El economista de la Universidad de Duke, Dan Ariely, es doctor en teoría conductual y es experto en analizar cómo tomamos elecciones financieras; desde comprar donas hasta ahorrar para nuestra jubilación. Ariely se presentará mañana en Santiago en el seminario de SURA ASSET MANAGEMENT para conversar sobre este tema y en entrevista con PULSO entregó algunas claves sobre cómo opera el cerebro humano frente a una decisión.
¿Cómo controlar el riesgo?
-Hay que minimizar las decisiones irracionales. Buffett dice que somos nuestros enemigos. Nuestra naturaleza no es comprar barato y vender caro, hacemos lo contrario.
¿Y cómo tomamos decisiones de mercado?
-Básicamente hay dos tipos de decisiones que tomamos en relación a los mercados. La primera es sobre cuánto ahorrar, aunque la palabra ahorro es equívoca, ya que en verdad hablamos de gasto postergado. Entonces se trata de cuánto reducimos nuestro gasto actual para nuestro gasto tardío. El problema es que es muy difícil hacer esas decisiones, ya que el ambiente en nuestro entorno nos está tentando a gastar, ya sea el dueño de un café que quiere que compremos otro café, o lo mismo con una tienda de donas, o el dueño de una compraventa de autos quiere que compremos otro auto, o las tarjetas de crédito que buscan que gastemos más dinero. Entonces, enfrentados a decisiones de no gastar ahora para gastar después, a menudo fracasamos.
¿Por qué es tan difícil?
-Porque no sabemos qué haremos. No sabemos cuánto viviremos, ni qué necesitaremos. Si vemos algo frente a nosotros lo queremos. Es difícil resistirse, pero también es un reto identificar cuál es la asignación que le damos al riesgo. Si queremos ahorrar, no sabemos si hacerlo comprando acciones o ahorrando en bonos o en efectivo, o si compramos oro. Eso es muy difícil también, porque queremos maximizar los retornos, pero también queremos minimizar las pérdidas, que es otro componente y de paso queremos descubrir qué es lo mejor para nuestro bienestar.
¿A qué se refiere?
-Ahora mismo, en la industria, existe un enfoque mal puesto en el bienestar de las personas. Hay un montón de preguntas que le hacemos a la gente, como “¿qué sentirías si ganaras más dinero?” o “¿cómo te sentirías si perdieras dinero?”, pero la realidad es que con esto lo que tenemos son herramientas que estiman como uno se sentiría si ganara o perdiera más o menos y es como si el objetivo del mercado de valores fuese maximizar los sentimientos de las personas. Pero eso no es verdad. Lo que tenemos que hacer es descubrir cómo darle a las personas el mejor resultado posible, dado que tienen el deseo de no perder algo financieramente. Entonces, en relación a las decisiones financieras respecto a qué tanto riesgo tomar, muchas personas se equivocan sobre maximizar algo por cómo se sentirían si ganan o pierden, pero eso es un error también. Los asesores financieros debieran apoyar en esto.
¿Puede dar un ejemplo?
-Imagine a dos personas. A una no le importa el dolor y a la otra la asusta el dolor. Si el doctor decide operar a la primera y condenar a la segunda a una vida de pobreza diríamos que no, que les den analgésicos para que no sufran. Lo mismo pasa con las decisiones financieras. Para alguien que sufre mucho cuando ve pérdidas en la bolsa, no significa que los tengamos que condenar a una vida de pobreza, sino que hay que pensar en algo más que podamos hacer para que no sufran más, pero no debiéramos basar sus decisiones de toma de riesgo en esto.
¿Qué más ha cambiado en el mundo de negocios?
-La forma en que vemos las ganancias a corto plazo. Como individuos debiéramos revisar nuestro portafolio unas dos veces al año, pero la frecuencia de noticias es muy alta y la gente se enfoca en el ruido con mucho énfasis y toma malas decisiones, cuando de hecho sería mucho mejor si no prestáramos tanta atención a lo que pasa.
¿Qué piensa de las nuevas tecnologías en transacciones financieras?
-La realidad es que hay pocas noticias que suceden con tanta frecuencia, pero que permitamos que la gente transe con tanta facilidad permite que las emociones tengan un mayor impacto que el que deberían. Creo que todos deberían esperar 24 horas antes de poder ejecutar una transacción, así habría más decisiones a largo plazo.
¿Y sobre las transacciones de alta frecuencia?
-No creo que sean buenas para el mercado. Los mercados son importantes, pero hay que recordar que se tratan de capital a largo plazo y cuando hay ineficiencias a corto plazo algunas personas pueden tomar ventajas. Pero el rol del mercado tienen que ser a largo plazo y hay que enfocarse en eso. Ver el corto plazo es más apostar y menos invertir, por lo que creo que la gente estaría mejor sin ellos. La excepción más importante son las inversiones automáticas, por ejemplo si hay dinero extra y nos ayudan a mover dinero automático. Trabajan ayudándonos no a poner más atención, sino a poner menos atención y son más efectivas. (Pulso)