Chile frente a un mundo polarizado

Chile frente a un mundo polarizado

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Como “día de la ruina” calificó The Economist el anuncio de aranceles del Presidente Donald Trump el día miércoles. Lo que el Mandatario republicano había apodado “día de la liberación” ciertamente no ha sido percibido así por el resto del mundo. No sólo China sino también Vietnam, Indonesia, Taiwán y otras economías asiáticas fueron objeto de tarifas superiores al 30%. China ya ha anunciado tarifas de retaliación del 34%. Si bien Chile sólo fue afectado con una tarifa de 10% (el mínimo base) es indudable que en el panorama global la tensión geopolítica y comercial ha escalado a niveles más serios, y ningún país está completamente a salvo.

Para ponerlo en perspectiva, la tarifa Hawley-Smoot impuesta en 1930 después de la Gran Depresión implicó una tarifa promedio ponderada de 20%; las tarifas de Trump se estiman en más de 25%. Economistas e historiadores reconocen las tarifas Hawley-Smoot como un error que agravó la crisis, y las tarifas fueron desmanteladas pocos años después. En definitiva, al igual que hace un siglo, el proteccionismo regresa y el mundo se polariza.

Fuente: CNBC

Lo anterior es perjudicial para Chile, una economía pequeña y abierta al mundo que depende de sus exportaciones para crecer. El orden mundial de comercio libre y globalización en el que nos basamos para crecer durante las últimas décadas se ha debilitado. Los Tratados de Libre Comercio, como el que teníamos firmado con Estados Unidos, ya no son una garantía contra repentinas alzas arancelarias. Esto motiva una serie de recomendaciones de estrategia comercial para que Chile pueda desarrollarse en esta nueva realidad más adversa, las cuales resumo a continuación y el lector puede consultar en más detalle en el documento original de CIES UDD.

Lo primero es profundizar nuestros esfuerzos de integración comercial, en alianza con otros países y el sector privado, promoviendo políticas que defiendan el libre comercio. Esto conlleva promover una reactivación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y acelerar el potencial exportador con países con los cuales ya tenemos acuerdos. La reciente visita del Presidente Boric a la India esta semana para negociar un Acuerdo de Asociación Económica Integral (CEPA) merece reconocimiento. Es un paso clave para nuestro crecimiento y relaciones geopolíticas en un mundo con mayor incertidumbre. Los países del sur de Asia y el sudeste asiático, los principales afectados por los aranceles de Trump, constituyen un mercado con más de 2 billones de personas especialmente dotados para las nuevas tecnologías. Fortalecer nuestra relación comercial allí debe ser una prioridad.

Lo anterior no excluye las demás regiones del mundo. Es necesario continuar el esfuerzo comercial con los países árabes, en la línea del Acuerdo de Asociación Económica Integral firmado con los Emiratos Árabes Unidos en Julio del 2024. Países africanos como Sudáfrica o Marruecos deben ser prioridad en una estrategia más decidida en dicho continente. Todo esto debe ir acompañado de una reducción de las barreras no arancelarias en los países con los que comerciamos.

Reformas de políticas se requieren y con urgencia en muchas áreas. Las exportaciones verdes, una oportunidad para Chile en el futuro, deben ser facilitadas eliminando las actuales trabas. Estas incluyen las mentalidades que promueven el “decrecimiento”, las regulaciones que las impiden o retrasan y la llamada “permisología” que tanto se ha cuestionado en el debate público recientemente. Así, por ejemplo, corresponde acelerar las autorizaciones para explotar las “tierras raras”, permitir que el litio sea concesionable, crear una “fuerza de tarea” que se aboque a sacar adelante las exportaciones directas e indirectas relacionadas con el cambio climático, como el hidrógeno verde.

Reforzar las medidas para dar seguridad en las zonas rurales, combatir con eficacia los incendios que afectan a sectores tan relevantes como el forestal. La violencia de todo tipo es un freno a las exportaciones de alimentos.

Otra traba son las limitaciones que se están agregando a sectores exportadores de enorme potencial. Ejemplos incluyen la pesca, a la cual no se le está respetando el derecho de propiedad, o el salmón, agobiado por las regulaciones que lo frenan.

La política fiscal debe ser reformada dada su relevancia en el sector exportador a través del tipo de cambio real. Mientras mayor sea el ahorro fiscal tendremos un tipo de cambio más atractivo para exportar. El preocupante crecimiento de la deuda pública debe ser revertido para retomar un superávit fiscal estructural como el que tuvimos en las décadas exitosas de exportaciones en los 90 y 2000.

En resumen, vivimos una nueva realidad internacional tanto política como económica. Chile, como país pequeño y alejado de los grandes centros políticos y económicos, debe permanecer alejado de los conflictos globales y profundizar su integración al mundo. Con mayor razón si es un socio serio, que promueve la libertad y el Estado de Derecho, con exportaciones altamente valoradas por su necesidad, calidad y precio. No debemos cometer los errores del pasado cerrando nuestra economía o abanderizándonos en cada conflicto comercial. Por el contrario, debemos reforzar nuestro compromiso con el libre comercio y con las exportaciones como motor del desarrollo nacional. (El Líbero)

Cristian Larroulet Vignau

Académico CIES UDD