LAS firmas de tres regiones -Aysén, Antofagasta y Valdivia- serán ingresadas en el Servel en los próximos días por Ciudadanos, el grupo de Andrés Velasco, para comenzar a pavimentar el camino hacia la constitución como partido político con todas las de la ley. Con ese objetivo logrado, la agrupación comenzará a tomar algunas definiciones: apoyos puntuales para las municipales, preparación de las candidaturas parlamentarias y la oficialización de su opción presidencial. “Estamos aquí para competir”, repite el economista, que marca cierta distancia de una eventual candidatura a La Moneda de Ricardo Lagos, pone en duda la cohesión del oficialismo detrás de una opción como esa y afirma que, a un año y ocho meses del término de gobierno de la Nueva Mayoría, el proyecto que encabeza Michelle Bachelet fracasó.
Dos ex presidentes, Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, aparecen como los candidatos mejor ubicados entre los potenciales presidenciables para el 2017. Uno podría pensar, primero, que los intentos de renovación política -de donde sea que provengan- han fracasado, o hasta el momento están fracasando, o no están convocando todo lo necesario.
Yo creo que no todos están pensando en eso. Digámoslo de otro modo. En el mundo, en los últimos dos años, en las elecciones en que se ha dado por sentado que los candidatos tradicionales iban a ganar, las predicciones casi siempre se han equivocado. Añado que no está ni siquiera claro si esas coaliciones van a ir unidas, si los antiguos bloques tradicionales van a ser capaces de ponerse de acuerdo. Uno ve conflictos en la Nueva Mayoría, hay amenazas de partidos de irse por fuera. Ocurre lo mismo en la derecha. Por lo tanto, no deja de ser sintomático de los problemas de la política tradicional de que sus alternativas más plausibles al interior de esos bloques sean dos ex presidentes. Si esto ocurriera en el caso de la Nueva Mayoría, sería la tercera vez consecutiva en que el abanderado es un ex presidente. Yo admiro y respeto a Ricardo Lagos, creo que fue un buen gobierno, que contribuyó a la modernización de Chile, pero como síntoma del estado de las cosas, ninguna de las dos coaliciones está mostrando gran capacidad de producir nuevos liderazgos. Añado una cosa, yo no pertenezco, ni Ciudadanos pertenece a la Nueva Mayoría, precisamente porque la Nueva Mayoría ha hecho lo que es diametralmente opuesto a lo que hizo Lagos en el gobierno. Lagos trató de hacer un gobierno gradualista con reformas de buena factura y la Nueva Mayoría ha descendido al populismo, ha echado mano a fórmulas que parecen tomadas de la década de los 60 y no ha habido reivindicación corporativa de algún grupo pequeño que los diputados y senadores de la Nueva Mayoría no hayan hecho suya. No me corresponde a mí evaluar si él va a ser o no candidato cuando él dice que lo está pensando, pero la pregunta es: ¿Sería ese proyecto político algo más parecido a la sensatez que primó en décadas anteriores o en lo que la Nueva Mayoría está dispuesta a mutar? Parece muy improbable.
¿Usted va a ser candidato presidencial?
Nosotros en Ciudadanos estamos construyendo una alternativa de centro distinta. Desde el sentido común, desde la gente independiente, desde las personas de clase media que ven cómo sus intereses no están representados en la política. Ese es nuestro proyecto. Eso, evidentemente, implica llevar muchos candidatos en muchas partes. Y el mensaje que nosotros les damos a los partidos políticos es que estamos aquí para competir. ¿Con quiénes? Con las mejores personas que tenemos. ¿Dónde? En todos aquellos lugares donde podamos llevar candidatos. ¿Y desde dónde? Desde ese mundo del centro, de la sensatez y de la independencia. Ahora, esto es muy importante, esto es un proyecto colectivo y las decisiones acerca de las candidaturas las va a tomar el partido cuando el partido esté legalmente constituido
Se lo pregunto de otro modo: ¿Usted está disponible?
Es que especular al respecto supone una decisión que no se ha tomado.
