Colombia anunció este domingo que impidió la entrada al país de aviones militares de Estados Unidos con migrantes deportados y se sumó a los pedidos de Brasil para que el gobierno de Donald Trump trate con «dignidad» a sus ciudadanos.
«Un migrante no es un delincuente y debe ser tratado con la dignidad que un ser humano merece. Por eso hice devolver los aviones militares estadounidenses que venían con migrantes colombianos», escribió en la red X el presidente colombiano, Gustavo Petro, que sólo recibirá a migrantes deportados en vuelos «civiles».
El presidente izquierdista, crítico habitual de Donald Trump, no precisó cuantos vuelos estadounidenses pretendían aterrizar en Colombia ni cuántas personas transportaban.
«No puedo hacer que los migrantes queden en un país que no los quiere; pero si ese país los devuelve debe ser con dignidad y respeto con ellos y con nuestro país», afirmó Petro. «En aviones civiles, sin trato de delincuentes recibiremos a nuestros connacionales. Colombia se respeta», añadió.
Una fuente de la Presidencia afirmó a la AFP que Estados Unidos no realizó el «debido proceso que se sigue en estos casos entre los países». Hay unos «requisitos para deportación que el Gobierno norteamericano no ha cumplido», añadió.
BRASIL DENUNCIA TRATO «DENINGRANTE»
Se trata del primer choque de Petro con Trump, quien asumió la presidencia el 20 de enero con promesas de mano dura contra la migración irregular. Las autoridades estadounidenses no respondieron de inmediato a las declaraciones del mandatario colombiano.
Pero el encargado de fronteras de Trump, Tom Homan, dijo en una entrevista al programa «This Week» de la cadena ABC emitida el domingo que los migrantes podrían ser enviados a un tercer país si los países de destino originales se negaban recibir vuelos. Desde la investidura de Trump, EEUU había deportado hasta ahora a migrantes irregulares a Guatemala y Brasil.
El gobierno del mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo el sábado que pedirá explicaciones a EEUU por el «tratamiento denigrante» de 88 personas deportadas la víspera que viajaron esposadas. Según relataron algunos de los migrantes a la AFP en Brasil, viajaron amarrados «de pies y manos» y pasaron varias horas sin aire acondicionado, sin poder beber agua ni ir al baño durante el vuelo.
Una fuente del gobierno de Brasil explicó que la deportación de este fin de semana «no guarda una relación directa» con la operación iniciada tras la asunción de Trump, sino que corresponde a un acuerdo bilateral previo que ya resultó en otras expulsiones en años previos.
ALIADOS REGIONALES PREOCUPADOS
Petro es uno de los mayores aliados de Lula y de la mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum. Pocos días antes de la investidura de Trump, Colombia firmó junto a Brasil, México y otros países un pronunciamiento en el que expresaban su «grave preocupación» por el anuncio de una deportación masiva de personas migrantes, una medida que consideran incompatible con los derechos humanos.
En apenas una semana en el poder, Trump ordenó varias medidas contra la migración ilegal, entre ellas deportaciones, el despliegue de tropas en la frontera con México y el arresto de 538 personas en situación irregular, según la Casa Blanca. Petro ha llegado a tildar de «peligrosos» los comentarios de Trump sobre Latinoamérica.
En la carrera por la presidencia, Trump se refirió a los migrantes como «salvajes», «animales» o «criminales». Petro suele culpar a los países desarrollados como Estados Unidos de la migración, alegando que sus políticas extractivistas han causado pobreza en las naciones en desarrollo.
Durante su gobierno, el importante paso migratorio por la selva del Darién, en la frontera con Panamá, rompió récords de registros de caminantes intentando llegar al norte del continente. Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia y sus fuerzas militares han cooperado desde hace décadas en la lucha contra las guerrillas y los cárteles del narcotráfico. (AFP)