso para generar debate -solo consiguió las 35 nominaciones necesarias a dos minutos del cierre del plazo el 15 de junio-, representará ahora el poder establecido contra el que ha luchado toda su vida.
Su ideario tradicional de izquierdas, a favor de la renacionalización de los servicios públicos y el estado del bienestar y contra las armas nucleares, ha conquistado a una nueva generación de británicos desilusionada con el discurso mimético del resto de los partidos.
En su larga trayectoria política, que despegó en 1983 al ganar su escaño en los Comunes -el que aún tiene, por el distrito londinense de Islington North-, ha sido el diputado que más veces se ha rebelado contra las directrices del partido.
Según la web Public Whip, desde 2001 ha votado en contra de la línea oficial laborista en más de 500 ocasiones, siendo una de las más destacadas su rechazo a la invasión de Irak de 2003, que motivó el progresivo declive de la formación entonces liderada por Tony Blair.
Aficionado a la bicicleta, vegetariano y abstemio, es además el parlamentario que menos dietas reclama en la Cámara de los Comunes, donde participa en varios grupos en defensa de los derechos humanos y causas latinoamericanas, entre otras en Bolivia, Chile y México.
Pese a sus 32 años de diputado, Corbyn no tiene experiencia de gobierno y no contó con la confianza de los ex primeros ministros Tony Blair y Gordon Brown, quienes mantuvieron al Laborismo en el poder de 1997 a 2010.
Asiduo a manifestaciones y prolífico orador, Blair y Brown -artífices del Nuevo Laborismo, más de derechas-, se han pronunciado contra su liderazgo, al considerar que dirigirá un partido de «mera protesta» incapaz de ganar en las urnas.
Fue la campaña contra el antiguo dictador chileno Augusto Pinochet la que le unió en 1987 a su segunda esposa, la exiliada chilena Claudia Brachitta, de quien se divorció en 1999 y con la que tiene tres hijos.
Según la prensa, se separaron, entre otras cosas, al discrepar sobre si uno de los varones debía ir a un instituto de secundaria selectivo o al público convencional, opción que defendía el combativo diputado.
Tras un primer matrimonio con la inglesa Jane Chapman de 1974 a 1979, Corbyn, que habla español con fluidez, se ha casado este año con la mexicana Laura Álvarez.
Jeremy Bernard Corbyn nació en Chippenham, en el condado inglés de Wiltshire, el 26 de mayo de 1949, de padres pacifistas que se conocieron durante una reunión en Londres de apoyo al bando republicano en la guerra civil española.
Su padre, David, era ingeniero eléctrico, y su madre, Naomi, profesora de matemáticas. Es el pequeño de cuatro hermanos, uno de los cuales es el conocido meteorólogo británico Piers Corbyn, quien la ha apoyado en su campaña.
Jeremy superó bien la secundaria pero no acabó sus estudios universitarios en la Politécnica del norte de Londres y, después de trabajar para varios sindicatos, en 1974 entró en política al ser elegido concejal en el barrio londinense de Haringey, donde permaneció hasta su elección para los Comunes.
Forma parte de numerosas organizaciones de activismo político, entre ellas Amnistía Internacional, la Campaña de Solidaridad con Palestina, la Coalición Parad la Guerra y la Campaña por el desarme nuclear (CND, en inglés), de la que es vicepresidente.
La abolición del programa nuclear británico de submarinos Trident es precisamente uno de los ejes de su manifiesto, en el que defiende también un innovador y polémico plan para que el Banco de Inglaterra emita dinero para financiar infraestructuras y vivienda social.
La economía «corbynista» o, en inglés, «Corbynomics», que busca erradicar la austeridad, cuenta con partidarios y detractores entre los economistas, al igual que en el propio Partido Laborista, donde los seguidores del Nuevo Laborismo advierten que la ideología de su diputado más rebelde llevará a la aniquilación electoral de la histórica formación.