Pero no es una especulación hablar de alguien que ya fue candidato, que aparece entre los primeros 10 puestos de figuras políticas, que está haciendo un partido para competir en las elecciones…
Estoy comprometido con el proyecto que es reconstruir un centro liberal democrático para Chile. Ese centro democrático liberal espera participar en un conjunto de elecciones. Y reitero el mensaje a los partidos tradicionales de que les va a salir competencia, no sólo de nosotros, no olvidemos que hay un conjunto de elecciones. Pero reitero, las decisiones acerca de quién va a ser el candidato, cuándo y dónde las va a tomar el partido. Amén de que hay muchas figuras de liderazgo.
¿Cambia mucho, cambia en algo, o no cambia nada el futuro de una candidatura presidencial de Andrés Velasco si Ricardo Lagos es candidato?
En Chile hay apetito por renovación. Y creo que ambas coaliciones demuestran -independiente de lo que uno piense de los líderes individuales- que les está costando acceder a esa renovación. Miremos el vecindario. En Argentina había dos partidos tradicionales: el peronismo y los radicales, ganó un liberal por quien el establishment político no daba un peso. Miremos Perú, tenía dos grandes bloques más o menos tradicionales: el Apra y el fujimorismo. ¿Quién gana? Un liberal por quien las encuestas no daban ni un peso. En España había dos partidos, hoy hay cuatro y entre los dos nuevos tienen más de 100 diputados. No lo digo ni respecto a mí ni a Ciudadanos, es un hecho de la causa. Con todo el respeto que le tengo a Lagos, en Chile corren vientos de cambio.
Si Lagos decide concursar, ¿hay alguna posibilidad de respaldo del mundo que usted representa?
No estamos en la Nueva Mayoría, y no estamos por las razones que ya hemos hablado. La Nueva Mayoría es una alianza fracasada, lo que Ricardo Lagos simboliza es muy distinto a lo que la Nueva Mayoría ha hecho. Por lo tanto, no se trata de nombres, se trata de proyectos políticos, y el contenido de ese proyecto político hay que preguntarse ¿va a ser el de la Nueva Mayoría o va a ser algo distinto? Esto no es un juego en el que uno apuesta a un caballo y luego a otro.
¿Y si el proyecto es más Ricardo Lagos que Nueva Mayoría?
Esa decisión la va a tomar el partido desde la óptica que estamos construyendo, que es un centro liberal nuevo.
¿Usted, sinceramente, cree que la ciudadanía con el estado de desafección de la política ve diferencias significativas entre una eventual candidatura suya o de Ricardo Lagos? ¿O con Isabel Allende?
Más que especular, le puedo contar de mi experiencia en la calle. Uno de los comentarios que más recibo yo es “cuando usted era ministro, qué mal que lo trataban los políticos”. Eso lo dice todo, la gente entiende muy bien que una de las dificultades es que los intereses partidistas son para conservar parcelas de poder y no para hacer bien las políticas públicas. En eso la gente no se equivoca.
¿Qué le parece esta proliferación de candidatos por fuera? ¿A qué atribuye este fenómeno? ¿Kast, Ossandón?
Hay candidaturas independientes y hay candidaturas independientes. Ossandón ha sido militante por 30 años del sector más conservador del partido más conservador de Chile. En algunos sentidos más conservador que la UDI, y suponer que de ahí puede nacer una candidatura independiente es estirar el chicle de lo que la gente puede creer. Yo creo que Ossandón comparte con Trump la tendencia hacia la demagogia y hacia proponer supuestas soluciones fáciles para problemas complejos, pero a diferencia de Trump, que realmente es un outsider de la política, Manuel José Ossandón tiene 30 años de militancia en un partido conservador. Y yo creo que es difícil sacrificar a esa eventual candidatura de independiente.
Pareciera que la ciudadanía castigó a todos quienes, de una u otra forma, se vieron vinculados a las investigaciones por financiamiento irregular de la política. Hay quienes han planteado que lo que aquí faltó es una “autocrítica sincera”.
