Allamand y nueva ley electoral: derecha debe converger en un solo partido

Allamand y nueva ley electoral: derecha debe converger en un solo partido

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Para el senador Andrés Allamand (RN), la «amenaza que significan para el país los propósitos del gobierno» y el sistema electoral proporcional recientemente aprobado en el Congreso obligan a la centroderecha a «realizar cambios de gran envergadura», para convertirse en una alternativa de gobierno.En ese escenario, el parlamentario plantea que la Alianza debe converger en un único partido que incorpore a RN, a la UDI, a «todos los movimientos que están en la periferia, y a los independientes e intelectuales de centroderecha que no militan en las colectividades».

Si bien Allamand explica que este tema lo ha abordado «muy en borrador» con el senador UDI Hernán Larraín y el diputado de Evópoli Felipe Kast, aspira a que sea un tema que se canalice a través de los partidos políticos durante los próximos meses. A modo de ejemplo, propone tomar la experiencia del Partido Popular español y la Unión por un Movimiento Popular de Francia.

Eso sí, Allamand advierte que este proceso debe venir acompañado de un cambio de actitud en la Alianza que parta por «garantizar absolutamente a la opinión pública que nuestra actuación va a ser autónoma de los intereses empresariales. Hay que terminar con la cohabitación entre la derecha y los negocios», todos cuestionamientos que formuló hace 20 años mientras era presidente de RN.

-El caso Penta reflotó la relación entre la derecha y los empresarios. ¿Por qué es un tema que no se ha podido superar?
-Los poderes fácticos empresariales, como ha quedado demostrado, siguen interviniendo en la gestión política de la centroderecha. Es fundamental generar esa separación de aguas con la influencia indebida del dinero, por una razón muy simple: lo fundamental de un partido político es que la gente lo perciba como totalmente orientado al bien común. Eso significa que los partidos deben ser particularmente cuidadosos de su autonomía a la hora de designar candidatos, de organizar campañas, de denunciar los abusos y de impulsar políticas públicas.

-¿Qué señales se deben dar para revertir esta situación?
-Aquí se necesita un giro radical. Esto no se arregla con una ley de financiamiento más o menos. Nuestra recuperación política depende de que la opinión pública perciba que operamos con completa autonomía de los actores económicos. La gente nos va a volver a creer cuando sienta que defendemos con la misma fuerza a los emprendedores, y a los consumidores. Cuando sienta que tenemos tolerancia cero frente a los abusos empresariales, y que bajo ninguna circunstancia avalamos conductas que son ilegales.

-Si bien hay un proceso judicial en curso respecto del financiamiento de campañas, ¿cuál cree usted que debiera ser la salida política?
-Para asignar las responsabilidades civiles y penales están los tribunales de justicia. En lo político, esto hay que enfrentarlo por lo pronto en una ley de financiamiento de los partidos. Para que puedan operar en un sistema democrático es importante, y ha quedado más que demostrado, que tengan un financiamiento público y transparente para sus actuaciones. Debemos generar una ley de financiamiento sin exageraciones, o presiones de ninguna naturaleza.

-Se ha planteado la idea de eliminar los aportes de las empresas. ¿La comparte?
-Pretender que los empresarios no puedan efectuar aportes a las campañas es el sueño de quienes quisiesen que el Estado fuera el único elemento de financiamiento de las campañas. Eso atenta contra el buen devenir del sistema democrático. Hay que ir más lejos. Tenemos que ser capaces de asumir que los conflictos de interés existen. Desde hace bastante tiempo al interior de la derecha existe esta idea tan equivocada de que la política y las elecciones se ganan con una astronómica cantidad de plata, que los candidatos son tremendos productos comerciales, que lo importante no son las ideas, sino que el marketing , y que todo el trabajo político, con los ciudadanos, el trabajo de base, el que efectúan los partidos, da exactamente lo mismo, porque basta con encontrar un candidato que se puede tratar como si fuera un producto comercial.

-¿Qué rol debe desempeñar RN en un caso como Penta, que afecta principalmente a la UDI, sus socios de coalición?
-Es objetivo que el caso Penta es de una extraordinaria gravedad. Es igualmente objetivo que afecta más a la UDI que a RN. Pero al final del día eso va a resultar un elemento indiferente. Lo primero es asumir que en la centroderecha tenemos un problema sistémico. Aquí no corre el sálvese quien pueda ni la mirada de corto plazo de a quién esta bomba de racimo le está afectando más y a quién le está afectando menos. Esto no es cosmética.

-¿Complica a la centroderecha superar esta etapa, con un sistema electoral mayoritario que se acaba de aprobar, y que se ha dicho no es favorable para su sector?
-La clave de la gobernabilidad en Chile y de los éxitos del país en los últimos 20 años fue que se logró combinar adecuadamente los tres elementos que le dan gobernabilidad política a un país: régimen político, sistema electoral y sistema de partidos. Cada vez que el régimen presidencial se mezcla con sistemas electorales proporcionales, el sistema tiende a funcionar mal. Lo que hemos hecho es simplemente desarticular uno de los elementos fundamentales de la gobernabilidad democrática de los regímenes presidenciales, que es tener un sistema electoral funcional al régimen presidencial. Esto va a afectar hacia el futuro la gobernabilidad democrática, como ya le afectó a Chile antes del 73, y como les afecta hoy a todos los países de América Latina que combinan presidencialismo con sistemas electorales proporcionales.

