Tanto buenas razones como malas excusas no justifican eludir confrontarse en primarias competitivas entre todos los candidatos de derecha.
Que el electorado del sector sea juez de la mejor alternativa luego de expuestas y enfrentadas las legítimas posiciones. Lo anterior debe complementarse con una lista parlamentaria común.
Hacer lo contrario nos llevará, una vez más en la historia, como ocurrió en 1942, 1946, 1964 o 2005 (por mencionar solo los episodios más descabellados) a farrearnos la posibilidad del poder y posibilitar a la izquierda el estratégico control del Congreso Nacional y, quizás también, la Presidencia de la Republica.
La división del voto de derecha no es un asunto de mera aritmética, como algunos se empeñan en convencernos, sino una señal de la capacidad de gobierno que se envía a los chilenos. (El Mercurio Cartas)
Luciano Cruz-Coke
Senador