La resolución del Tribunal de La Haya, ante la objeción preliminar presentada por Chile, ha caído como un balde de agua fría sobre algunos políticos chilenos, el contundente 14-2, con el que el tribunal se determinó competente ante la demanda marítima realizada por Bolivia fue celebrada en el país vecino como un gran triunfo, mientras que en Chile la presidenta Michelle Bachelet aseguró que «Bolivia no ha ganado nada», y que el territorio de nuestro país no está en cuestión.
Para el canciller Heraldo Muñoz «la votación es engañosa, pues está claro que los 14 jueces que integraron la mayoría, y más aún los dos votos disidentes, decidieron recortar el caso de Bolivia, sin tocar el Tratado de 1904, que es y ha sido nuestra prioridad», dijo a La Tercera.
Muñoz asegura que no se puede hablar de triunfos o derrotas en un fallo jurídico, pero que «uno podría decir que Bolivia ganó la formalidad del tema de la competencia y perdió en la sustancia del fallo, al rechazar la Corte un pronunciamiento sobre un supuesto derecho de Bolivia de acceso soberano al mar».
Pero el canciller era consciente de que la estrategia chilena podía no ser la más idónea, «sabíamos que la posibilidad de ganar la objeción preliminar era limitada en razón de las tendencias de la Corte en tiempos recientes. Pero no podíamos dejar de ejercer un paso procedimental al cual Chile tenía derecho. Y la verdad es que no nos arrepentimos para nada de haber dado ese paso. Hoy el contenido de la demanda boliviana es notablemente más reducido, pues, justamente, la impugnamos preliminarmente».
Además según Muñoz «la etapa de la objeción preliminar nos impedía desplegar todos nuestros argumentos políticos e históricos para no tocar el fondo del caso. Ahora, en esta nueva fase de continuación del juicio, vamos a utilizar la gama completa de nuestros instrumentos y argumentos jurídicos, históricos, políticos y comunicacionales».
Por su parte el agente de Chile ante La Haya, Felipe Bulnes, admitió que el fallo «no figuraba en mi lista de los más probables». Para Bulnes «comunicacionalmente algunos, sin darse cuenta, le han hecho un gran favor a Bolivia al declararnos derrotados, sumándose así a las celebraciones de Bolivia, la que, en la euforia, se está excusando de reconocer lo que pasó», señaló a El Mercurio.
FALLO POLÍTICO
Las principales críticas a la estrategia de Chile radican en no contemplar que más que una sentencia judicial hay un juicio político y que esta arista es fundamental, además otros critican la neutralidad del discurso internacional chileno, frente a la fuerte campaña que inició Bolivia, la que despertó la simpatía de diversos países y el apoyo latinoamericano.
Para el ex canciller y senador DC Ignacio Walker es necesario «dejar de lado un cierto tono de autosuficiencia y de mirar a Bolivia por encima del hombro. Cuando leí por primera vez la demanda de Bolivia me dije a mí mismo ‘esto va en serio’. No hay que confiarse», dijo a La Tercera.
Según el ex Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, un error fue no entender que «este es un proceso eminentemente político, no sólo jurídico. Y una forma de hacer política es utilizar una buena estrategia comunicacional», aunque reconoce que «el caso es difícil de comunicar, porque es muy complejo contrarrestar la imagen del débil versus el fuerte. La inclinación siempre está por el más débil».
El canciller Muñoz reconoce que era difícil apelar a una estrategia comunicacional con un discurso más político, pero que en la siguiente etapa «será distinto, aunque acorde a nuestra identidad, sin estridencias. También es importante precisar bien los contenidos de esa campaña. El relato internacional de Chile es un relato que no se puede reducir a unas pocas consignas efectistas. Lo que se debe proyectar es una imagen integral, de un país que desempeña un papel constructivo y serio en el sistema internacional y especialmente en Latinoamérica».