“Un triunfo de toda la oposición” más que de su partido, el republicano, ve Arturo Squella tras la salida del Giorgio Jackson del gabinete del Presidente Boric. El presidente del PR admite que a partir del viernes -en que además sus parlamentarios bajaron la acusación constitucional contra el el ministro- se descomprime la relación con el gobierno, aunque advierte que eso no significa aprobar las reformas que el Ejecutivo tramita en el Congreso.
La salida de Giorgio Jackson ¿podría considerarse como un triunfo republicano?
La salida la tomamos como una buena noticia para el país. Los republicanos, junto a toda la oposición, particularmente en el Congreso, en la Cámara de Diputados, hicieron su trabajo y lo seguirán haciendo frente a todos los casos que se están conociendo hoy.
¿Se llegó a algún tipo de acuerdo con La Moneda por la salida de Jackson y bajar la acusación constitucional en su contra?
La Moneda probablemente había recibido innumerables presiones de parlamentarios de izquierda y de centroizquierda para que no se viera frente a la dificultad de tener que enfrentarse a una acusación constitucional en donde, sin ninguna duda, les resultaba muy complejo apoyar al ministro Jackson. Me da la impresión de que eso fue lo que terminó gatillando una salida anticipada por parte del ministro Jackson.
¿Pero no hubo entonces contacto directo entre el Partido Republicano y La Moneda?
No.
Al anunciar que su partido baja la acusación constitucional contra Jackson, ¿no les da la razón a quienes dicen que es utilización política acusar constitucionalmente a los ministros de Estado?
El principal propósito que tiene una acusación constitucional es la destitución de una persona de un alto cargo que está ejerciendo o que tiene responsabilidades políticas y jurídicas en el ejercicio de su cargo. Con la salida, con la renuncia del mismo, se cumple el principal objetivo y, en consecuencia, la bancada de diputados decidió no presentar la acusación. Independiente de la decisión de la bancada, ya habiéndose cumplido el propósito de que el ministro Jackson saliera del ministerio, muy probablemente no estarían los votos de la centroizquierda que, si es que estuvieran en el cargo, efectivamente habrían contribuido a la destitución.
Claro, pero si es que hubiese méritos para acusar constitucionalmente al ministro, lo lógico es que esa acusación siguiera en pie aunque él hubiera salido de su cargo, ¿no?
Claro, pero la conclusión o el propósito que tiene una acusación constitucional es determinar las responsabilidades políticas y una eventual destitución. Distintas son las investigaciones administrativas y penales que están en curso y que efectivamente tienen que seguir adelante. En este caso, ya no habiendo, no pudiendo llegar a la destitución en vista de la renuncia, carece de sentido avanzar.
¿Pero quedaría pendiente entonces definir las responsabilidades políticas?
Desde el momento en que el Presidente de la República acepta la renuncia, en definitiva nos da la razón. Y desde ese momento entendemos, y todo Chile entiende, que se asume la responsabilidad política que tiene el ministro Jackson.
En relación a la acusación constitucional contra el ministro Montes, ¿espera que él también renuncie?
La bancada de diputados anunció a principios de julio el estudio de eventuales acusaciones constitucionales contra el ministro Jackson y el ministro Montes. En el caso del ministro Jackson se llegó a la convicción de que existían antecedentes suficientes para una presentación. No así en el caso del ministro Montes, pero no es correcto descartarlo en un futuro próximo.
Se criticó mucho a la oposición durante el gobierno de Sebastián Piñera de acusar a los ministros por un aprovechamiento político. ¿No se estaría haciendo lo mismo?
No, las acusaciones que se han presentado no solo por parte del Partido Republicano, sino que me atrevería a hablar por parte de toda la oposición, cada una de ellas ha contado con un respaldo y fundamentos jurídicos y políticos profundos, independiente de los resultados que se han tenido en cada una de ellas. Muy distinto a los casos que conocimos y que todo Chile tuvo la oportunidad de conocer cuando el Frente Amplio ejercía la oposición. En esos casos vimos cómo a ministros, por el hecho de tratar de volver a recobrar las clases escolares, trataban de destituirlos de su cargo. Cosas así jamás se podrían generar con la oposición que hoy día tenemos particularmente en la Cámara de Diputados.
¿Cuáles serían esas diferencias que usted menciona?
