La Fed y su ecléctico presidente Jerome Powell dieron el pistolazo de partida al esperado recorte a las tasas de interés, el costo del dólar, reduciéndola en un substancioso medio punto, llevándola a un rango de 4,75-5%. La primera reducción en cuatro años. Aún es y será cara para los padrones de la década anterior si vienen nuevas reducciones de 50 puntos base de recortes adicionales para este año y una disminución de 1% para el 2025, un ritmo bastante agresivo y sólo comparable con periodos de deterioro económico del pasado. Tasas de interés alcanzando un 4,4% este año y un saludable 3,4% el 2025.
Sí claro, no más bajos de un 3% por cuanto, un dinero excesivamente barato, estimula perniciosamente excesos de endeudamiento y entran en escena proyectos de discutible rentabilidad, generando burbujas, con poco respaldo en solvencia.
La gravitante y prestigiosa Fed vislumbra que el crecimiento económico continuará con un vigoroso ritmo y que se expandiría hasta sobre su nivel tendencia en los próximos tres años. Alentadora proyección para el mundo… más la esquiva recuperación de China (que oye más a su Partido Comunista que al mercado). El desempleo en Estados Unidos se estabilizaría en un envidiable 4%. Y el objetivo medular, la inflación, bajo control, ya está bordeando el 2%. Estas cifras y porcentajes que aparecen tan mínimos y exiguos son los que dan estabilidad al mercado financiero global, no perdiendo de vista, que el mercado de capitales es equivalente al circuito sanguíneo del sensible cuerpo humano
En EE.UU. se produce una paradoja única y compleja de discernir. Tiene una inexplicable deuda pública de 1,28 veces a su PIB, definitivamente portentosa, lógicamente, cubierta con emisión de billones de dólares y aun así continúa siendo la moneda dura que los países del mundo confían y atesoran sus reservas, transan su comercio exterior y dan fluidez al mercado de capitales del mundo. Que por razones y convencimiento como conveniencia se acepta, disintiéndose de su mencionada opacidad. A falta de patrón oro, reina el patrón llamado EE.UU. vía su moneda de sólida demanda y aceptación. Tiene la más lucrativa fábrica del mundo ¡la emisión del papel denominado dólar¡!
En Chile, a buen momento, estamos con la misma tendencia de baja de las tasas de interés, por cuanto la inflación va en franco retiro desde un lapidario 12% el 2022 a un 3,20% actual, con una navegación oportuna del Banco Central.
Subió las tasas hasta un 11% a junio del 2023 llevándonos a un efectivo como necesario frenazo. Hoy en día en un 5,5% aliviando “el costo del capital del trabajo” de las empresas y logrando una mayor convergencia con EE.UU., lo que se está traduciendo en una apreciación del peso.
Aun así, el valor del dólar en Chile está al menos unos 60 a 80 pesos por encima del año pasado estructuralmente, pese al más que decente precio del cobre. Esto se explica por dos efectos: el estallido y la pandemia. Concretamente, la fuga de capitales es una insoslayable realidad, se observa que entre 2020 y los primeros seis meses de este año han salido flujos por US 24.000 millones. La suma de capitales chilenos depositados en el exterior legalmente representa la mitad de nuestro PIB, por un gigantesco monto de US 154.000 millones y la gran mayoría son efectivamente formales, por cuanto por el acuerdo de doble tributación con EE.UU. incentiva declararlos al SII. Y no es una excepción, por cuanto el número de contribuyentes que declaran estas operaciones con residencia en el exterior de sus propios recursos se ha multiplica por tres desde 8.390 en 2019 a 30.270 ciudadanos a lo corrido del 2024.
Se desprenden por sí mismas las razones: desde desconfianza institucional al atávico síndrome de la permisología (sólo este mes asfixiaron un moderno proyecto tecnológico por US$ 850 millones de Google y de US $1.400 millones de Colbún, por justificaciones entre espurias, anacrónicas y resentidas, ante sendos y exhaustivos estudios previos, sin inversión no hay sustentación del medio ambiente), continuando con el expandido crimen y delincuencia organizada que afecta gran parte del encadenamiento productivo, reflejándose en la productividad que ha caído por 10 trimestres seguidos (Clapes UC). Con el agravante de la estrechez del mercado de capitales, representada por los retiros de las AFP, que superó los US$ 50.000 millones, encareciendo el costo de la vida y la factibilidad de nuevas inversiones.
Recordar el proyecto constitucional del Gobierno, que está vivo y activamente representado, en todos los cargos públicos que han nombrado arbitrariamente, con el incomprensible argumento “de decrecer” para cautelar esencialmente la religión de los ambientalistas. Está arraigadamente presente y, a la pasada, el sentir del resentimiento (Léase libro “La teoría de los sentimientos morales”, de Adam Smith) a los empresarios está subterráneamente presente… licencia a costa del bienestar del país y la imposibilidad de atender a los más vulnerables y bloquear a la clase media… los más estimulados por el emprendimiento, para superar sus condiciones de vida. Se han combinado la ignorancia, con el resentimiento y una fútil arrogancia, fidedignamente representado por el Frente Amplio.
Chile ha sido pródigo en recursos naturales, tanto en el pasado, presente y el futuro que nos ha acompañado al compás del paso del tiempo; fue la plata, lo acompañó el salitre, pre el cobre, las especies del mar, la agroindustria y ahora todos los descarbonizantes, como el litio, el hidrógeno verde, el sol, el viento.
Todos han requerido, para generarlos, enormes inversiones y complejidades en su extracción y producción como elaboración, desconocidas por nuestra gente. Con más flexibilidad, realismo, clima pro-inversión y reconocimiento de la gesta empresarial, podríamos recuperar el crecimiento, con un gobierno que ponga la gente e iniciativa privada por delante y tendrá su retribución vía una ecuánime tributación, invertida en proyectos sociales que la gente más expuesta lo reciba lo más directamente posible en sus bolsillos… sin un Estado intermediario, mayormente. (El Líbero)
Rafael Aldunate