Este lunes 18 de septiembre no es posible quedar mudo frente a esta nueva celebración patriótica. No es posible porque esta fecha nos deja a solo dos meses de la próxima elección presidencial. Este campo de flores bordado, nuestra copia feliz del Edén, enfrenta sin posible escapatoria iniciar una marcha definitiva hacia ciudades más amables, integradas y equipadas para todos los chilenos. Tarea que no todos los candidatos han priorizado en sus programas. Más aún, el desafío se extiende también a volver los ojos hacia la belleza delirante de nuestra loca geografía, de cielos azulados, de majestuosas y blancas montañas, con un mar que tranquilo baña nuestras costas. Naturaleza que está cada vez más lejos de la ciudad y que los ciudadanos demandan poder acceder cada vez con mayor intensidad. ¿Cómo se construye ese “país al aire libre”? ¿Cómo se avanza en la accesibilidad a los recursos de naturaleza que están próximos a las urbes? ¿Cómo naturaleza y paisajes pueden ser también considerados como “infraestructura” y soporte para mejores ciudades y mejor la calidad de vida?
Al abordar estas preguntas y a la vez tareas de presente y futuro, no se pueden dejar de lado las oportunidades que presenta la cooperación público-privada. Y así también, la acción directa de los privados en generar lugares de acceso público, aun cuando se mantenga la propiedad privada. No es necesario ni perentorio que el acceso a la naturaleza pase siempre por la acción única del Estado, sea expropiando o administrando estos bienes. La sociedad civil tiene un espacio que puede y debe ocupar en la entrega de acceso a nuestra maravillosa tierra y sus paisajes.
Un ejemplo singular en la generación de espacios privados de uso público corresponde a la labor que han realizado dos jóvenes emprendedores con su proyecto Outlife. Apasionados por la vida al aire libre, el deporte y hacer lo que les gusta, han convencido a varios propietarios de terrenos relevantes dentro de la ciudad para administrar esos predios privados de maneja inteligente, segura y sustentable, y así permitir que la gente mantenga el acceso público a esos lugares. Outlife administra los parques privados de Cerro Manquehue, Fundo el Durazno y Yerba Loca, autogestionando su propio financiamiento para sustentar la operación, agregando señalética de senderos, valor y contenido a la experiencia de trekking o bicicleta, puntos de recolección de basura, redes de amigos, organizando eventos de activación, educando en el uso responsable, etc. Son tres lugares inmersos en la Región Metropolitana que han estado abiertos a la ciudadanía; sin embargo, el aumento de flujo hacía poco viable esa situación y la ponía en peligro. La acción de Outlife ha permitido que estos lugares sigan accesibles a los chilenos, contando con la cooperación esencial de los dueños de esas tierras. ¡Viva Chile Lindo! (La Tercera)
Julio Poblete