Tras dos meses desde el inicio del “acampe pro Palestina”, estudiantes realizaron una última función a las afueras de la Casa Central de la Universidad de Chile, poniendo fin a la movilización sin lograr su objetivo principal.
La movilización se habría producido por el desgaste entre sus integrantes y no logró el objetivo que se impuso: romper los convenios de la casa de estudios con universidades israelíes. “Hablar con la Rectoría fue como hablar con una muralla”, dijeron.
“A romper, a romper, relación con Israel”, cantaban los estudiantes del “acampe” al desalojar la Casa de Bello la noche del 14 de julio.
Este fin de semana los estudiantes hicieron un último evento: “Artistas y estudiantes por Palestina contra el genocidio”, que se realizó en el frontis de la Casa Central con la participación de artistas, actores e incluso profesores de la universidad como Faride Zerán. La actividad se desarrolló sin inconvenientes hasta su hora de término, a las 20:30 horas.
“Nos vamos del acampe con un balance positivo de todo lo que hemos logrado. Tras dos meses, impulsamos la creación de varios comités en solidaridad por Palestina en distintos colegios y universidades a lo largo de todo el país, y hemos puesto el genocidio del pueblo palestino a manos de Israel en la palestra pública, logrando que los medios, al igual que la Rectoría, hablen de él”, señaló Jacinta Velasco, vocera de la movilización.
La movilización partió el 15 de mayo, cuando un grupo de estudiantes pro Palestina ingresó al Salón de Honor con la intención de tomarse la sede para romper los tres convenios que la Universidad de Chile tiene con instituciones de Israel. Este acto provocó que la rectora, Rosa Devés, durmiera en su oficina para evitarlo. Sin embargo, los manifestantes instalaron carpas en el Patio Domeyko, donde se mantuvieron por dos meses.
Al ser consultados por este medio, desde la Universidad de Chile no quisieron emitir declaraciones. Sin embargo, descartaron que la baja del “acampe” fuera resultado de una negociación y que el acto de cierre en la Casa Central hubiese sido impulsado por la institución universitaria.
Conocedores de las tratativas previas al término del acampe atribuyen el final de la movilización a la baja convocatoria que tenía en el último periodo, algunos de los personeros que asistían además tenían demandas más allá de la causa palestina, lo cual generó roces internos entre sus integrantes.
El último acto evidenció el desgaste. Si bien el vocero, Ismael Aguayo, cifró en 2.000 los asistentes, la Delegación Presidencial Metropolitana aseguró que participaron entre 400 y 500.
Uno de los últimos gestos de los movilizados fue la difusión de una carta titulada “Plebiscito pluriestamental y vinculante para decidir si se rompen o no los convenios con universidades israelíes cómplices del genocidio”. El objetivo era alcanzar una serie de firmas y presionar aun más a la Rectoría. Algo que, finalmente, no tuvo eco en la comunidad estudiantil. Sin embargo, esto fue desmentido desde la vocería del “acampe”.
Pese a esto, dentro de la comunidad universitaria se está llevando a cabo una mesa de trabajo en la que participan representes de la Rectoría, el senado universitario, Crece Fech y representantes del acampe, que tuvo su sesión de apertura el 8 de julio, en la que participó la rectora Devés, y que tiene por objetivo fortalecer los convenios de la universidad con Palestina.
“Estamos tomando una decisión consciente de dejar el acampe porque creemos que es una decisión efectiva, dado que las negociaciones, la falta de diálogo y la intransigencia de nuestra rectoría es simplemente como una muralla, es un no rotundo. Queremos dejar este acampe y repensar nuestra movilización en otra expresión”, dijo Velasco tras el fin del “acampe”.
A su vez, recalcó que “nos estamos yendo para expandir la intifada universitaria al resto del país fuera de este espacio que habita una Rectoría ciega al genocidio”. Esto en el marco de que la rectora Devés, en más de una ocasión, respondió de forma negativa a la ruptura de los convenios, esto ya que se “deben mantener los diálogos interuniversitarios globales”. (La Tercera)