Esta jornada, se informó del fallecimiento del destacado escritor nacional Jorge Edwards, a la edad de 91 años. La información la confirmó a Culto su hijo Jorge.
“Si, acaba de fallecer en Madrid en su departamento de vuelta del hospital”, aseguró sin detallar las causas del deceso.
Edwards fue uno de los nombres destacados de la literatura chilena del siglo XX. Nacido en Santiago, en 1931, hizo sus primeros estudios en el colegio San Ignacio y luego en la facultad de derecho de la Universidad de Chile.
Pero lo suyo no eran las leyes sino la literatura. En 1952 publicó su primer libro llamado El patio, un volumen de cuentos, el cual tuvo buenas críticas.
Aunque Edwards se consagró como escritor con sus novelas. La primera fue El peso de la noche publicada en 1965, donde abordaba una temática que se repite mucho en sus obras. Acaso su mayor obsesión: la decadencia. En este caso, de una familia de clase media. Eso y la política siempre estuvieron en sus obras.
Desde ahí, Edwards fraguó una carrera cimentada con novelas notables, como Los convidados de piedra (1978) El museo de cera (1981), El sueño de la historia (2000),o La casa de Dostoievsky (2008).
Jorge Edwards suele ser considerado como parte de la llamada “Generación del 50″, un grupo de escritores como José Donoso, Enrique Lafourcade, Claudio Giaconi que tomando como referentes a los clásicos estadounidenses (Walt Whitman, Ernest Hemingway y William Faulkner) y rusos (Leon Tolstoy, Fiodor Dostoievski), escribieron alejándose de lo criollista, lo costumbrista, lo paisajístico y lo tradicional, y se enfocaron más en los interiores de los personajes y las casas. La literatura pasaba de afuera hacia adentro.
Como decíamos, la política era un tema que le interesaba. Por ejemplo, en entrevista con este medio, en 2019, por los días del estallido social, comentó: “Yo tenía la percepción de que esta sociedad era muy desigual, una sociedad injusta, donde una señora que gana 200 mil pesos al mes tiene que pagar dos millones para educar a su hijo y donde la medicina es enormemente cara. Yo conozco gente que tiene que tomar una píldora que vale 80 mil pesos. Esto tenía que levantar por algún lado”.
También fue diplomático, carrera que inició en 1954. En 1970, el gobierno de Salvador Allende lo envió en misión especial para reinstaurar las suspendidas relaciones diplomáticas entre ambos países. Sin embargo, las cosas no funcionaron debido a que Edwards apoyó a los intelectuales disidentes del régimen castrista. Eso bastó para que el barbudo líder lo declarara “persona non grata”. Por supuesto, Edwards no se quedó quieto y publicó el libro Persona non grata, en 1971, basado justamente en esa experiencia.
Quizás esa misma fibra de vincular la escritura y lo político lo llevó a ser amigo de Pablo Neruda. Del autor de Canto general, dijo en 2018 en entrevista con El País: “Él sabía lo que era el estalinismo real, lo había sobrevivido. Neruda veía estas cosas y en el fondo se las tragaba. Era, eso sí, amigo de sus amigos”.
De hecho, el parralino le señaló que con el libro Persona non grata le iban a pasar “cosas malas”, pero al final pasaron otras: “Pasó que lo leyó muchísima gente, que lo siguen leyendo. Pero sí, me atacaron mucho, me censuraron, en cierto modo me hicieron la vida imposible, Eran los tiempos de la consigna”, dijo Edwards.
Sobre Neruda, Jorge Edwards escribió los libros Adiós poeta: Pablo Neruda y su tiempo (1990) y Oh, maligna (2019). Y versó sobre el mismo poeta la última entrevista que dio, hace poco más de un mes, a La Tercera, justamente sobre el caso que lleva adelante la justicia chilena y que investiga las causas de su muerte.
“¿Mataron a Neruda? No me lo puedo creer… O tal vez fue así”, dijo a este diario en los días en que miembros de la familia del Premio Nobel aseguraron que un informe clave del proceso había determinado que fue asesinado por la dictadura.
Tras el golpe de Estado de 1973, decidió partir con destino a España, donde continuó escribiendo. Regresó a Chile en 1978 y pasó a formar parte de la Academia chilena de la lengua.
Por su trabajo recibió importantes galardones, como el importantísimo Premio Cervantes, en 1999, siendo uno de los tres chilenos en recibirlo (junto a Nicanor Parra y Gonzalo Rojas); el Premio Nacional de Literatura (1994), el Premio Municipal de Literatura de Santiago (1991), o el Premio Planeta-Casa de América (2008). (La Tercera)