Las diferencias están a la vista, y no solo en la manera en que se ejercen las atribuciones de fiscalización, sino que en la manera en que se procede en todo ámbito de circunstancias. La desprolijidad, la incompetencia, la falta de conocimiento de los distintos procedimientos que han caracterizado a este gobierno confirman que no solo siendo gobierno, sino que también oposición, se actúa de una manera irresponsable. Y evidentemente se genera un mundo de diferencia entre la oposición que existía en el gobierno del Presidente Piñera versus lo que hoy día estamos viendo.
Usted cuestionó la salida de Giorgio Jackson, dijo que le pareció soberbia, incluso con una actitud de superioridad moral. ¿Qué hubiera esperado?
Yo creo que todo Chile tiene clara la transversalidad que tenía el interés por la salida del ministro Jackson, independiente de que fuera consecuencia de una acusación o por una renuncia. Hasta las personas más de izquierda sostenían que efectivamente le estaba haciendo daño al gobierno y, en consecuencia, al país. Desde ese punto de vista, lo que se habría esperado es que asumiera el error de no haber dado un paso al costado antes. Le habría ahorrado muchos problemas al gobierno y, en consecuencia, a la administración del país. Lo que vimos ayer fue una arenga amenazando a las personas que están haciendo su trabajo de fiscalización, no entendiendo cuál es el rol que tienen los diputados opositores, que tienen un deber constitucional de fiscalizar los actos de gobierno. Esperamos que esta salida del gobierno lo haga reflexionar y vea que, en gran medida, buena parte de los problemas que se han tenido, particularmente en la manera de relacionarse el gobierno con los distintos sectores políticos, se deben a esa soberbia.
La UDI y RN llevan tiempo haciendo presión para la salida de Jackson, pero no fue hasta el anuncio de la acusación por parte del Partido Republicano que finalmente ocurrió. ¿Esto es una demostración de fuerza al interior de la oposición? ¿En qué pie queda Chile Vamos ahora?
Yo creo que se está haciendo un buen trabajo de fiscalización, al igual que el Partido Republicano, y creo que en ese sentido, al igual que cada vez que hay un propósito mayor, las fuerzas de oposición, las distintas bancadas han demostrado tener la capacidad de trabajar en conjunto.
En esta oportunidad nos tocó presentar la acusación o anunciar la presentación de la acusación al Partido Republicano. Pudieron haber sido las bancadas de Chile Vamos. Sin ninguna duda, nosotros habríamos apoyado. La verdad es que acá da lo mismo quién ejerce, quién da el primer paso. Lo relevante es que, en definitiva, los malos ministros, para ver el ejemplo de la salida de Jackson, no sigan asumiendo un rol tan relevante como estar a cargo de un ministerio.
¿Cuánto cambia el clima político con esta situación?
Yo creo que descomprime la relación, particularmente entre el oficialismo y la oposición en el Congreso Nacional, pero en ningún caso se bajarán los brazos en la intensidad con que se investigan las múltiples causas que se han abierto desde la perspectiva penal y con sus consecuencias administrativas y políticas a lo largo de Chile. En eso se está trabajando muy profundamente, muy coordinadamente entre las distintas bancadas, y creemos que no hay que confundir la salida de un ministro con el mayor caso, la red de corrupción más importante sobre la cual tengamos registro en Chile. Vamos a seguir investigando y vamos a encontrar a todos y cada uno, o esperamos más bien que la justicia pueda dar con los responsables de todas y cada una de estas circunstancias que en las distintas fiscalías hoy día se están investigando.
¿Esto podría implicar un cambio en la disposición ante las reformas? ¿Deja al Partido Republicano de alguna forma “obligado” a ceder en ciertos puntos o a ser más flexibles en ciertos temas?
No hay relación entre el rol de fiscalización y el contenido que pueda tener, por ejemplo, una mala reforma propuesta por el gobierno. No porque salga un mal ministro, malas reformas se van a transformar en positivas. En ningún caso entendemos así la salida del ministro Jackson.
¿Pero al menos ayuda a un cambio de tono?
Nuestra disposición al diálogo siempre ha estado. Hemos sido muy claros en señalar que no estamos de acuerdo con el foco que les ha puesto el gobierno a las reformas, particularmente las reformas de pensiones y tributaria. Pero sin perjuicio de ello, siempre disponibles para conversar y escuchar lo que nos tengan que decir. Ahora, recordarle al gobierno que el lugar para que se generen esos diálogos es particularmente el Congreso Nacional. No tiene mucho sentido estar generando mesas de trabajo previas si es que tenemos ahí las distintas comisiones de la Cámara de Diputados y el Senado. (La Tercera)