Su inconfundible voz dulce jamás hizo prever en Palacio que una de las DC más bacheletistas de toda la falange y que siempre ha sido reconocida en su partido por comulgar sin grandes dificultades con las ideas más progresistas de la Nueva Mayoría, terminaría siendo la protagonista de un gallito frontal con La Moneda. La timonel Carolina Goic no solo golpeó la mesa política del oficialismo esta semana, sino que puso a la Presidenta Michelle Bachelet públicamente contra la espada y la pared –la situación que menos le agrada a la Mandataria– al demandar un urgente cambio en el elenco gubernamental, que ayer se cumplió en su primera etapa con la renovación de subsecretarios y jefes de servicio.
Todo aquel que conoce o ha trabajado de cerca con Bachelet sabe que la Presidenta detesta ser pauteada, no solo eso, sino que lo considera un activo de su liderazgo político, lo que para muchos en el oficialismo y en el seno de su propia administración es entendido, la mayoría de las veces, como porfía, como una tozudez que la lleva a errar políticamente.
Literalmente, desde diciembre del 2015 que, a todo nivel en la Nueva Mayoría y La Moneda, se pedía insistentemente un cambio de subsecretarios y directores de servicio, asimismo de intendentes y gobernadores, como una medida indispensable para subsanar los problemas de gestión de que adolece la actual administración. A esa demanda se sumó, los últimos meses, la necesidad de cambiar la tríada de ministros de Palacio, que integran el jefe de Interior, Mario Fernández (DC), el de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre (PPD), y el vocero, Marcelo Díaz (PS), debido a la falta de conducción que ha caracterizado a este equipo, ya que muestra problemas serios de habilidad y peso político para manejarse ante la coalición.
La propia Goic la semana pasada, a raíz de la salida de Máximo Pacheco de la cartera de Energía, sentenció públicamente: “No es lo que esperábamos, es más bien acotado”, pero tras la derrota electoral de la Nueva Mayoría en las municipales del domingo agregó, tajante, que «se requieren señales contundentes de coherencia en el mensaje.. Si no se hace, estamos condenados al fracaso y pavimentamos el camino a un Gobierno de derecha».
No se quedó en eso, no fue a La Moneda ni domingo ni lunes y congeló la participación de su partido en el comité político, al menos hasta que esta tarde el Consejo Nacional debata sobre el estado y rumbo que tendrán las relaciones de la DC con el Gobierno.
En la DC no son pocos los que aplauden lo efectuado por Goic, dicen que está mostrando un liderazgo que “hace y arriesga”, que demostró “su fuerza política”, que desde la gestión de Adolfo Zaldívar –cuando por más de un año se negó a ir a La Moneda a las reuniones con Ricardo Lagos Escobar– nadie había realizado lo que ella, enfrentarse abierta y directamente a un Mandatario, a La Moneda, golpear la mesa, y que con ello, efectivamente, ha interpretado el sentimiento de la falange.
Su decisión, en todo caso, generó un fuerte ruido interno en el sector de la disidencia, la que se haría escuchar hoy en el consejo, porque consideraron que su jugada fue inconsulta, una reacción exagerada y un error optar por el congelamiento como respuesta a la caída de Luis Acevedo de la dirección del Registro Civil por el caso padrón, que por lo mismo tiene más olor a pataleta que a una convicción política real, ya que la automarginación no será por más de tres días. El ex presidente de la DC, Jorge Pizarro, lideró las críticas: «¿Es bueno patear el tablero para ganar respeto? ¿Alguien está en condiciones de lanzar la primera piedra (…). No hace bien creer que amurrándonos vamos a ser más escuchados. Somos todos grandecitos».
Parte de estas críticas, explicaron en el partido, se entienden en el nerviosismo y preocupación que generó en los “laguistas” que tiene la falange el duro golpe que la timonel le dio al ex Mandatario, al desahuciar su candidatura, como pocas veces se ha visto en un dirigente de la centroizquierda. “Aquí hoy la gente ha hablado con mucha claridad. Creo que la candidatura de Lagos no solo se hace cuesta arriba, sino que efectivamente está en condiciones muy difíciles», sentenció el lunes 24, al día siguiente de las municipales.
Pero quienes aplauden el gallito que ha liderado Goic y reconocen que la jugada “fue violenta” e inconsulta, ponen el acento en que el saldo para la senadora es favorable, porque obligó al partido a seguir su liderazgo y nadie, en el fondo, considera que el reclamo que ha hecho a nombre de la falange sea erróneo. No por nada varios en la DC tomaron nota de que Gutenberg Martínez –con quien Goic nunca ha tenido mucha cercanía ni ella es santa de su devoción– haya coincidido en plantear la deficiente gestión del Gobierno, al tiempo que la ex senadora Soledad Alvear optó por recalcar, ayer en Valparaíso, que ella siempre acata las decisiones de la directiva.