Es evidente que la clase política tradicional está en entredicho, por esta razón y por otras. Cuando alguien lleva 28 años en el cargo y dice que se va a reelegir, eso causa escozor. Cuando la gente dice “postulé a un cargo en la intendencia y lo primero que hicieron fue pedir el carné de militante”, eso genera indignación. ¿Cuál es el deber de quienes estamos en la vida pública? Someternos al escrutinio de la opinión pública. Nosotros lo hemos hecho de forma directa, poniendo una alternativa y sometiéndola a la voluntad de las personas que firman o no firman.
¿Cree que en el inconsciente colectivo quedó la sensación, tal como usted afirmó desde que fue vinculado al caso Penta, de que su situación era distinta a los demás? ¿O aún es un tema tratar de despercudirse de aquello?
Siento que hubo algunos líderes partidistas que trataron de sacar partido de esta situación, y algunos líderes partidistas con el paso del tiempo o se arrepienten de sus palabras o se han encontrado dando explicaciones por casos muy engorrosos. Yo puedo dar fe de un compromiso con este proyecto político, hemos hecho lo que nadie hace, que es conversar con todo el mundo, y esa experiencia ha sido agotadora, pero ha sido linda y positiva.
El “fracaso” de la Nueva Mayoría
No han sido momentos fáciles para el ministro de Hacienda. Pareciera ser que Valdés tiene menos poder del que tuvo usted en el primer gobierno de Bachelet. Entiendo que no habla de sus sucesores, pero los resultados de las que, a su juicio, son malas reformas, en buena parte tocan al jefe de la billetera.
Chile es afortunado en tener a alguien de las credenciales y la trayectoria profesional de Valdés, es una persona seria y que da garantías. Lo preocupante, más que las relaciones al interior del Ejecutivo, son las relaciones entre el Ejecutivo y el Congreso. El incidente que más preocupó a Hacienda, y con razón, fue la votación de una indicación que a todas luces era inconstitucional. Y eso muestra un Congreso donde la lucha por los 15 minutos de fama supera toda consideración, donde los voladores de luces priman y donde lograr un poquito de cobertura en los noticiarios bien vale hacer escarnio de la Constitución. Esa manera de hacer las cosas entre los partidos, que ya venía a maltraer, porque a mí me tocó en un par de ocasiones, se ha profundizado.
Pero el rol de ordenar al oficialismo corre por cuenta del jefe de la coalición, el Presidente. En este caso, correspondería a Bachelet.
Esa coalición tiene una falla de origen, su origen no es el programa, o un proyecto compartido, sino que todo estaba bajo el paraguas de la popularidad de la candidata. Esa popularidad se ha resentido y entonces el ánimo de la coalición ha dejado de ser compartido. Lo segundo es que el gobierno hizo una lectura totalmente equivocada de lo que quería Chile, como ha quedado demostrado en las encuestas de los últimos meses. La Nueva Mayoría leyó mal a Chile. Lo tercero es que al final, lo que prima son los intereses de grupos particulares. La Confech no habla por el grueso de los estudiantes. No habla por todos los alumnos de la educación técnica que trabajan y estudian, y que cuando los de la Confech marchan, están en jornada laboral. La CUT tiene un millón de afiliados y resulta que en Chile la fuerza laboral tiene siete millones y medio de personas. Resulta que el Consejo de Rectores, el Cruch, representa a un puñado de instituciones con ciertas características que educan a menos del 25% de los universitarios de Chile. Cuando eliges gobernar a favor de esos intereses, el que sufre es el interés común.
Usted conoció de cerca a Bachelet, cuando tenía un círculo de confianza y mantenía como principal atributo la cercanía. Hoy eso se disipó, a la Presidenta se le ve más sola, con índices de aprobación mucho menores, tomando decisiones en solitario. En lo personal, ¿cómo la ve?
Estoy orgulloso de haber sido ministro de Bachelet y mis críticas al gobierno no empañan en nada el respeto que le tengo como persona. Es evidente que este gobierno ha tomado malas decisiones, en lo constitucional, en la falta de atención a lo económico. Ahora, no creo en el síndrome del ‘pato cojo’, el sistema presidencial le da la posibilidad al Ejecutivo de usar su iniciativa hasta último minuto, la pregunta es ¿en qué? Sería lamentable que se utilice en otras reformas hechas al “tun tun”, es recomendable que se utilice en corregir errores, que como dijo Mariana Aylwin, más que la obra gruesa parecen algunos palos parados y maltrechos.
