Esta época del año se caracteriza por revisiones de lo que fue y estimaciones de lo que será, junto con el deseo de tiempos mejores por venir. Qué duda cabe, estamos en una época compleja, no sólo internamente, sino también a nivel mundial. A pesar de que el mundo crece y se espera un 2017 mejor que 2016, la geopolítica complica el horizonte, guerras y diversos conflictos adornan el panorama mundial. En Chile también vivimos un período turbulento, que dificulta ser optimista sobre el futuro.
Sin embargo, cual náufrago que se aferra a su tabla de salvación, al menos localmente se empiezan a observar indicios positivos, que hablan básicamente de un retorno al sentido común. No sabemos aún si se profundizarán o serán neutralizados por eventos negativos, pero en vista del fin de año es bueno mirar el “vaso medio lleno”. Lo primero, y muy importante, es que la búsqueda del crecimiento extraviado está en el centro de la agenda, tal como ocurre cuando perdemos algo bueno a lo que nos habíamos acostumbrado. Falta avanzar en los acuerdos sobre cómo recuperarlo. Lo segundo es que el objetivo de disciplina fiscal ha logrado ordenar en un grado importante a los partidos, y hemos visto la aprobación de un presupuesto fiscal austero junto con un reajuste salarial moderado a los funcionarios públicos. Queda bastante tarea por delante en esta materia, pero sin duda no se ha elegido el camino de la irresponsabilidad fiscal. El pacto logrado en el presupuesto del Ministerio de Educación es también un elemento positivo, ya que evidencia que antes que privilegiar a determinadas instituciones, sigue siendo importante que la política educacional se centre en los estudiantes y en lograr que no vean impedido su acceso a la educación superior por falta de recursos. Por último, en materia laboral, luego de una reforma que encarecerá en forma artificial el costo de la mano de obra, fomentando la conflictividad laboral y la automatización de funciones, se deciden postergar otras materias que iban a generar efectos indeseables, como el proyecto de polifuncionalidad, de subcontratación impropia y de despido colectivo, mostrando que el objetivo de fomentar el empleo vuelve a ser importante contra hacerse eco de las presiones de la CUT.
Leer a la ciudadanía es más difícil que seguir las señales del gobierno, pero también son signos positivos el alto rechazo a las reformas y la leve mejoría que muestran las expectativas futuras, aunque no lo es el que las personas hayan aumentado la percepción de que el Estado es el responsable del bienestar, y caiga la importancia asignada a la responsabilidad personal, especialmente en un contexto como el nuestro, en que el funcionamiento del Estado tiene deficiencias evidentes.
En definitiva, aunque a veces es difícil, es bueno mantener la esperanza y considerar que la humanidad avanza en círculos, con logros y retrocesos. En medio de las turbulencias internas y externas, el progreso tecnológico no se detiene, generando mejorías en calidad de vida para todos. Un solo ejemplo; para una persona que como yo da un lugar muy importante a la música en su vida, no puede ser malo el año del descubrimiento de Spotify, que ha significado nuevos espacios de gozo y bienestar. (DF)
Cecilia Cifuentes