Con la performance de estas semanas, es bien factible que Goic logre ser aclamada en la Junta Nacional de enero y quedar ungida nuevamente como timonel, después que hace casi siete meses asumiera las riendas del partido tras la renuncia del senador Jorge Pizarro, que lideró por solo un año una cuestionada gestión interna. En efecto, en la colectividad reconocen que sus cartas apuntan precisamente a esa consolidación de su papel como conductora del partido, porque es el paso necesario para instalarse como la líder de la DC y de ahí catapultar su liderazgo.
La timonel esta tarde ingresará al Consejo Nacional con el bono político en su bolsillo del cambio en las subsecretarías, ya que en términos empíricos la falange aumentó solo en uno sus subsecretarios, pero en términos políticos se anotó un punto no menor: forzar la primera parte de un ajuste dilatado por meses.
En el seno de La Moneda ayer reconocieron que había una profunda molestia con Goic, que no entendían la jugada de una dirigenta que siempre fue vista como una aliada estratégica, y han caído pésimo en las más altas esferas de Palacio sus declaraciones, puntualmente aquellas en las que precisó que apuntó a dar «un remezón al Gobierno”, que “no puede pasar que sigamos en la inercia y el inmovilismo” y que “cuando nuestro electorado se resta de votar es una forma de protesta, entonces falta hacer una autocrítica que sea profunda y franca (…) espero que en los próximos días haya gestos concretos de que aquí se entiende la situación y se actúa en consecuencia y eso es lo que buscamos».
Más aún, porque desde entonces se instaló pública e internamente que el ajuste de elenco gubernamental era inevitable, con rumores al respecto que fueron escalando con las horas y días, hasta que finalmente ayer, pasadas las 15:00 horas, La Moneda descomprimió un poco la presión en el ambiente oficialista y anunció el cambio de seis subsecretarios y dos jefes de servicio.
En Palacio hubo especial interés por la tarde en poner el acento en que la Presidenta Bachelet siempre tuvo en mente hacer este ajuste después de las municipales y recordaron lo poco que le agrada ser presionada, razón por la cual desestimaron que la rebelión DC influyera en la decisión de implementar los cambios. Diversas fuentes coincidieron en que precisamente para sacar a la Mandataria de la incómoda situación de no tener margen de acción, es que se decidió aplicar la técnica del goteo, ir por etapas, ayer los subsecretarios y hoy posiblemente intendentes y gobernadores.
Con el mismo objetivo, un eventual cambio en el comité político –eje central de la demanda DC y del resto de la Nueva Mayoría– se trataría de dilatar al menos hasta la próxima semana, ejecutarlo lo más lejos del emplazamiento público de Goic y lo más cerca de la fecha límite del 19 de noviembre, para que den un paso al costado las autoridades que pretenden postular el 2017 al Congreso.
Merkel a la chilena
Con la performance de estas semanas, es bien factible que Goic logre ser aclamada en la Junta Nacional de enero y quedar ungida nuevamente como timonel, después que hace casi siete meses asumiera las riendas del partido tras la renuncia del senador Jorge Pizarro, que lideró por solo un año una cuestionada gestión interna. En efecto, en la colectividad reconocen que sus cartas apuntan precisamente a esa consolidación de su papel como conductora del partido, porque es el paso necesario para instalarse como la líder de la DC y de ahí catapultar su liderazgo.
“En general, Goic es muy querida en el partido y con esto será la dirigenta más valorada, la líder indiscutida del sentimiento DC”, explicó un ex dirigente del partido.
En Alemania, la canciller Angela Merkel no solo es la líder del Estado sino también de la Democracia Cristiana de dicho país (CDU). “El que gobierna es el líder del partido y viceversa, Goic quiere ser la Merkel chilena, trabaja para eso, no necesariamente para el corto plazo, si se demora cuatro años más no le importa”, sentenció un ex integrante de la mesa directiva.
En el Consejo Nacional de esta tarde no se espera una discusión fácil ni breve, que obviamente terminará con la redacción de un documento, una declaración pública que –confiesan– será “muy al estilo DC”: varios párrafos duros sobre lo “insuficiente” que es el ajuste de subsecretarios, la necesidad de profundizar la definición política y el equipo para la recta final del Gobierno, lo mal que ha sido tratada la colectividad en la administración bacheletista, pero con uno o dos párrafos finales en los que se hable de lealtad pero no obsecuencia, que quede claro que la DC “no va a tirar el mantel” de la Nueva Mayoría ni de su condición de partido gubernamental.
Para que el golpe en la mesa de Goic sea efectivo y no sufra un traspié político, es clave que dicha declaración sea unánime, que incluya a los disidentes y críticos que ha tenido la timonel, quienes poseen una presencia no menor en el consejo nacional.
El Mostrador/La Tercera