Se da una paradoja. El dirigente ex PC Cristián Cuevas ha dicho que la izquierda de la NM fue derrotada, pero usted dice que son las ideas de centro las que perdieron. ¿A quién hay que creerle?
La respuesta más simple es que es una coalición fracasada.
¿Dice que la Nueva Mayoría fracasó?
Todo indica que la Nueva Mayoría fracasó. Ahora, disiento completamente con lo que dice Cuevas. Cristián Cuevas viene de la CUT y este gobierno le hizo una reforma laboral a la pinta de la CUT. Es curioso que él no asuma alguna autoría. Este es un gobierno que le pidió a la Confech una lista de 10 puntos, y le concedió 12. Y por supuesto en política cuando a ti te piden 10 y concedes 12, al día siguiente te están pidiendo 15, con lo cual se da la paradoja de que se consiguió un conjunto de reformas, partiendo por la educación, de pobre factura técnica y que, además, políticamente no dejan contento a nadie.
¿De quién es la culpa de la “pobre factura técnica”? ¿Este es un error de origen que viene del programa de gobierno?
Yo creo que viene primero de una manera de hacer política en que importan más los titulares que los contenidos. ¿Alguien pensó realmente que se iba a reformar con cuidado el sistema de financiamiento de la educación superior? Por supuesto que no. Cuando esa es la manera con que enfocas las políticas públicas, es casi inevitable que los contenidos sean hechos a la carrera y que al final prime la “tole tole”. Lo segundo, cuando la política transita desde el infantilismo a la adultez, entiende que las cosas buenas tienen tiempo. Cuando se exige que se le elabore una reforma tributaria tan compleja como la que se hizo en dos meses, era evidente que al final iba a tener problemas y que iba a haber una reforma de la reforma, y que iba a haber una reforma de la reforma de la reforma. La Moneda piensa que con poner la palabra crecimiento en uno o dos discursos la economía crece. Domina al interior del gobierno la tesis de que hay que poner más fierros a la obra gruesa para que no se caiga y no emprender nuevas iniciativas.
¿Nuevas iniciativas? ¿A qué se refiere puntualmente?
El asunto de las pensiones es clave. Hay una gran y justificada insatisfacción en mucha gente, especialmente en la clase media, que siente que sus pensiones no le alcanzan para vivir con dignidad. Pero porque es un asunto serio y que afecta a tanta gente, que toca la dignidad de los adultos mayores, no se puede abordar de rebote, ni con la premura y desorden con el que se ha hecho. Debo haber estado en los últimos cuatro meses en 40 o 50 puntos ciudadanos. Las pensiones, la delincuencia, la salud eran mencionadas recurrentemente. No recuerdo una vez que alguien me haya mencionado el cambio constitucional.
¿Usted está fuera o dentro del proceso constituyente?
Sergio Muñoz, en una columna en La Tercera, dijo que el gobierno les ha dado un mal nombre a las reformas estructurales. Sergio añade que el principal problema ha sido el populismo constitucional. Esa opinión la comparto plenamente, es muy peligroso hacer lo que hacen voceros de gobierno en que desprestigian la democracia liberal. Además, en un momento en el que los Putin, los Trump, las Le Pen ponen en jaque la democracia liberal, lo único que corresponde es estar del lado de la defensa de la democracia liberal. Además, valoro que varios miles de ciudadanos se hayan levantado para asistir a un cabildo, pero convengamos que menos del 1% participó. ¿Qué tan representativas son esas conclusiones? ¿A quién representan? Y de lo que surja, ¿qué va a hacer el gobierno? Revela una liviandad en un asunto fundamental.
Entiendo entonces que usted está fuera del proceso constituyente.
Nosotros hicimos propuestas constitucionales detalladas y tenemos un grupo extenso y calificado de personas que siguen trabajando. No nos parece que el lugar para hacer esas propuestas sea un conjunto de cabildos que no son representativos, a los cuales ha acudido poca gente y con cuyo producto se sabe qué ocurrirá.
La Tercera/La Tercera