Hace pocos días, el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) publicó su último informe del cambio climático. Concluye que, de no reducirse las emisiones de gases de efecto invernadero inmediatamente, el objetivo global de limitar el calentamiento a 1,5 °C (respecto de niveles preindustriales) será inalcanzable. La evidencia científica recogida complementa lo que experimentamos todos los habitantes del planeta: temperaturas más altas, sequías prolongadas, incendios masivos, eventos climáticos extremos, derretimiento de hielos y destrucción de ecosistemas.
Hace dos años, IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos) publicó su último informe sobre la destrucción masiva de ecosistemas y pérdida de biodiversidad global. Este estudio científico es más preocupante aún, porque señala que la creciente pérdida de especies de flora y fauna es irrecuperable. Ello ocurre en todo el planeta, donde sufrimos un terrible círculo vicioso entre cambio climático, otros impulsores directos de la catástrofe ambiental, inconsciencia ciudadana y delincuencia.
Como especie responsable de la catástrofe ambiental global, tenemos una ventana de tiempo muy reducida —quizás solo hasta 2030— para disminuir y revertir algo la destrucción del planeta y de la gran mayoría de sus especies, incluyendo la nuestra.
En Chile, el Gobierno, el sector privado y las personas estamos cambiando lentamente nuestras políticas y acciones para lograr un desarrollo ambientalmente más sostenible.
El principal desafío es salir del estancamiento que se genera cuando el debate político se polariza y los actores políticos no son capaces de reconocer la realidad. Para esto necesitamos impulsar políticas racionales de desarrollo sostenible, en armonía con el medio ambiente. Proponemos doce medidas centrales para avanzar en la construcción de un Chile más sustentable.
1. Aprobar con urgencia la Ley Marco de Cambio Climático.
2. Adelantar el compromiso nacional de alcanzar la carbono neutralidad en 2050 a un año más cercano a los comprometidos por Alemania (2045) o Finlandia (2035).
3. Condición principal de lo anterior es cambiar más rápido la matriz energética, lo que incluye reemplazar transitoriamente el carbón por el gas natural, invertir en energías renovables e hidrógeno verde y sus combustibles derivados, con respeto a la institucionalidad (que, por ejemplo, aprobó la construcción de Alto Maipo).
4. Fomentar la electromovilidad, elevar los impuestos al uso de combustibles fósiles y desarrollar la nueva industria de hidrógeno verde y sus combustibles limpios derivados.
5. Fomentar la convergencia a una economía circular que recicle la mayoría de sus desechos.
6. Para mitigar los efectos de la megasequía (que probablemente sea permanente), mejorar la gestión en vez de nacionalizar las aguas, fomentar fuentes sustentables, cuidar las napas subterráneas, y construir embalses y plantas desaladoras.
7. Frente a los crecientes incendios forestales (provocados mayoritariamente por delincuentes), endurecer las penas a quienes los provocan, y aumentar los recursos y las capacidades de Conaf en la prevención y el combate de incendios.
8. Para proteger los bosques y la biodiversidad, endurecer las penas a los que roban madera, subsidiar la recuperación de ecosistemas en tierras públicas y privadas y fomentar la plantación de bosques nativos.
9. Fomentar aquella agricultura, ganadería y silvicultura que hace un mejor uso de la tierra, evite o reduzca el uso de fertilizantes, herbicidas y fungicidas, y respete o promueva la biodiversidad.
10. Proteger de la pesca insostenible y descontaminar los bordes costeros y los océanos, incluyendo la extensión de la Zona Económica Exclusiva de 200 a 1.000 millas náuticas.
11. Extender significativamente el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, más allá de sus 15 millones de hectáreas actuales, e iniciar una alianza público-privada de apoyo condicional a las reservas naturales de privados, para incentivar su significativa extensión.
12. Promover la descontaminación y limpieza de tierras, aguas y mares de Chile, a través de programas de impuestos y multas, y de subsidios y voluntariado.
No tenemos más tiempo, debemos actuar ahora.
Felipe Kast
Klaus Schmidt-Hebbel