Fue uno de los ministros más joven del gobierno de la Unidad Popular (UP), encabezado por el expresidente Salvador Allende. A los 87 años, falleció el político PS Aníbal Palma, quien ejerció varios cargos durante el gobierno de la UP y también como diplomático en el regreso a la democracia.
“Mis condolencias a la familia de mi gran compañero y amigo Aníbal Palma, exministro de Educación. Valiente luchador por la Democracia, juntos ministros de Allende y presos en Dawson. ¡Hasta siempre, amigo!”, escribió en sus redes sociales Sergio Bitar, otrora titular de Educación de Ricardo Lagos y actual candidato al Consejo Constitucional por el pacto Todo por Chile.
Palma se desempeñó como secretario de Estado durante el gobierno de Salvador Allende (1970-1973) en los ministerios de Educación, de Vivienda y Urbanismo y en la Secretaría General de Gobierno (Segegob). Además, en el mismo periodo fungió como subsecretario de Relaciones Exteriores.
Cuando sobrevino el Golpe de Estado, Palma fue apresado en Isla Dawson -junto a Sergio Bitar, quien fue ministro de Minería de la UP-. En conversación con El Mostrador, relató que permaneció tres años en la prisión política establecida en el archipiélago del Estrecho de Magallanes, luego de ello se radicó junto a su familia en Alemania.
Tras el regreso a la democracia, el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo designó como embajador de Chile en Costa Rica.
Fue desde 1952 un insigne militante del Partido Radical (PR) y participó del gobierno de la Unidad Popular en representación del radicalismo. Sin embargo, una vez recuperada la democracia, en 1990 Aníbal Palma se inscribió en el Partido Socialista (PS), colectividad a la que perteneció hasta su deceso.
En una entrevista que concedió a La Segunda en diciembre del 2014, Palma reconocía que estaba “alejado de la militancia activa hace 10 años. Es obvio que en este siglo no cabe la utopía de los 70, porque cambió el mundo. También la derecha actual es distinta. Sin ignorar los errores cometidos, creo que Allende fue un visionario al sostener la posibilidad de cambios estructurales en democracia. Países como Cuba, Ecuador, Bolivia o Uruguay están explorando esa senda”. (La Tercera)