Si Chile es la “Arabia Saudita Solar” esto se confirmará en los próximos años, aunque ya es mundialmente reconocido su liderazgo. Para Bloomberg y BID, el país alcanzó el primer lugar en el desarrollo de energías renovables y, por lo tanto, en la lucha contra el cambio climático de la región, saltando de 952 MW en 2012 a 4.895 MW en 2017, donde la energía solar instalada es de 1.700 MW. El macro objetivo es alcanzar una matriz 100% limpia y renovable al año 2040.
A estas alturas, las Energías Renovables no Convencionales, ERNC, llegaron a un 18% de participación en la matriz energética nacional, con lo cual estas tecnologías adelantan su meta y se anticipan de seis a cinco años. Un logro sólo soñado por Al Gore, el ex vicepresidente de Estados Unidos y vocero del mundo en medio ambiente, que situó a Chile como ejemplo en uno de sus documentales.
Según un reporte para Chile del Natural Resources Defense Council, NRDC, y la Asociación de Energías Renovables, ACERA, “en cuanto a la creación de empleo permanente, directo e indirecto, se observa que el escenario ERNC crea un total de 7.769 empleos más que el escenario base en el horizonte del tiempo 2013-2028”.
A nivel de América Latina, la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y la CEPAL, anunciaron que un modelo energético sostenible generaría más de un millón de empleos en 2030. Ambos organismos recuerdan que “la región posee la mayor diversidad biológica del mundo y urge tomar medidas que protejan esa riqueza por medio de la descarbonización del sector energético y de la adaptación de un esquema económico circular. Además de las ventajas medioambientales, un cambio en esa dirección beneficiaría a la población al crear nuevos puestos de trabajo”.
De acuerdo a las proyecciones de la Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, dirigidas por Daniel Titelman y Fabio Bertranou, “una economía circular que promueva la reparación y reciclaje de materiales generaría 4,8 millones de empleos, también para 2030. Los nuevos trabajos en rubros como el reprocesamiento de metales y madera compensarían con creces las pérdidas en la industria extractiva. Pero una transición de esa naturaleza implica desafíos y necesidades que incluyen la capacitación de la mano de obra, así como políticas y marcos jurídicos adecuados para garantizar un empleo decente y justo”.
THE SOLAR FOUNDATION
En países desarrollados como Estados Unidos, la energía solar también ha generado más empleos que cualquier otra industria de ese país. Según el sondeo más reciente realizado por The Solar Foundation, “este ámbito suma puestos 17 veces más rápido que la economía general. En 2010 sólo hubo 93 mil puestos de trabajo, pero el sector ha experimentado un fuerte aumento y siete años más tarde un total de 260.077 personas han obtenido ocupaciones en este campo. El año pasado uno de cada 50 empleos nuevos estaba en la industria solar y los analistas esperan que continúe esta tendencia hacia el 2020, a pesar del arancel a las células solares importadas y un posible regreso al carbón”.
En Chile, se discuten políticas renovables y se definen como fuentes de ERNC a la eólica, la pequeña hidroeléctrica (centrales hasta 20 MW), la biomasa, el biogás, la geotermia, la solar y la energía de los mares. Con el objetivo de aprovechar las oportunidades que presenta el desarrollo específico de la industria solar se conformó en Corfo una Mesa Regional de Capital Humano, que quedó integrada por representantes de organismos públicos y privados.
Este espacio espera realizar un diagnóstico de las necesidades de fortalecimiento de capital humano para enfrentar los desafíos que presenta el desarrollo de la industria solar en la Región de Atacama. De esta forma, será posible responder oportuna y articuladamente a los estándares que exige el mercado, priorizando las necesidades más relevantes y acordando líneas de acción para abordar las brechas detectadas. No hay que olvidar que el Plan Estratégico Solar proyectó 45 mil empleos verdes para 2025.
Sólo la nueva etapa del proyecto solar Cerro Dominador, que proporcionará energía renovable de carga base al Sistema Eléctrico de Chile, generará un total de mil puestos de trabajo en los próximos dos años. Ésta será la primera planta de energía solar concentrada construida en Latinoamérica, con un total de 210 MW, con una combinación de tecnologías de concentración solar de potencia y fotovoltaica.
Mientras tanto, a nivel institucional, se crea la Agencia de Sostenibilidad Energética, cuyo objetivo es lograr una mirada más integral, aprovechando las sinergias entre eficiencia energética y otras temáticas como movilidad eléctrica, energías renovables, generación distribuida y energía distrital. Tampoco queda fuera la cogeneración en Chile, que usa el calor residual que se produce en la generación de energía eléctrica para generar agua caliente, logrando electricidad y aprovechando el calor.
Un ejemplo es el Hospital Regional de Coyhaique, que según los estudios de casos, ha logrado ahorros de $ 7 millones mensuales. A través de una serie de investigaciones se ha demostrado que existe un potencial notable para la utilización de tecnologías de cogeneración en Chile, dada la estrecha capacidad de generación eléctrica en el país conjuntamente con un alto crecimiento de la demanda futura. Probablemente la nueva forma de abastecimiento será energía térmica y eléctrica.
Hasta ahora, los proyectos de sostenibilidad energética han apuntado hacia el recambio masivo de alumbrado público en diferentes comunas del país por tecnologías más eficientes, LED. Además, ha destacado el desarrollo de la eficiencia energética en edificios de uso público, mediante la inclusión de medidas de cambio de tecnología u optimización de procesos, y el Programa Educativo Integral de Eficiencia Energética, que promueve su incorporación en el currículo escolar y en la cultura de los establecimientos educacionales.
El consumo de energía eléctrica en Chile ha aumentado fuertemente desde 1990, incrementándose en 319% en 23 años. Hacia 2030 se espera un alza entre 3,5% y 4% anual, cuando la demanda supere los 120 mil GWh/año. En consecuencia, la ejecución de proyectos y políticas que promuevan la eficiencia energética a nivel país permitirá lograr altos niveles de producción a un costo menor de energía, mejorando la innovación e incrementando el empleo.
El trabajo en esta área constituye una inspiración país que motiva a los trabajadores a realizar una actividad que les permita desarrollar sus propias habilidades y capacidades, así como aportar al bienestar de una sociedad mediante sus conocimientos en lo solar, eólico, hidráulico y hasta biomasa. De hecho, Chile se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 20% para el año 2020, lo cual requiere de un esfuerzo de cada ciudadano y de quienes participan en estas labores técnicas.
Entre las políticas requeridas, la publicación menciona las de protección social y de igualdad de género, además de aquellas que propicien el diálogo social. Además, se subraya que ya existen normas e instrumentos internacionales y nacionales que abordan la transición medioambiental y la creación de empleos. Sin embargo, tanto CEPAL como OIT, lamentan que no se menciona el diálogo social, «pese a que es un mecanismo para avanzar hacia un cambio justo». (DF)