Lo que para la Cancillería chilena se veía como una simple amenaza más del Presidente Evo Morales, se transformó ayer en una acción concreta de Bolivia contra nuestro país. El Mandatario paceño confirmó lo que había advertido sólo como una posibilidad el miércoles, durante la celebración del Día del Mar: La Paz presentará una nueva demanda contra Chile en la Corte Internacional de La Haya.
En paralelo al juicio en el que se busca obligar una negociación para otorgar un acceso con soberanía al océano Pacífico, la nueva arremetida apunta al uso de las aguas del Silala y al supuesto “robo” en el que estaría incurriendo nuestro país. “Hemos decidido (que) vamos a acudir a La Haya para que Chile respete nuestra agua en el Silala”, dijo ayer Morales, durante una actividad en Cochabamba. Y agregó: “Chile tiene que reconocer que nos está robando agua del departamento de Potosí”.
Sobre el Silala existen dos interpretaciones. Las visiones cruzadas derivaron en que el tema fuera incluido, en 2006, en la denominada agenda de 13 puntos. Bolivia sostiene que se trata de aguas manantiales -ubicadas en la Región de Potosí- que fueron desviadas artificialmente por nuestro país, por lo que el flujo natural no iría hacia Chile. Nuestro país, en cambio, argumenta que se trata de un río internacional, por lo que, por definición, sería de uso binacional.
En La Paz sostienen que las aguas fueron desviadas hace más de 100 años. Esto, luego de una concesión en 1908 -que después fue anulada por el gobierno boliviano- que se le entregó a la empresa chilena-inglesa The Antofagasta and Bolivia Railway Company Limited. Así, La Paz, que ha planteado este tema hace varios años, siempre ha buscado un pago retroactivo por el uso de esas aguas.
CONTRADEMANDA CHILENA
El anuncio fue analizado ayer por el canciller Heraldo Muñoz y algunos integrantes del equipo que asesora a Chile ante La Haya. El ministro de RR.EE., además, se comunicó con la Presidenta Michelle Bachelet para ratificar la decisión que él mismo había esbozado hace algunos días. Esto es, contrademandar a Bolivia por este caso, algo que venía siendo estudiado al interior de un departamento especializado de la Cancillería: la “unidad Silala”.
En todo caso, cuando Morales amenazó en el Día del Mar con la opción de presentar una demanda, desde la Cancillería señalaban que era sólo un discurso y afirmaban que, según la información recabada por esa cartera, estaría casi descartada la opción de que Bolivia concretara finalmente esta nueva demanda. Todo esto, bajándole el perfil al asunto.
Pero ayer, tras una serie de reuniones, Muñoz comunicó desde la sede de su cartera que Chile, una vez que La Paz formalice su nueva acción ante el tribunal internacional, presentará una contrademanda. Acusando una “política de hostilidad permanente”, el secretario de Estado dijo que “si se materializa una demanda respecto al uso de las aguas, en cualquier momento, Chile va a contrademandar a Bolivia para salvaguardar nuestros intereses”.
Sin embargo, no entregó detalles. El tema será abordado mañana, en una reunión entre Muñoz y Bachelet. Y el ministro también lo conversará con el consejo de ex cancilleres.
Fuentes del equipo chileno explican que la contraofensiva apuntará, entre otras cosas, a dos aspectos. Primero, se acusará ante La Haya que Bolivia no habría agotado todas las instancias internas antes de recurrir a un organismo internacional. En la Cancillería dicen que en 2009 se negoció un uso compartido de las aguas, pero que La Paz se retiró tardíamente de las conversaciones. “Se llegó a un preacuerdo, y a última hora Bolivia no firmó”, dijo ayer Muñoz.
Segundo, las mismas fuentes explican que en la contrademanda que presentará nuestro país se pedirá a La Haya que se ratifique al Silala como un río internacional. Ayer, el canciller sólo señaló que hasta 1997 Bolivia “reconocía” esa denominación para el Silala, “tal como está consignado en el mapa anexo del Tratado de 1904”.
En la Cancillería dicen que existen actas y minutas bilaterales que así lo demostrarían. Esto, además de un estudio aerofotogramétrico conjunto, realizado en 2001.
El jueves pasado, el canciller había respondido a las amenazas de Morales, mostrando un mapa anexo al Tratado firmado entre ambos países en 1904, en el que se señala que el Silala es un río internacional. “Este mapa es decidor, y es un antecedente muy importante para nosotros, porque Chile siempre ha defendido la integridad del Tratado de 1904, que fijó las fronteras de manera definitiva entre ambos países”, dijo ese día el ministro.
EL CASO DEL RÍO LAUCA
La situación se suma a las diferencias por el río Lauca. Éste, sin embargo, nace en el altiplano chileno, cruza a territorio boliviano y culmina en el lago Coipasa, pero La Paz ha acusado un desvío y una disminución del caudal que llega a ese país, tema que en 1962 provocó una ruptura de relaciones y que fue reflotado hace algunos años.
Para algunos, este aspecto podría incluirse en la acción de Bolivia o podría convertirse, incluso, en una tercera demanda contra nuestro país.
Conscientes de esa posibilidad, fuentes del equipo chileno dicen que el gobierno ha evaluado la opción de demandar a Bolivia ante La Haya por el uso del río Lauca.
En paralelo, hace algunas semanas Palacio Quemado recurrió a la Unesco para que fiscalice en terreno supuestas perforaciones para buscar agua por parte de empresas mineras chilenas. Esto, en territorio de nuestro país, pero muy cerca de la frontera, lo que -reclaman- afectaría las reservas hídricas que traspasan, de forma natural, a territorio boliviano. Así lo expuso a principios de febrero el vicecanciller paceño, Juan Carlos Alurralde.
Son justamente estos factores los que utilizan quienes piden que Chile se retire del Pacto de Bogotá, que le da jurisdicción a la Corte de La Haya: la idea sería evitar una nueva demanda a futuro, ya que al salirse de ese pacto existe un plazo de un año en el que nuestro país podría ser nuevamente demandado (ver nota en página 4), pero posteriormente a ese lapso se evitarían nuevas acciones judiciales. En todo caso, Chile tampoco podría presentar, bajo ese escenario, una demanda ante ese tribunal internacional. (La Tercera-Emol)