El primer estudio de las imágenes capturadas por el rover de la Nasa, Perseverance, en Marte, confirmó que el cráter Jezero, que actualmente es una depresión seca y erosionada, fue un lago marciano.
El estudio fue liderado por científicos de la NASA y del CNRS francés, y, además, contó con la colaboración del investigador del Instituto de Geociencias (IGEO) Jesús Martinez-Frias. Los resultados de esta exploración saldrán hoy en la revista Science.
«Estos estudios geológicos de las rocas y afloramientos en Marte realizados por Perseverance confirman su importancia para determinar los ambientes marcianos antiguos y para establecer sus relaciones con el agua y condiciones de habitabilidad», explicó Martínez-Frías.
El coautor del estudio e investigador del MIT, Benjamin Weiss, comentó que «básicamente estás viendo este épico paisaje desértico. El lugar más desolado que se pueda visitar. No hay ni una gota de agua en ninguna parte y, sin embargo, están las pruebas de un pasado muy diferente. Algo muy profundo ocurrió en la historia del planeta«.
Perseverance aterrizó en el cráter Jesero el febrero pasado después de que las imágenes satelitales mostraran que este lugar era parecido a los deltas de los ríos en la Tierra.
Mientras los ingenieros de la NASA comprobaban el funcionamiento de los instrumentos del rover, dos de sus cámaras, la Mastcam-Z y la SuperCam Remote Micro-Imager (RMI), capturaron imágenes de gran resolución del lugar y de un relieve conocido como Kodiak butte.
El equipo científico del Perseverance recibió estas imágenes y las procesó. En ellas pudo observar distintos lechos de sedimentos. Los investigadores midieron el grosor, la pendiente y la extensión lateral de cada capa, y llegaron a la conclusión que estos sedimentos no habían sido depositados por el viento, sino por el agua en un lago, por inundaciones y otros procesos geológicos.
«Sin llegar a ningún sitio, el rover pudo resolver una de las grandes incógnitas, que era que este cráter fue una vez un lago. Hasta que realmente aterrizamos allí y confirmamos que era un lago, siempre fue una incógnita», cometó Weiss.
Los científicos resolvieron que estas rocas gigantes procedían desde el exterior del cráter o de varios kilómetros río arriba. Estas fueron arrastradas hasta el lecho del lago por una inundación que fluyó hasta 9 metros por segundo y movió hasta 3.000 metros cúbicos de agua por segundo.
Estas enormes rocas son el material depositado más reciente, mientras que los cantos rodados están sobre capas de sedimentos más antiguos, lo que indica que, durante gran parte de su existencia, el lago fue nutrido por un río que fluía suavemente.
El cráter sufrió un cambio climático del que aún no se tiene explicación, esto provocó que el lago se secara. Durante los miles de millones de años siguientes, el viento erosionó el suelo y creó el cráter Jezero.
Los científicos esperan conocer más sobre la evolución climática e hidrológica del planeta porque, los sedimentos del cráter podrían contener rastros de antigua vida acuática.
Perseverance en su próxima misión buscará lugares para recoger sedimentos y muestras que enviará a la Tierra para que los científicos busquen biofirmas marcianas. (Cooperativa-EFE)