Es la batalla de las ideas.
Algunos dicen que a nadie le importan las teorías, que solo valen los resultados. Esa es, por cierto, una interesante teoría.
Otros afirman que desde una ideología fielmente aplicada fluirán necesariamente unos determinados resultados. Y esa mirada es, qué duda cabe, muy pragmática.
O sea que no hay ni teóricos puros ni prácticos unilaterales. Al fin de cuentas, programa largo, ideas fuerza y medidas concretas son tres dimensiones de lo mismo, tres coordenadas de la batalla de las ideas… y de sus resultados.
Por eso los meses que vienen deben ser ricos en discusión, en ofrecer y contrastar razones.
¿En qué temas?
No menos de diez cuestiones fundamentales tienen que ser aclaradas. Y cada candidato se tiene que hacer cargo, especialmente, de algunas.
Guillier, con o sin programa, debe responder por su virulenta descalificación del capital extranjero y explicarnos de qué manera habrían crecido las naciones -Chile en concreto- si nunca hubieran contado con esas fuerzas suplementarias. Puede que su respuesta tenga poco valor práctico, pero mostrará cuántos centímetros de profundidad tiene el candidato.
Piñera será encarado respecto de sus continuas ambigüedades en materias morales. Ojalá se le oiga afirmar bien a las claras que sobre la píldora del día después, tal cosa; que sobre las uniones del mismo sexo, tal otra; que sobre la adopción por parte de esas parejas, esto en concreto. Y que no salgan después sus asesores a matizar.
Por su parte, ¿cómo pretende el Frente Amplio mantener las libertades si uno de sus candidatos quiere nacionalizar «El Mercurio»? ¿Cómo van a reactivar el crecimiento si la otra candidata propone más y más impuestos? ¿Van a gobernar Sánchez o Mayol con los partidos o con las Ongs? ¿O con ambos?
Y respecto de José Antonio Kast, ¿va a ser capaz de frenar el terrorismo indigenista el estado de sitio que «desde el primer día» él se propone decretar en La Araucanía, o hará falta un gran pacto social que lo respalde? ¿Qué papel va a jugar el mapuche integrado plenamente a las ciudades y a la chilenidad en ese gran pacto social?
Goic anuncia tasas de crecimiento al 4% anual. Muy interesante, aunque todavía por debajo de lo que el país podría estar logrando si no se le hubiera pasado la retroexcavadora. En todo caso, senadora, ¿los incentivos tributarios que propone son compatibles con la reforma que su gobierno puso en marcha y con la que frenó la economía? ¿Va a revertir esas trabas? Y, ¿tiene sentido sembrar más incertidumbre anunciando que se mantendrá el propósito de cambiar la Constitución, cuando lo que usted supuestamente busca es un énfasis en la reactivación, proceso para el que la confianza es imprescindible?
Finalmente, habrá que pedirle al PC que sincere -bueno, no tanto, que anuncie más bien- cuáles son los ejes clave de su programa. Ahí estará el imán al que Guillier querrá pegarse; ahí estará el referente del que Goic tendrá que distinguirse (aunque no por completo), ahí aparecerá la némesis del Frente Amplio, ahí estará, como en el 2013, la clave de los desastres por los que ya pasamos, de las ideas que nos tienen hundidos, de las medidas que hay que evitar.
Es una de las ventajas de tener a los comunistas en la legalidad: la batalla de las ideas se juega arriba de la mesa.