-Se ha cuestionado la proliferación de partidos que puede surgir a partir de este nuevo sistema.
-El precio que el gobierno pagó por este sistema electoral fue destruir la institucionalidad de los partidos políticos en Chile. Aquí se van a poder formar partidos con 200 personas, esos partidos van a poder tener candidatos presidenciales, van a poder participar en la franja electoral. Los senadores de la Nueva Mayoría votaron todas las normas sobre conformación de los partidos políticos con vergüenza, porque saben que son aberrantes y no tienen ninguna justificación. En todas las conversaciones hacían ver que eran «el precio que habían tenido que pagar». Para mí, esto no puede hablar peor de la responsabilidad del gobierno.

-Los propios dirigentes de la Alianza han dicho que esto también es responsabilidad de los parlamentarios y del gobierno anterior. ¿Lo comparte?
-Tenemos una enorme responsabilidad. En 2013 tuvimos arriba de la mesa una propuesta entre la DC y RN que habría conducido a un cambio razonable del sistema binominal. La propuesta era 44 senadores y 136 diputados. Esa propuesta no fue respaldada por el gobierno anterior, rechazada por la UDI, con la excepción del senador Hernán Larraín. Al comienzo de este gobierno, esa posibilidad aún subsistía, porque la Nueva Mayoría no tenía los votos para aprobar su traje a la medida. Por eso en marzo de 2014 la DC, sectores del PPD y del PS mantuvieron su adhesión a un reemplazo razonable del sistema electoral. El apoyo de Amplitud al traje a la medida del gobierno, cambió el escenario en la tramitación de la reforma electoral.

-¿Cómo se rearticula la derecha en este escenario?
-Hay que asumir que así como el sistema binominal generó una dinámica política desde los años 90 hasta esta fecha, el sistema proporcional va a generar una dinámica completamente diferente. En una lógica de sistema binominal, era perfectamente razonable que existiesen dos partidos principales en la centroderecha. Yo pienso que en una lógica de sistema proporcional, la centroderecha debe abrirse a la convergencia en un solo partido político.

-En 1987 se intentó armar un solo partido, pero eso no resulto, y de esa agrupación surgieron la UDI y RN. ¿Qué asegura que esto hoy resulte?
-Hace 20 años el intento unitario fracasó por razones que hoy no existen. El gobierno militar influía mucho en la vida de RN. Además, RN era muy pionera en materia de democracia interna. Establecía el principio de un hombre, un voto. Pero 20 años después ese principio es de común aceptación. Hoy los mecanismos de transparencia, de participación, de competencia democrática, de elección democrática de autoridades, están mucho más avanzados y están en la cultura de los partidos.

-¿Quiénes deben conducir ese camino?
-Los que deben tomar las banderas del liderazgo de esta iniciativa son los dirigentes más jóvenes de ambas colectividades, y simultáneamente de otras agrupaciones, sectores o personas que puedan confluir a este propósito. Lo que debemos hacer quienes tenemos más experiencia es apoyar este proceso, no protagonizarlo. Tenemos que estar dispuestos a empujar este camino, y las directivas de la UDI y RN tendrán que estar en condiciones de conducirlo.

-¿Qué rol debe cumplir el ex Presidente Sebastián Piñera en este desafío?
-Debe participar activamente. Cuando hablo de dar vuelta la hoja, lo estoy diciendo hasta el final. Estoy diciendo que todos contribuyamos a este esfuerzo. Estoy diciendo que dejemos atrás las diferencias y que asumamos una nueva etapa. El Presidente Piñera, junto con el resto de los que hemos actuado en los últimos años, debemos empujar este esfuerzo, y a él deben contribuir las personas jóvenes y quienes hasta ahora no se han sentido convocados con nuestra acción.

-¿Por qué no perseverar en la idea de una nueva coalición?
-Porque el esquema de coaliciones es el que ha fracasado en los últimos 20 años. Le hemos cambiado cinco veces el nombre, pero nunca funcionan como tal. Hasta ahora ni siquiera hemos sido capaces de nombrar un vocero común. No se pueden pretender resultados distintos haciendo lo mismo.

-¿Están recuperadas las confianzas que quedaron resentidas después de la última elección entre los principales dirigentes de su sector?
-Tal como dice el poeta cubano José Martí, «Subir lomas hermana almas». Las confianzas no se recuperan en la inacción. La única manera de recuperar las confianzas es trabajar juntos en un proceso paulatino, detrás de un proyecto político compartido.

REACCIONES

El diputado y vicepresidente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Gustavo Hasbún, dijo que la idea del partido único «no es mala», pero que la propuesta del ex candidato presidencial «no es la panacea». «Todos sabemos que lo importante no es tener un solo partido, ni dos, ni tres, si no que lo relevante es consolidar la unidad del sector político, en este caso la centroderecha»,  agregó.

Esta mediodía, el presidente de RN, Cristián Monckeberg, y el senador Allamand, se reunieron en un café de Las Condes para abordar la propuesta de este último sobre la creación de un partido único de centro derecha, siguiendo la experiencia de países como España y Francia.

Tras el encuentro, el líder de RN tomó con cautela esta idea recordando que «estamos complicados con un gobierno que no está haciendo bien las cosas, estamos complicados dentro de la propia coalición, tenemos una situación compleja que se está viviendo en la UDI, o sea, más complicados no podemos estar». (El Mercurio)

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