De acuerdo a las estimaciones que presentó el Banco Central en su último Informe de Política Monetaria (IPoM), el crecimiento de Chile se ubicará este año entre 2,5% y 3,5%, una cifra mayor que el 1,7% que prevé para el cierre de 2014.
Pero las últimas turbulencias en los mercados internacionales y la baja del cobre -que sólo la semana pasada cayó 8%-, ponen esta meta cuesta arriba. De hecho, las estimaciones del mercado apuntan más bien a un crecimiento cercano al 2,6% para 2015. Además, algunos bancos de inversión ya han comenzado a advertir de los efectos que podría tener la caída del metal rojo en el PIB y por ende, en el déficit fiscal y la cuenta corriente.
Y estos factores no son vistos con preocupación solo por economistas y bancos de inversión, sino también por las clasificadoras encargadas de supervisar el riesgo soberano de Chile.
Gabriel Torres, vicepresidente senior de Riesgo Crediticio de Moody’s, señala que la desaceleración que ha experimentado el país durante el último año y medio, el clima de mayor incertidumbre y la caída en la inversión que aún no se recuperan, -y a lo que ahora se suma un menor precio para el cobre- apuntan a que Chile mantendrá bajos niveles de crecimiento este año.
«Nuestra última estimación de crecimiento para Chile en 2015 la hicimos hace unos cuatro meses y estaba en torno al 3,6%, pero en un próximo reporte seguramente lo vamos a bajar a algo más cercano a 3%, posiblemente menos», indica Torres, pero acotando que esto no afecta la clasificación soberana (en Aa3, estable) por el momento.
El experto plantea que lo que preocupa cuando se desacelera una economía no es el hecho en sí mismo, sino que eventualmente eso desemboca en un aumento del déficit y de la deuda, aunque aclara que no ve a Chile cerca de ese escenario.
Así, afirma que la desaceleración y un bajo precio del cobre son -a su juicio- los principales riesgos para Chile. «Sobre todo si se mantienen en el tiempo y obligan al gobierno a replantar sus decisiones fiscales de algún modo», plantea.
Fitch Ratings proyecta un PIB de 2,7% para Chile este año y de acuerdo a Shelly Shetty, senior director y encargada de Riesgo Soberano de Latinoamérica de la entidad, el país está bien posicionado para enfrentar un período de crecimiento y precios del cobre más bajos.
Con todo, afirma que un shock en el precio del cobre es un claro riesgo, ya que podría disminuir la actividad en el sector minero con efectos «colaterales» en servicios auxiliares como transporte y construcción. Y además, podría pesar aún más en la ya debilitada confianza empresarial.
«Un crecimiento y precios del cobre más bajos resultarían en reducciones en las estimaciones para la regla fiscal, lo cual significaría un trabajo más duro para cumplir con la meta de un balance estructural en 2018», complementa.
Una visión similar tiene Sebastián Briozzo, director senior de Clasificaciones Soberanas de Standard & Poor´s (S&P), quien afirma que, aunque ha estado en línea con otros países de la región, el crecimiento en Chile se ha desacelerado muy fuerte, por lo que su desempeño en los meses venideros será monitoreado «con atención».
Respecto al impacto de la caída del cobre, el experto postula que está lejos de afectar la nota crediticia del país. «Chile tiene cerca de 13% de su producto en ahorros externos y puede utilizar estas políticas contracíclicas en la medida en que hagan falta», destaca.
ANÁLISIS DE LAS REFORMAS
Los tres expertos coinciden en que aún es muy temprano para medir los efectos que tendrán las reformas impulsadas por el gobierno de Michelle Bachelet a nivel fiscal y, por ende, no ven cambios en la clasificación soberana a raíz de esto, «por lo menos por un par de años».
«Si las reformas llevan que de acá a unos años el crecimiento se mantenga bajo constantemente y eso se deriva en problemas fiscales, claramente eso es complicado», dice Torres.
Frente a los roces que han surgido entre el sector privado y el gobierno primero en la discusión de la reforma tributaria y ahora en la laboral, señala que no le preocupa, ya que es algo que sucede en todos lados. «Nos preocuparía más si esto lleva a que la inversión no aumente en los próximos dos años y el crecimiento se mantenga estancando», agregó.
Tomando el ejemplo de lo que pasó recientemente con la discusión de la reforma tributaria, Shetty postula que para no reducir la confianza empresarial las reformas tienen que incluir elementos para mantener incentivos a la inversión y el empleo.
«La reforma laboral ha generado incertidumbre de parte del sector privado en un entorno difícil, pero el proceso de negociación legislativa podría resultar en cambios que resuelven algunas de estas inquietudes», opina la experta de Fitch.
Finalmente, Briozzo ve de manera positiva que Chile se esté enfocando en cambios estructurales con miras a mejorar el crecimiento de mediano y largo plazo. Pero advierte que la agenda laboral debe ser más integral y con énfasis en los temas que tienen que ver más directamente con el crecimiento y que estimulen más la inversiones.
«Eso sería oportuno para acompañar este proceso con un crecimiento un poco más alto y -en ese sentido- la agenda no está tan clara», concluye. (DF)