Tras el balotaje para elegir al nuevo presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves lideraba los primeros resultados oficiales para relevar al actual mandatario, Carlos Alvarado.
Con el 93,5% de las mesas escrutadas, el exministro de Hacienda y candidato del partido Progreso Social Democrático había logrado 52,9% de los votos y le seguía el expresidente José María Figueres, del Partido Liberación Nacional, con un 47,11% y quien al poco tiempo reconoció su derrota.
Chaves, quien sirvió brevemente en el gobierno de Alvarado y recientemente se vio envuelto en un escándalo de acoso sexual que le costó un puesto en el Banco Mundial, fue la sorpresa de la primera ronda electoral en febrero.
Figueres gobernó Costa Rica entre 1994 y 1998 bajo el mismo bloque político que su padre, José Figueres Ferrer, que fue presidente en tres ocasiones.
Chaves y Figueres disputaron un balotaje en el que 42,72% de los electores convocados no asistió a votar. No se espera que la autoridad electoral declare a un vencedor el domingo, pues se tiene programado que el conteo definitivo inicie el martes.
«Costa Rica ha votado y el pueblo ha hablado, nosotros como demócratas que somos siempre seremos respetuosos de esa decisión. Felicito a Rodrigo Chaves y le deseo lo mejor», dijo Figueres el domingo por la noche ante sus partidarios en un hotel en San José.
«Quiero agradecer a todas las personas a lo ancho y largo de nuestro país que durante prácticamente un año nos han acompañado en este sueño por construir una Costa Rica respetuosa de los derechos de todas las personas», añadió.
Figueres aseguró que sigue pensando que Costa Rica vive una «profunda crisis» y que el país está en un estado de emergencia, por lo que mantiene su pretensión de ayudar a rescatar al país. Hasta el momento Chaves no se ha pronunciado.
Los dos hombres lideraron duras campañas que hicieron hincapié en antiguas controversias. Ninguno se acercó en la primera votación al 40% de votos necesario para evitar la segunda vuelta. Los últimos sondeos les mostraban en un empate técnico de cara a los comicios del domingo.
El politólogo Francisco Barahona aseguró que el poco entusiasmo de los costarricenses en esta votación tiene mucho que ver con el tipo de campaña, llena de ataques directos entre los candidatos.
«En los debates solo calentaron en confrontaciones de tipo personal, maltrato de uno a otro, no se profundizó en propuestas para resolver los problemas del país, los debates no ayudaron al electorado para motivarse», comentó el analista.
Para Barahona, la insatisfacción generalizada sobre la calidad de los dos candidatos será uno de los elementos que explique un esperable alto abstencionismo. «Para mucha gente es vergonzoso decir que va a votar por uno u otro, y muchos otros prefieren decir que no votarán por ninguno de los candidatos o simplemente no irá a votar».
En las primeras horas de la votación, la asistencia a las urnas fue variable, pues en algunos centros en San José hubo filas antes de la apertura de los centros, mientras que en otros los pasillos lucían con pocos votantes. El único incidente de relevancia del que ha informado el TSE fue la muerte de un hombre de 78 años en la localidad de San Rafael Abajo de Desamparados, al sur de San José, quien sufrió un infarto justo después de emitir su voto.
Aunque Costa Rica ha disfrutado de una estabilidad democrática relativa en comparación con otros países de la región, el público se ha sentido frustrado con los escándalo de corrupción política y el alto desempleo.
En la votación de febrero, el partido de Alvarado prácticamente desapareció del paisaje político y se quedó sin escaños en el nuevo congreso. Cuando se celebró esa primera vuelta, el país atravesaba un pico de contagios de covid-19, aunque los casos y las hospitalizaciones han remitido de forma considerable desde entonces. (Emol-APA-Reuters)